Los Santos fueron seres humanos



Un pueblo oprimido y reprimido

Los defectos de los santos

No hay por qué omitir las debilidades de los santos. Es saludable comprobar que quienes están en los altares son seres como nosotros, de carne y hueso. Cuando Jesús enseñaba, las muchedumbres se entusiasmaban o se enfadaban pero nunca se dormían.

El Evangelio empezó a perder su eficacia cuando el cristianismo pasó de ser una religión perseguida a religión impuesta y la religión se convirtió en programa. Poblaciones enteras se hicieron cristianas porque sus monarcas, por interés político, decidían convertirse en cristianos.

A lo largo de los siglos han existido personas que han descubierto y vivido la belleza y la plenitud del mensaje evangélico y lo han transmitido hasta nosotros. Es el caso de los santos (los canonizados)y el de tantas personas que están en el cielo.

El mensaje de Jesús no le quita nada al ser humano, no le disminuye, sino que le permite alcanzar en esta existencia terrenal una dimensión de vida definitiva y, por eso, divina. La gran mayoría de los no creyentes rechazan al Dios de la religión, fruto de la proyección de las frustraciones, de miedos y de las ambiciones de los hombres. La clave del mensaje cristiano es el amor y el perdón.

"Voces, voces. Escucha, corazón mío, como antaño sólo / escuchaban los santos...", decía el poeta Rainer Mª Rilke en la primera de sus Elegías de Duino. ¿Y qué "escuchar"? La voz de Dios. Porque ahí reside el significado de nuestra existencia: en saber escuchar la voz de Dios. Y la actitud de escuha exige un mínimo de recogimiento, una búsqueda del silencio y diálogo interior. La vida de los santos es su oración. Ir aprendiendo a perfeccionar la escucha hasta no desear otra cosa que una brizna de esa voz.

Y con frecuencia esa voz se escucha en el silencio. Santa Teresa de Jesús decía: "Alma buscarte has en Mí y a Mí has en tí".

Cuando hables procura que tus palabras sean mejores que el silencio, porque el silencio es el único amigo que jamás traiciona y en el silencio solo se escucha lo esencial.

Escucha en el silencio y serás sabio y no rompas el silencio si no es para mejorarlo. Si tienes palabras más fuertes que el silencio habla. Si no las tienes, entonces guarda silencio.

Porque solo el el silencio el ser humano logra escuchar en lo íntimo de la conciencia la voz de Dios, que verdaderamente lo hace libre. El silencio es eterno.

"La santidad consiste en una disposición del corazón que nos hace humildes y pequeños en los brazos de Dios y confiados -aun con nuestro cuerpo- en su bondaz paternal"(Santa Teresita
de Lesieux.

Oración

Vuelvo a Tí, Dios mío, cansado de peregrinar
fuera de Tí, y agobiado por el grave peso de mis males.
Lo he visto; lo he experimentado: lejos de Tí no hay
abrigo, ni descanso, ni bien alguno que sacie los
deseos del alma que creaste. Heme, pues, aquí,¡oh Dios
de mi saluz! Perdóname y ábreme las deseadas puertas de
tu casa. Amén.
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Nada te turbe, A Jesucristto sigue
con pecho grande,
y, venga lo que venga
nada de espante.
nada te espante, ¿Ves la gloria del
mundo
todo se pasa, es gloria vana;
nada tienes de estable,
todo se pasa.

Dios no se muda Sapira a lo celeste,
que siempre dura;
Fiel y rico en promesas,
Dios no se muda.


La paciencia
todo lo alcanza;
Quien a Dios tiene
nada le falta:
sólo Dios basta.

Eleva el pensamiento,
al cielo sube,
por nada te acongojes,
nada te turbe
Santa Teresa

Ver: José Manuel Coviella Corripio
Los santos fueron seres humanos
S. Melchor de Quirós
Ediciones CyC
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