"Fue un espíritu libre y representaba la conciencia crítica del cristianismo instituciona" Juan José Tamayo: "Joseph Moingt defendió la necesidad de un cambio profundo, que lleve a la Iglesia a aligerar su peso institucional"
"Inició la docencia de la teología en la facultad de los Jesuitas de Fourvière, en Lyon. Posteriormente enseñó en el Instituto Católico de París y en el Centro Sèvres de los Jesuitas"
"No se resignó y defendió la necesidad de un cambio profundo, que lleve a la Iglesia a aligerar su peso institucional, recuperar el verdadero humanismo evangélico, reconocer el protagonismo de las mujeres y promover verdaderas comunidades fieles al Evangelio"
"Su idea del cristianismo también es innovadora. No lo considera una religión que esté enraizada en lo sagrado y en la ley, sino una Buena Noticia, cuyo primado es la conciencia y cuya ética evangélica es una llamada a amar"
"Su idea del cristianismo también es innovadora. No lo considera una religión que esté enraizada en lo sagrado y en la ley, sino una Buena Noticia, cuyo primado es la conciencia y cuya ética evangélica es una llamada a amar"
El 28 de julio murió a los 104 años, con la vitalidad y la lucidez intelectual que siempre le caracterizaron, el teólogo jesuita francés Joseph Moingt, que cuenta con el reconocimiento mundial en el terreno de la reflexión teológica, es una de las voces críticas más escuchadas del catolicismo y es citado por figuras relevantes del pensamiento filosófico actual como Giorgio Agamben en su libro El reino y la gloria. Por una genealogía teológica de la economía y del gobierno (PRE-TEXTOS, Valencia, 2008, 83). No cuenta, sin embargo, con el reconocimiento de un sector importante de la jerarquía eclesiástica, que siempre se ha mostrado muy crítico con su teología.
Nació en 1915 en Salbris, Loir-et-Cher (Francia). Entró en la Compañía de Jesús en 1938 y se doctoró en teología en 1955 en el Instituto Católico de París con una tesis sobre la Teología Trinitaria de Tertuliano dirigida por Jean Danielou, publicada en cuatro volúmenes unos años más tarde y muy citada en el ámbito de la filosofía política. Inició la docencia de la teología en la facultad de los Jesuitas de Fourvière, en Lyon. Posteriormente enseñó en el Instituto Católico de París y en el Centro Sèvres de los Jesuitas.
Continuó la docencia después de su jubilación a través de conferencias, cursos monográficos y publicaciones traducidas a varios idiomas y con numerosas ediciones. Fue maestro de varias generaciones a quienes educó en el pensamiento crítico, la investigación rigurosa en el estudio de las fuentes del cristianismo y la hermenéutica creativa de los textos fundantes tanto judíos como cristianos.
De 1968 a 1997 dirigió la prestigiosa revista Recherches de Science Religieuse, referente del pensamiento teológico crítico posconciliar junto con la Revista Internacional de Teología Concilium. Ambas publicaciones, que sigo desde mi época de estudiante de teología, constituyen uno de los ejemplos más luminosos de diálogo intercultural, interreligioso e interdisciplinar y un lugar de encuentro de las distintas tendencias teológicas que conviven en un clima de respeto y reconocimiento.
Moingt pertenecía a la generación de teólogas y teólogos franceses posconciliares que marcaron la orientación renovadora de la teología en diálogo con el pensamiento moderno y en la búsqueda de la conciliación entre racionalidad y cristianismo, tras largos siglos de irreconciliación. Junto a él cabe citar a Paul Valadier, Christian Duquoc, Jean-Pierre Jossua, Jacques Dupuis, Claude Geffré, etc., continuadores de la pionera generación anterior, representada, entre otros, por Dominique Chenu, Yves Marie Congar y Henri de Lubac. Este último, profesor del Instituto Católico de parís ejerció una importante influencia en la orientación de sus investigaciones sobre la teología patrística. Con él trabajó la teología de Clemente de Alejandría.
Fue un espíritu libre y representaba la conciencia crítica del cristianismo institucional. En su libro Hacer que la Iglesia católica se mueva, de 2012, se pregunta si hay que resignarse a que la Iglesia se pliegue sobre sí misma en una actitud autorreferencial y se mantenga en estado de glaciación, ajena a los desafíos de nuestro tiempo. Moingt ciertamente no se resignó a que eso sucediera y defendió la necesidad de un cambio profundo, que lleve a la Iglesia a aligerar su peso institucional, recuperar el verdadero humanismo evangélico, reconocer el protagonismo de las mujeres y promover verdaderas comunidades fieles al Evangelio. Es precisamente la vuelta al Evangelio la que salvará a la Iglesia de la crisis profunda provocada por la pérdida de credibilidad que sufre. Así lo pone de manifiesto en su libro El Evangelio salvará a la Iglesia, de 2013.
Su principal aportación a la teología es sin duda su investigación en torno a la figura de Jesús de Nazaret. Fue uno de los teólogos que contribuyó al cambio de paradigma del Tratado sobre el Verbo Encarnado, que él mismo empezó explicando y que era una glosa de la fórmula dogmática “Cristo es una sola persona en dos naturalezas”, a la cristología, que buscaba un nuevo lenguaje sobre Jesús de Nazaret en un clima de increencia, pretendía dar cuenta de la fe en Cristo ante la racionalidad crítica y descubrir al Jesús histórico. Sus libros más importantes en esta materia son: El hombre que venía de Dios (Desclée, 1995) y los tres volúmenes de Dios que viene al hombre (Sígueme, 208, 2010, 2011) (Sugiero que en las sucesivas ediciones se traduzca la palabra francesa homme por “ser humano” para evitar el lenguaje androcéntrico).
Él mismo explica en El hombre que venía de Dios el cambio de paradigma del Tratado sobre el Verbo Encarnado a la cristología: “Aprendí a dudar, porque es necesario saber para dudar, y a creer, porque es necesario dudar de lo que se saber para saber lo que se cree. Había aprendido a creer y hablar de Cristo dentro de la tradición de la Iglesia y debía reaprender lo uno y lo otro interrogando al Evangelio con el deseo de buscar la verdad en vez de repetir una verdad ya hecha” (L’ homme qui venait de Dieu, Editions du Cerf, París, 1993,10).
Moingt abandona la imagen de un Dios lejano, todopoderoso, que solo espera ser adorado, del Dios del Olimpo ajeno a los asuntos humanos, y opta por Dios en el corazón de la historia, el Dios que no humilla al ser humano sino que lo libera del miedo, el Dios que viene y se comunica con el ser humano para librarlo del repliegue egoísta y mortífero. Así lo subraya en varios de los títulos de sus libros: Creer en el Dios que viene: de la creencia a la fe crítica (Desclée, Bilbao, 2015); Dios que viene al hombre, 3 vols. (Sígueme, Salamanca, 008, 2010, 2011). Su idea del cristianismo también es innovadora. No lo considera una religión que esté enraizada en lo sagrado y en la ley, sino una Buena Noticia, cuyo primado es la conciencia y cuya ética evangélica es una llamada a amar.
"Felizmente los tiempos han cambiado y Moingt ha ganado lectores de peso como el Papa Francisco"
El nombre de Moingt figura desde hace tiempo en los dosieres reservados del Vaticano, como figuró en décadas anteriores el de su compañero jesuita, también francés, el paleontólogo Teilhard de Chardin. Su última obra es L’ Esprit du christianisme, escrita en 2018 a los 103 años. Se la considera su libro-testamento y quizá sea la más atrevida, valiente y conflictiva de su extensa producción teológica. Podría haberlo llevado a los antiguos tribunales vaticanos, hoy con el nombre de Congregación para la Doctrina de la Fe. Pero felizmente los tiempos han cambiado y Moingt ha ganado lectores de peso como el Papa Francisco. En un próximo artículo ofreceré un análisis detallado de esta importante obra, que constituye una síntesis de su pensamiento.
Los análisis de Moingt me han servido de guía en mi trilogía cristológica: Imágenes de Jesús. Condicionamientos sociales, culturales, religiosos y de género (Trotta, 1996); Por eso lo mataron. El horizonte ético de Jesús de Nazaret (Trotta, 2004, 2ª ed.); Dios y Jesús. El horizonte religioso de Jesús de Nazaret (Trotta, 2006, 4ª ed.) y en Diez palabras clave sobre Jesús de Nazaret (EVD, 2007, 3ª ed., 1ª reimpr.), de la que soy director.