Nueva Teología Política Europea (curso)

Capítulo Quinto

Teología política y secularizacion
(continuación)

8.2. Un lenguaje cultural no religioso

(cont.)
El no tener en cuenta la evolución de la humanidad y seguir hablando de Dios en categorías anteriores a ella, es para Schillebeeckx la causa de que los hombres de hoy no entiendan nada de lo que se dice. Esto explica la preocupación también de Metz por determinar la fe según los postulados del hombre moderno, como ha repetido muy insistentemente.

Es decir, si el hablar hoy de Dios incluye que se diga algo significativo, como hace el lenguaje bíblico, y, sin embargo, se sigue hablando con categorías que no tienen esto en cuenta, lo lógico es que este hombre reciba tal discurso como absurdo y carente de significado para su experiencia humana o como algo que está en contradicción con los anhelos más profundos de su vida.

Es decir ¿cómo repercute esto entre los creyentes? Pues estos tienen la sensación muchas veces de que hay que seguir manteniendo como verdaderas una imagen del hombre y del mundo que en la vida ordinaria se consideran ya sin sentido. La contraposición Dios hombre, Dios mundo en que nos hemos movido carece ya de sentido. Un cristianismo que se mantenga fiel a sus principios y quiera ser significativo, descansa hoy en la entrega radical al mundo, por solicitud hacia todos nuestros hermanos los hombres y las mujeres, en la lucha contra todas las formas de mal y de injusticia.

El que cree verdaderamente en las promesas del Dios bíblico que encarnó Jesucristo está firmemente convencido de que edificar el mundo y la sociedad en justicia y libertad es conditio sine qua non de la fe en Dios. Su fe descansa como sobre roca en que "la gracia del reino de Dios se manifiesta en el reino de los hombres: un reino de justicia, de amor y de paz, un reino en el que no habrá ya males ni miseria, y en el que se enjugarán todas las lágrimas" (2 Pe 3, 13; Ap 21, 4) .

El concilio Vaticano II se propuso desde el principio, como venimos viendo, reconciliar a la Iglesia con el mundo del modo explicado. Así se pone de manifiesto en el Decreto sobre ecumenismo, sobre los medios de comunicación social, Declaración sobre libertad religiosa y sobre religiones no cristianas. Finalmente, en Gaudium et spes la Iglesia viene a decir: yo acepto y amo a este mundo tal como es. No es que apruebe todo lo que me ofrece, pero fiel al Señor y a su evangelio quiero ayudarle a ser verdaderamente mundo y a servirle de todo corazón.

La esposa de Cristo entra así en una nueva relación con el mundo muy distinta a la que mantenía en la antigua cristiandad. El mundo ha adquirido, pues, su plena autonomía y la Iglesia sigue siendo ella misma con sus estructuras y metas propias .

Consecuentemente, el cristiano que vive de manera adulta su fe sabe que el compromiso activo en la sociedad y en el mundo de los hombres, que es tanto como decir el compromiso político, está adelantando el eschaton final del reino, que trata de abrirse paso con verdaderos dolores de parto. Pero la esperanza de ese reino absolutamente nuevo le motiva para oponerse a todas las contradicciones que asolan al mundo; en su esperanza inquebrantable sabe que así hace presente la actuación de Dios en el mundo y su solicitud por el hombre.

Leyendo en un sentido dinámico las Escrituras, estos cristianos son conscientes de que el reino de Dios se realiza a la vez que la historia.

Sin embargo, esta interpretación y vivencia del mensaje cristiano es considerada muchas veces como temporalismo y horizontalismo por ciertas corrientes espiritualistas, sin embargo, el que cree firmemente en las promesas de Dios sabe comprometerse en la edificación de otro mundo alternativo al que tenemos, permaneciendo junto a Dios.

Incluso experimenta que la oración le envía ininterrumpidamente hacia la historia del mundo como lugar de encuentro con Dios. Un teólogo nada sospechoso de temporalismo ha escrito a este respecto:

"Si yo falto al amor o si falto a la justicia, me alejo infaliblemente de Vos y mi culto no es más que idolatría. Para creer en tí, debo creer en el Amor y en la Justicia; y vale mil veces más creer en estas cosas que pronunciar tu nombre. Fuera de ellas es imposible que yo alguna vez te encuentre y aquellos que las toman por guía están en el camino que les conduce a tí" .

En la época inmediatamente posconciliar los pastoralistas criticaron el ritualismo sacramental y la espiritualidad piadosa sin implicaciones políticas y económicas, que nos han conducido a un "peligroso conformismo religioso" . Incluso a lo que los más radicales han llamado "muerte de Dios", cuyo origen suele ponerse en el diagnóstico que hizo Bonhoeffer sobre su época en unas famosas cartas desde la prisión en el campo nazi de 1943 a 1945. Este es el tema del siguiente capítulo.

Bibliografía
E. Schillebeeckx, Los hobres relato de Dios, Salamanca 1990
Y. Congar y Peuchmaurd, La Iglesia en el Mundo de hoy, Madrid 1970
H. de Lubac, Sur les chemins de Dieu, Auber 1956
C. Floristán-L.Maldonado, Los sacramentos, signos de liberación, Madrid 1977
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Cristianismo y Secularidad
Manual de Nueva Teología Política Europea

Ed. Tirant Lo Blanch, Valencia 2007
Por Francisco Margallo
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