Misa de la tierra sin males
Centroamérica Nuestra
En este texto Pedro Casaldáliga es uno más de los obispos que están interesados en la causa común de Centroamérica: sus Pueblos, sus Iglesias. Por esos Pueblos, por esas Iglesias pasa el futuro próximo de nuestros Pueblos e Iglesias, en toda esta Patria Grande.
Como un volcán en tí,
la paz de la Justicia.
Bandera de los Pobres,
como un viento de luchas,
la Libertad, en tí.
Centroamérica nuestra,
toda en dolor de parto,
futura como el Reino,
diario como el llanto.
Maíz de tierra y sangre madura, la Esperanza.
Amor en cada piedra, tatuada de Historia.
Tortilla compartida, la Pascua verdadera.
Eje del Mundo Nuevo,
¡Centroamérica nuestra!
Calladla, eruditos, fariseos.
Dejadla en paz, los grandes invasores.
Veladla, de rodillas, los pequeños.
(Dios la tenga en sus manos, día y noche,
como un pájaro en vuelo).
Que nadie aborte el sueño que late en la montaña.
Que nadie apague el fuego que dora de promesa
de las lonas del exilio.
¡Que nadie vista el día
desnudadamente nuestro
que nace de la noche de Centroamérica!
(TEP)
Contra toda esperanza y contra todo poder, y por causa del Resucitado que fue muerto y está vivo, yo creo firmemente en la resurrección de Centroemérica.
Niña precoz,
hermana primogénita
de la liberación
que se conquista.
¡Niña novia del Día prometido,
bautizada en la sangre,
grávida de Esperanza
y violada!
Quiero abrazarte, América,
por tu cintura ardiente,
¡Centroamérica nuestra!
(EDP, 180-183)
Pedro Casaldáliga, obispo
Al acecho del Reino
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A los 80 años, el oispo Pere Casaldáliga, escribe Federico Mayor Zaragoza, ex-director general de la Unesco, representa la cristiandad genuina, la que respeta la igual dignidad de todos los seres humanos, la de las manos tendidas, la de la extrema austeridad, la sencillez perseverante, la entrega y el desprendimiento.
Para convivir, compartir, desvivirse. Como Cristo, que se des-vivió por los demás, ha escrito en uno de sus versos:
"¿Qué dareis por sacramento,
si no os dais en lo que deis?"
¡Qué bien si se lograra, al menos, un término medio entre su sombrero de paja y la mitra orlada de piedras preciosas del Vaticano! Podemos comprender que, en determinados contextos históricos, se ofrecieran a la Divinidad grandes monumentos, edificios, oro, perlas, riquísimos encajes y bordados...pero ahora sería acercarse a la palabra de Jesús si los máximos ministros de la Iglesia se situaran como Pere, con Pere, en la vanguardia de la justicia y la caridad. Don Pere, como el acero, afilado pero no frágil, como los juncos de Sao Felix do Araguaia.
En 1968, cuando aún la juventud de la posguerra europea luchaba por unos ideales con los que construir un mundo nuevo. Pere, misionero claretiano, llega al corazón del Mato Grosso después de un largo viaje a través de la selva, Sao Félix, sin luz, sin agua, sin cloacas, sin teléfono...y por ello, Casaldáliga, "mientras la Iglesia pretendía hacer misión redentora, el pueblo reclamaba escuelas, trabajo, un techo...todo estaba por hacer y sólo contábamos con nuestras manos".
(F. Mayor Zaragoza, en Pedro Casaldáliga. Las causas que dan sentido a su vida
Ed Nueva Utopía, Madrid 2007.
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Por un mundo más justo
Pere Casaldáliga,
misionero claretiano en Brasil y firme defensor de los derechos
de los empobrecidos ha apoyado nuestro partido con un breve poema
muy esperanzador. Dice así:
"Nuestra hora"
Es tarde
pero es nuestra hora.
Es tarde
pero es todo el tiempo
que tenemos a mano
para hacer futuro.
Es tarde
pero somos nosotros
esta hora tardía.
Es tarde
pero es madrugada
si insistimos un poco.
Ramiro Viñuales
en el homenaje a Salvador Soler
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