Misa de la Tierra sin males



Memoria penitencial
Blanco
Nosotros te esclavizamos
nosotros te sepultamos
en la oscuridad de las minas.
Doblegamos tu cuerpo
sobre los cañaverales.
Y te arrojamos contra
los árboles amados,
para cortar madera,
cortando tu espíritu,
el cerne de tu Pueblo

Indígena
Mi tiempo era el Día y la Noche,
el Sol y la Luna,
las Lluvias y los Vientos generales,
mi Tiempo era el Tiempo sin horas.

Oración de San Francisco
(Cont.)

Señora Pobreza,
Perfecta Alegría,
andan en los libros
más que en nuestras vidas.

Hay muchos caminos
que llevan a Roma.
Belén y el Calvario
salieron de rota.

Nuestra madre Iglesia
mejoró de modos,
pero hay mucha curia
y carisma poco.

Frailes y conventos
criaron vergüenza,
más en sus modales
que por vida nueva.

Tecnócratas muchos
y pocos poetas.
Muchos doctrinarios
y menos profetas

Firmas y escritorios,
armas y conventos
planean la Historia,
manejan los Pueblos...

Espiritualidad de la Liberación
El reinocentrismo es la clave de nuestra espiritualidad, como lo es el propio ser de la Iglesia. "Solamente el Reino de Dios es absoluto. Todo el resto es relativo", proclama categóricamente Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi, 8 . Por el Reino y para el Reino ella existe... "Venga tu Reino" (Mt 6, 10) es la pasión y el programa de Jesús de Nazaret...el Reino es la propia Historia de la Salvación, porque la Salvación, la Liberación integral (del hombre/mujer ya aquí en la historia) es la realización del Reino de Dios.
Un serio examen de conciencia constante, que es práctica canonizada en la más legítima espiritualidad cristiana, nos obliga a revisar siempre a la luz del Reino nuestra propia espiritualidad: ¿mi vida, mi oración, mi familia, mi trabajo, mi acción política, mi pastoral, mi ocio están orientadas a él?...

Confesión de fe del Pueblo de Dios

Te sentimos presente,
como "el cercano y el próximo"
en nuestro caminar libertador.

Te descubrimos en cada rostro
de hombre, mujer, indígena, negro,
mestizo, blanco, niño, anciano,
y en la luz y en la tierra y en las aguas.
Y te acogemos en todos los pobres
y marginados del mundo
como el gran Necesitado de nuestro amor.

Confiamos en la fuerza y en el júbilo de tu Espíritu,
que nos sustenta y nos impulsa
y nos hace cantar y danzar
y nos lleva por las veredas de la utopía,
a pesar del dolor
y contra el imperio de la destrucción.
Sabemos que vencerás los ídolos de la muerte,
adorados en el lucro y en la prepotencia,
asesinos de millones de vidas
de niños y adultos,
en nuestro Continente y en todo el Tercer Mundo...
P. Casaldáliga, Al acecho del Reino y
Espiritualidad de la liberación

Ed. Utopía Madrid
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