Marx y la Biblia
La propiedad privada en cuestión
Testimonio bíblico y patrístico
Desde por lo menos el siglo VI de nuestra era se ha excluido sistemáticamente de la consideración teológica y moral un hecho brutal: "al dar limosna" la Biblia lo llama "hacer justicia"
Por sólo citar algunos de los pasajes que se han resistido a toda tergiversación, véase Prov 10, 2; Tob 4,10; 12, 9; 14, 11; Dan 4, 24 y Mt 6, 1-2. No son los únicos, pero estos son inequívocos. Cuando nuestras traducciones occidentales escriben "limosna", no lo hacen con mala intención, pues efectivamente se trata de lo que hoy entendemos por limosna y ellas traducen para el hombre de hoy, pero el original dice "justicia".
Añádese Sir (-Ecl)3, 30;7, 10; 12, 3, cuyo original hebreo ha llegado a conocerse sólo recientemente; los siglos anteriores lo conocían únicamente por la traducción griega que, como nuestras modernas versiones, dice "limosna". Con la misma certeza habría que añadir también Sal 112,3. 9, pues es dogmatismo de Athur Weiser y de H. J. Kraus el querer interpretar la justicia de esos dos versículos como fidelidad a la alianza; tal dogmatismo cree que la Biblia no conoce más tema que la alianza; como veremos en las páginas 169-171, la teología aliancista pertenece a una época relativamente tardía dentro del antiguo testamento.
En el salmo 112, lo mismo que los otros pasajes citados, la Biblia llama "justicia" a lo que nosotros llamamos "limogna". Algunos exégetas han querido quitarle peso a este hecho apoyándose en las circunstancia de que los traductores griegos del antiguo testamento, los famosos Setenta, ocasionan alguna confusión traduciendo la justicia (sdaqah) unas veces por elemosine (limosna), otras por eleos (compasión) y otras por dikaiosine (justicia).
Pero, en primer lugar, esa circunstancia meramente traductoria no tiene por qué distraernos del hecho, desconcertante para occidente, de que la Biblia original a obras que nosotros estimamos de sola caridad y supererogación las califica como obras de justicia: es la misma sdakah que toda la Biblia ve transgredida cuando no se le paga su salario al obrero: véase, por ejemplo, Jer 22, 13. Y en segundo lugar esa circunstancia traductoria, en vez de quitarle peso al hecho brutal susodicho, lo pone mayormente de relieve: significa que aun a los Setenta los desconcertó.
Para la Biblia original se trata, en el acto que occidente llama limosna, de restituciones que alguien hace de lo que no es suyo. Y los padres de los primeros siglos del cristianismo lo vieron con claridad meridiana:
Dime, ¿de dónde te viene a tí ser rico, de dónde recibiste la riqueza; y ése ¿de dónde la recibió? Del abuelo, dirás, del padre. ¿Y podrás subiendo el arbol genealógico, demostrar la justicia de aquella posesión? Seguro que no podrás, sino que su principio y su raíz han salido de la injusticia (Juan Crisóstimo In I Tim 562-563. No digas: gasto de lo mío, disfruto de lo mío. En realidad no es de lo tuyo, sino de lo ajeno (Ib., In I Cor. PG 61 86)...
Jerónimo comenta así la expresión de Jesucristo: "dinero de injusticia" (Lc 16, 9)
Y sabiamente dijo: con el injusto (dinero), pues todas las riquezas descienden de la injusicia y, sin que uno haya perdido, el otro no puede hallar. Por eso me parece a mí que es verdadero aquel proverbio común: "el rico o es injusto o es heredero de un injusto(Jerónimo, Carta 120, PL, 22, 984).
Basilio el Grande piensa de la misma manera:
¿Es que se va a llamar ladrón al que desnuda al que está vestido y habrá que darle otro nombre al que no viste al desnudo pudiendo hacerlo? Del hambriento es el pan que tú tienes; del desnudo es el abrigo que tienes guardado en el armario; del descalzo es el calzado que se está pudriendo en tu poder; del necesitado es el dinero que tienes enterrado (Basilio, Homilía sobre Lc PG 31, 277).
Ambrosio enseña lo mismo en fórmula de precisión insuperable:
No le regalas al pobre una parte de lo tuyo, sino que le devuelves algo de lo que es suyo.(Ambrosio, De Nabuthe: PL, 14, 747)
Ver: José P. Miranda, Marx y la Biblia. Crítica a la filosofía de la opresión