Los Santos fueron seres humanos




Fr. Melchor se dedica al ejercicio apostólico, viaja, bautiza, confiesa, predica. Adopta las costumbres del país, cambia su nombre por el de Xüyen, (que significa río) y en poco tiempo domina la lengua y puede entenderse con los nativos. Incluso edita textos muchas veces escritos por él mismo.


Entre sus escritos figura una Relación, de la persecución de Tung-kin, que permanece inedita y un artículo premonitorio sobre el martirio del obispo José Díaz Sanjurjo, que le había sido consagrado obispo en BuiChu y cuyo cargo ocupopó asta su muerte.

En 1855, a la edad de 34 años, se convierte en obispo titular de Tricomía y coadjutor del Tonkin central. Sabe que este cargo supone firmar su sentencia de muerte, sin embargo acepta. En Tonkin el sentimiento xenófogo no era inferior al de la China.

Con motivo del apresamiento del obispo Sanjurjo, fray Melchor tomó la pluma para salir en su defensa y ver qué puede hacerse por él. Con palabras de el Padre Villarroel: "he aquí un paso arriesgado y atrevido.

Es la primera vez que los misioneros españoles dirigen a la Europa un acento suplicante; es la primera vez que invocan el derecho de gentes en favor del catolicismo bárbaramente calunniado y perseguido; es la primera vez que no contentos con la protección del cielo, buscan en la tierra un brazo vigoroso y robusto que intervenga en su favor y garantice la libertad de su laborioso apostolado".

Melchor intuía que estaba cerca la muerte. Se le condena por haber entrado clandestinamente en el imperio de Anam y haber predicado la religión de Jesucristo contra lo dictado por las leyes del país. El emperador Tu-Duc había mandado que se cortase la cabeza a los sacerdotes europeos. Pero para Fr. Melchor había dispuesto un suplicio aún mayor; se pretendía que su ejecución sirviese de ejemplo aterrorizante para todos los cristianos del país. Y Por eso la crueldad empleada fue extrema.

La tradición de Quirós dice que dos árboles que habían sido plantados por él en su tierra natal y que no dieron flores aquella primavera, al llegar el mes de julio se llenaron de capullos para luego secarse de repente. En todo el reino escribió fr. Melchor. No exageraba.

El 28 julio de 1858 él mismo fue asesinado en Man-Dig de manera horrorosa. Más de diez mil cristianos habían sido asesinados por el señor de Hue, que dominaba las costas occidentales de Indochina. Se cumpliría una vez más que la sangre de mártires es semmilla de cristianos.

Cuando llegó a Asturias la noticia del martirio de San Melchor aún vivían sus padres. Sus restos llegarían años después, el 28 de abril de 1889 a la catedral de Ovido.

Ver: José Manuel Coviella Corripio
Los santos fueron seres humanos
S. Melchor de Quirós
Ediciones CyC
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