La vestidura propia del sacerdote en la misa es la casulla
Así es. Pese a que cada vez se ven más sacerdotes que celebran la eucaristía sin casulla, sin embargo, la Iglesia católica contempla muy claramente que la vestidura PROPIA del sacerdote cuando celebra la santa misa es la casulla. No es capricho ni manías del que escribe. Veamos qué nos dice la Iglesia al respecto.
En el nº 337 de la Instrucción general del Misal Romano se dice:
“La vestidura propia del sacerdote celebrante, en la Misa y en otras acciones sagradas que se relacionan directamente con la Misa, es la casulla o planeta, a no ser que se determinara otra cosa, vestida sobre el alba y la estola.”
La Instrucción Redemptionis Sacramentum en el nº 123 añade a esta referencia de la IGMR:
“Igualmente, el sacerdote que se reviste con la casulla, conforme a las rúbricas, no deje de ponerse la estola. Todos los Ordinarios vigilen para que sea extirpada cualquier costumbre contraria.”
Como decíamos anteriormente, en el supuesto de que hubiera una causa justa, el nº 209 de la IGMR nos dice:
“Los concelebrantes, en la sacristía o en otro lugar apropiado, se revisten con las vestiduras sagradas que suelen utilizar cuando celebran la Misa individualmente. Pero si hay una justa causa, por ejemplo, un gran número de concelebrantes o falta de ornamentos, los concelebrantes, con excepción siempre del celebrante principal, pueden omitir la casulla o planeta, poniendo la estola sobre el alba.”
¡Ojo al detalle!… “con excepción siempre del celebrante principal“.
Y por si quedara alguna duda, Redemptionis Sacramentum en el nº 126 afirma:
“Sea reprobado el abuso de que los sagrados ministros realicen la santa Misa, incluso con la participación de sólo un asistente, sin llevar las vestiduras sagradas, o con sólo la estola sobre la cogulla monástica, o el hábito común de los religiosos, o la vestidura ordinaria, contra lo prescrito en los libros litúrgicos. Los Ordinarios cuiden de que este tipo de abusos sean corregidos rápidamente y haya, en todas las iglesias y oratorios de su jurisdicción, un número adecuado de ornamentos litúrgicos, confeccionados según las normas.”
Como hemos dicho en otras ocasiones, recibimos en su día el regalo del ministerio sacerdotal de manos de la Iglesia y lo único que se nos pide a cambio es FIDELIDAD. La tentación de apoderarnos de la liturgia como algo propio es muy común y da la sensación de que hay una conciencia silenciosa entre los sacerdotes del “da lo mismo” en materia litúrgica… Pues no, no da lo mismo celebrar de cualquier manera. El sacerdote es servidor de la Iglesia y de su pueblo. Y la comunidad cristiana tiene DERECHO a que los sacerdotes celebremos la liturgia de la Iglesia Católica y no a estar a expensas de las ideas (o locuras, “que haberlas haylas”) del sacerdote de turno. Como digo, se mezcla la tentación de creerse dueños y señores con la triste ignorancia que, a menudo, tenemos los propios ministros, el que les escribe el primero.
Ya sabemos que a veces hace calor o que la estola es muy bonita y una pena que no se vea… pero, ¿Qué motivo nos mueve cuando celebramos la liturgia? ¿La estética? ¿Lo práctico?… Simplemente la FIDELIDAD a lo que la Iglesia nos pide.
Por lo tanto, recordamos que la Iglesia nos enseña que la vestidura propia del sacerdote en la celebración de la eucaristía es la casulla.