Los Santos fueron seres humanos
Breve alusión biográfica de Melchor
(Cont....)
El año 1848 es de una gran crisis económica y social. Crisis que inunda a toda Europa. La desamortización de Mendizábal(1835-1838), supuso el fin para los conventos.
Algunos, sin embargo, por su servicio grauito, fueron respetados. Uno de esos fue el Colegio de Ocaña, en Toledo. Fundado por los dominicos en 1527, convertido en Colegio-Seminario en 1830. Pertenecía a la provincia del Rosario en Filipinas. Fue un gran centro de formación de misioneros.
A mediados de julio de 1845, con 24 años y medio, Melchor abandona la ciudad de Oviedo con el fin de ingresar en el convento de Ocaña (Toledo). Aquí toma el hábito de Santo Domingo de Guzmán un año después. Su intención y el lugar de la preparación le predisponen a consagrarse a las misiones en Indochina. El 29 de mayo de 1847 es consagrado sacerdote. Melchor habia ingresado en el convento de Ocaña con la carrera de teología ya terminada.
Su etapa de estudios en Ocaña, antes de ordenarse sacerdote fue por ese motivo, breve, preparando el viaje a Filipinas y completando su fornación dominicana No le fue posible visitar a sus padres, familiares y amigos en Asturias antes de partir.
Así escribía:
"...Pocos días antes estaba arreglando mis cosas para hacer a ustedes una visita, única cosa que en este mundo deseo; por ello daría mitad de mi vida; y por decir una misa en la capilla de Alba daría un ojo de la cara...Mas aquello que más amamos es lo que ofrecer debemos al Señor. Cuesta mucho, lo confieso; pero mucho vale lo que mucho cuesta..."
En 1848 embarca hacia Filipinas, a donde llega el 25 de julio. De esas tierras venían noticias de crueles martirios y del heroísmo de sus misioneros. Desembarca en Manila con otros cinco Dominicos. Tiene 28 años. Aquí en Manila le tenían dispuesta una cátedra de filosofía en la Universidad de Santo Tomás.
Pero él ruega a sus superiores que no le dediquen a las tareas académicas, sino que le permitan marchar a las misiones de Tonkin. Su deseo no era vivir tranquilamente en el convento de la capital, de ahí esta petición. La Iglesia llevaba siglos presente allí. Los cristianos eran perseguidos. Se aplicaba la pena de muerte a los misioneros y a todos los que abrazaban la fe cristiana o ayudaban a
los fieles...
Ver: José Manuel Coviella Corripio
Los santos fueron seres humanos
S. Melchor de Quirós
Ediciones CyC