El Mito de la Globalización Neoliberal
"Allí donde la propiedad es un derecho individual
y donde el dinero sea la medida universal
jamás podrá reinar la justicia
y la prosperidad social" (Tomás Moro)
2.6. DE LA POSTMODERNIDAD A LA UTOPÏA
Las utopías contrarias a la sociedad neoliberal
La ciencia, la técnica, la producción ingente, la industrialización, la burocracia, el militarismo...son elementos que se nos han ido revelando como peligrosos, dado el riesgo permanente en el que introducen al planeta de cara al equilibrio ecológico, la paz, la subsistencia de millones de personas, en definitiva de cara al principio de la vida. No hay modo de huir, nosotros hemos creado esta sociedad y ahora tenemos que tomar las riendas y hacer un cambio, un giro en nuestro estilo de vida.
"Tenemos que"; el deber ser, aparece exigiendo un cambio de actitudes, de valores, pero cayendo en la cuenta de que siempre que apelamos al deber ser, a la elevación moral de las conciencias como solución, estamos ante la llamada a la libertad y la responsabilidad personales. Y es en el ámbito de la necesidad de dicho cambio, ante las amenazas de nuestra sociedad, donde hoy se encienden los corazones y se dispara la imaginación proponiendo alternativas de existencia.
La utopía de los mínimos para todos
La utopía neoliberal es una utopía limitada a los ricos de este mundo: para ese 23% de la población mundal que disfruta del 80% de los recursos. Por tanto, no mantengamos los máximos para una minoría, sino aseguremos unos mínimos para todos. Frente al deseo egoísta de asegurarse la mejor porción para sí, se trata de mirar solidariamnete hacia los que tienen menos que nosotros. Todo ello está ligado a una mayor elevación moral, o dicho en términos políticos, a la profundización domocrática, con un sentido de la responsabiliad ciudadana, de la participación y de la búsqueda del bien común.
Esto exige un nuevo tipo de ciudadanos, que se implique en los problemas de la sociedad humana. Es necesaria la capacidad de sacrificio por los más desfavorecidos, ver al otro en necesidad y ser capaz de compartir, pues sin sensibilidad para la desigualdad y la injusticia, no hay posibilidad para llevar a cabo las condiciones sociales para un cambio de vida personal y social, que garantice los mínimos para todos.
La Utopía de la diferencia
Nuestra situación actual es un tanto peradógica; por una parte vivimos la uniformización universal impuesta por el Mercado Único, y a la vez, la necesidad de reafirmar nuestra identidad cultural, amenazada por la masificación de los hábitos sociales. Así surgen reacciones de búsqueda de identidad, valorando lo de unos y la diversidad de los otros, pero éstas chocan con las posturas de búsqueda de seguridad a cualquien precio, afirmando lo propio (nacional, político, religios, ideológico, etnico...) de modo fundamentalista.
Ante este problema surge hoy la utopía de la diferencia o del multicularismo sano. Se trata de vivir con conciencia y aprecio la diversidad cultural; aceptar y valorar la diferencia de cada uno. Esto se irá consiguiendo a través de un proceso educatvo, moral y político-social donde se une el aprecio y el descubrimiento de lo humano de los otros. El multucularismo sano vive la igualdad en la diferencia.
El futuro en este sentido es esperanzador, pese a los numerosos tropiezos, a nivel institucional y político, que hay que superar para avanzar en el reconocimiento efectivo de los derechos de minorías y grupos diversos.
Ver:El Mito de la Globalización
Neoliberal
Desafíos y Respuestas