Los santos que nunca serán canonizados
El panteón romano
En Roma existe todavía, bastante bien conservado, el "panteón", o sea un templo donde se rendía culto a todos los dioses de los pueblos que componían la inmensa maraña del Imperio Romano
Posteriormente, la Iglesia cristiana que ha sido siempre alergica a los "dioses", ya que no admite más que un solo Dios, imitó de alguna manera el comportamiento pagano, instituyendo el "panagión" o cuadro de honor de "todos los santos". La Iglesia nunca ha declarado "dioses": se ha contentado con declarar "santos". Ella tiene su lista, que no ha sido siempre coherente. Recientemente hemos visto desaparecer del calendario tradicional los nombres de algunos santos por la sencilla razón de que no han existido.
En los primeros siglos, la declaración de santidad se hacía por la base: era el pueblo con su clero y sus obispos el que aclamaba "santo" a aquel cuya vida o cuya muerte lo hubiera hecho acreedor a su inserción en la lista de honor de los héroes. Pero cuando la Iglesia fue cayendo en la trampa del juridicismo, intentó someter el calendario de héroes cristianos a unas reglas rígidas, que habrían de tenerse en cuenta en un largo y complicado proceso. Por eso se habla de "proceso de canonización".
Todos están de acuerdo en que la autoridad de la Iglesia no necesita esos recovecos para inscribir a algunos de los suyos en el cuadro de honor. Pero hoy las cosas están así y para llegar al honor de los altares hay que pasar por esos lúgubres callejones del derecho canónico.
Y esto explica que muchos, que realmente han sido santos, nunca llegarán a serlo, a no ser que la Iglesia no se desprenda del legalismo que todavía la encorseta y que le impide realizar plenamente la libertad para la que Cristo nos ha liberado (Gal. 5,1).
Sin embargo, a los cristianos no se nos proíbe elaborar nuestra propia lista de "santos no canonizables", sin que con ello pretendamos hacerles la competencia a los funcionarios de la curia, a los altos cargos de los "comités centrales" de las Congregaciones Religiosas y a los monseñores que circulan por los distintos dicasterios del Vaticano.
Nosotros partimos directamente del Evangelio y damos el salto a la fe,cerrando los ojos con temor, temblor y esperanza. En efecto, Jesús dijo a los "hombres de curia" de su tiempo: Os aseguro que los publicanos y las prostitutas llegan antes que vosotros al reino de Dios (Mt. 21, 31). Igualmente declaró que, en el juicio definitivo, serán "canonizados" muchos "ateos", o sea que ni siquiera le conocían: Señor _dirán los "ateos sociológicos"_,¿cuándo te vismos hambriento y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos forastero, y te hospedamos; o desnudo, y te vestimos? Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte? Y Jesús les dirá: Todo lo que hicísteis con uno de estos hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis (Mt. 25, 37-40).
Claro, en una Iglesia "canónica" los ateos nunca podrán ser canonizados, por muy hábiles que sean los "postuladores de la causa". Igualmente no podrán ser canonizados los que utilicen el nombre de Jesús para beneficio de la humanidad, si no pertenecen pleno yure a la sociedad visible llamada "Iglesia".
Para Jesús esto no era esencial. Juan dijo a Jesús, Maestro, hemos visto a uno que estaba arrojando demonios en tu nombre, uno que no es de nuestro grupo, y queríamos impedírselo por eso: por no ser de nuestro grupo. Pero Jesús dijo: No se lo impidáis; pues no hay quien haga un milagro en mi nombre y pueda luego hablar mal de mí; que quien está contra nosotros, en favor nuestro está (Mc 9, 38-40).
En una palabra: hay por ahí muchos santos por libre, cuyas pistas tenemos que descubrir, ya que el mismo Jesús nos ha dicho a los de dentro que no pretendamos tener el monopolio de su nombre: Él trasciende los estrechos límites de la propia Iglesia.
El marxista checoslovaco Milan Machovec ha escrito un libro titulado Jesús para ateoe, en el que protesta de que los cristianos pretendan apropiarse exclusivamente de Jesús. Tiene mucha razón.Por eso, vamos a la búsqueda de los santos que nunca serán canonizados.
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JM. González Ruiz, Los santos que nunca serán canonizados Ed Planeta 1979.