La alegría del Evangelio: Papa Francisco

span class="imagen">


El anuncio del Evangelio en el mundo actual
Capítulo Primero
La Transformación Misionera de la Iglesia


III. Desde el Corazón del Evangelio
(Cont., viene del día 3)

IV. La Misión que se Encarna
en los
Límites humanos


43. En su constante discernimiento, la Iglesia también puede llegar a reconocer costunbres propias no directamente ligadas al núcleo del Evangelio, algunas muy arrigadas a lo largo de la historia, que hoy ya no son intrepretadas de la misma manera y cuyo mensaje no suele ser percibido adecuadamente

Pueden ser bellas, pero ahora no prestan el mismo servicio en orden a la transmisión del Evangelio. No tengamos miedo de revisarlas. Del mismo modo, hay normas o preceptos eclesiales que pueden haber sido muy eficaces en otras época pero que ya no tienen la misma fuerza educativa como cauces de vida. Santo Tomás de Aquino destacaba que los preceptos dados por Cristo y los Apostoles al Pueblo de Dios "son poquísimos"(Summa Theologiae I-II,q.107, art.4).

Citando a San Agustín, advertía que los preceptos añadidos por la Iglesia posteriormente deben exigirse con moderación "para no hacer pesada la vida a los fieles" y convertir nuestra religión en una esclavitud, cuando "la misericordia de Dios quiso que fuera libre"(Ib). Esta advertencia, hecha varios siglos atrás tiene una tremenda actualidad. Debería ser uno de los criterios a considerar a la hora de pensar una reforma de la Iglesia y de su predicación que permita realmente llegar a todos.

44. Por otra parte, tanto los Pastores como todos los fieles que acompañen a sus hermanos en la fe o en el camino de apertura a Dios, no puede olvidar lo que con tanta claridad enseña el Catecismo de la Iglesia católica. "La imputabilidad de y la responsabilidad de una acción pueden quedar disminuidas e incluso suprimidas a causa de la ignorancia, la inadvertencia, la violencia, el temor, los hábitos, los afectos desordenados y otros factores psíquicos o sociales"(n.1735).

Por lo tanto, sin disminuir el valor del ideal evangélico, hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día(Juan Pablo II, Exhort.ap.postsinodal Familiaris consortio, 22 noviembre 1981). A los sacerdotes les recuerdo que el confesionario no debe ser una sala de torturas sino el lugar de la misericordia del Señor que nos estimula a hacer el bien posible.

Un pequeño paso en medio de grandes límites humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades. A todos debe llegar el consuelo y el estímulo de Dios, que obra misericordiamente en cda persona, más allá de sus defectos y caídas.

45. Vemos así que la tarea evangelizadora se mueve entre los límites del lenguaje y de las circunstancias. Procura siempre comunicar la verdad del Evangelio en un contexto determinado, sin renunciar a la verdad, al bien y a la luz que pueda aportar cuando la perfección no es posible. Un corazón misionero sabe de esos límites y se hace "débil con los débiles (...)todo para todos"(1 Co 9, 22).

Nunca se encierra, nunca se repliega en sus seguridades, nunca opta por la rigidez autodefensiva. Sabe que él mismo tiene que crecer en la comprensión del Evangelio y en el discernimiento de los senderos del Espíritu, y entonces no renuncia al bien posible, aunque corra el riesgo de mancharse con el barro del camino.
Ver: Papa Francisco
La alegría del Evangelio
Exhortación apostólica
Evangelii gaudium
Volver arriba