La cigüeña sobre el campanario

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La blanca cigüeña,
como un garabato,
tranquila y deforme, ¡tan disparatada!
sobre el campanario.
Antonio Machado

¡Yo creo en la esperanza...!
El credo que ha dado sentido a mi vida


8. Desmitologización y recuperación de la esperanza


El 8 de abril de dicho año 1971, envié la siguiente
respuesta:

1) Pienso que es verdad que la institución eclesiástica
funciona no pocas veces como estructura de poder, apoyada en otras estructuras temporales de poder, frecuentemente injustas y opresivas, y aliadas con ellas. Pero no pienso que la estructura eclesiástica funcione siempre y exclusivamente como estructura de poder de este tipo.
2) Una comunidad cristiana(comunidad parroquial, grupo
espontáneo, etc. puede y debe recuperar los valores evangélicos de modo que resulten verdaderos(auténticos)en la praxis encaminada a la liberación de los oprimidos.

El deseo de estas comunidades de hacer lo posible por permanecer en la institución y por permanecer ligadas a toda la parte de la humanidad que se encuentra todavía dentro de la institución, no debería responder, en mi opinión, a una actitud meramente táctica, que sería considerar la institución como cosa puramente histórica, que se puede tomar o dejar según le parezca a cada uno, pero que conviene no dejar, porque puede resultar útil políticamente para la empresa de la liberación de los oprimidos.

El deseo de permanecer en la institución debería responder al deseo de mantener la comunión con los que tienen fe en Cristo y en los valores evangélicos y permanecen en la institución. A la vez debería responder a la convicción de que la institución en su núcleo más esencial de alguna manera viene de Cristo mismo. Esta convicción creo que responde al contenido de la fe cristiana. Pero la institución es, por su misma naturaleza, un servicio al Evangelio, y hay que trabajar para que lo sea de verdad.

3)La represión, más o menos manifiesta, de la jerarquía contra comunidades cristianas que critican la institución
eclesíástica(como "estructura de poder") y tratan de recuperar los valores evangélicos integrados en el proceso histórico de liberación de los oprimidos, es con frecuencia injusta y contraria a la "obediencia de la fe".
En mi opinión, esto ha ocurrido en el caso del Isolotto.

4) El que una comunidad injustamente tratada por su obispo se considere "sujeto" de la celebración eucarística y con derecho a celebrarla por el impulso evangélico del Espíritu, independientemente del obispo, en una situación límite de conflicto, causada por abuso de poder del obispo y por una situación de degradación de la institución, no me resulta condenable y puede ser necesario para conservar la fe de dicha comunidad, valor que está por encima de la obediencia disciplinar a la institución.

Pero la tendencia del "soplo" del Espíritu es hacia la coherencia del impulso espiritual con el ejercicio de la autoridad que Jesucristo ha conferido a la Igesia en el Espíritu Santo, para que pueda cumplir la misión de continuar en el mundo la misión de Cristo. Jesucristo ha encargado a ciertos hombres el ejercicio de esta autoridad en el seno de la comunidad. Es una autoridad que no puede considerarse como incondicionada ni arbitraria, porque es un servicio al Evangelio. Toda la Iglesia debe afirmar continuamente su responsabilidad en la continuación de la misión originaria de los apóstoles.

5) Me parece que una Iglesia que tolera la intromisión de la autoridad civil con respecto a las dimensiones internas de la comunidad cristiana, traiciona(salvo causas extremas de tumulto y violencia sangrienta o cosa equivalente) el espíritu de la fe y de la comunidad eclesial (Cfr. 1, Corintios, 6, 1).

Estos documentos fueron publicados en el volumen "Isolotto sotto processo", Bari, Laterza, 19719, págs. 228-229 y 241-243.

Ahora en este libro, he podido desarrollar más mi pemsamiento, (la reflexión sobre mi fe).

Ver: José Mª Díez-Alegría, ¡Yo Creo en la Esperanza!
Desclée de Brouwer 1972
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