8. 9.Natividad de María: Una fiesta apócrifa, para recrear la verdadera
Esta es la fiesta más importante de la Virgen, la más popular y extendida en todas las iglesias, la más antigua. Nació entre siglo V-VI d.C., en Jerusalén, y se extendió entre el siglo VII y VIII en occidente, antes de que surgieran las fiestas de la Asunción y de la Inmaculada.
Antes, la Iglesia no había celebrado una fiesta especial y extendida de María, la Madre de Jesús. Entonces empezó a celebrarse y se extendió por doquiera. Las más hondas fiestas de la Virgen se celebran entre nosotros este día, desde Covadonga, Guadalupe…
Esta es una fiesta apócrifa, que debe ser recreada de forma verdadera, a partir de los evangelios canónicos… El NT ofrecía bastantes “datos” para fundar la devoción de María, pero ellos fueron marginados, pues muchos quisieron celebrar esta fiesta a partir de una de textos devocionales, de tipo popular, que forman la Biblia apócrifa de María.
Esta es una fiesta apócrifa, que debe ser recreada de forma verdadera, a partir de los evangelios canónicos… El NT ofrecía bastantes “datos” para fundar la devoción de María, pero ellos fueron marginados, pues muchos quisieron celebrar esta fiesta a partir de una de textos devocionales, de tipo popular, que forman la Biblia apócrifa de María.
| X.Pikaza
Los apócrifos no son falsos sin más, pero no recogen la fuerte “historia” silenciosa,sangrante y esperanzada de la madre de Jesús: Rechazada en Belén, perseguida y refugiada, cantora intrépida de la libertad del Magníficat,mujer de las bodas y la Cruz del evangelio de Juan...
A cierto tipo de pueblo cristiano no le bastó (=no le gustó) la Biblia Canónica (Mateo, Lucas, Marcos, Juan), sino que produjo y recibió una serie de evangelios no canónicos, centrados en María, con dos ciclos: Uno de nacimiento, otro de ascensión/asunción. Unos evangelios “populares”, pero en el sentido peyorativo del término. Unos apócrifos que no fueron capaces de mantener la tensión radical de la persona real que fue María.
Proto‒evangelio de Santiago (siglo III-IV d. C.). Apócrifo piadoso (aunque peligroso)
El primero de los ciclos apócrifos de la Virgen está formado por los apócrifos de la fiesta de la Natividad de María. Posiblemente nada de lo que dicen esos apócrifos Virgen sea histórico en sentido crítico, pero es (ha sido) muy importante en sentido devocional. El verdadero “evangelio” del nacimiento de María ha sido el llamado Proto‒evangelio de Santiago.
Ha surgido en un contexto judeo-helenista y ha contado simbólicamente la historia de la familia de María, con sus padres (Joaquín‒Ana) y su esposo “virginal” José (padre de los que el NT llama “hermanos” de Jesús). Este evangelio ha marcado la devoción popular mariana, aceptada por la liturgia católica y ortodoxa, que lo toma fácticamente como “texto” base de las fiestas de la Concepción, Nacimiento, Presentación de María en el templo y sus Desposorios con José, desembocado en el nacimiento e infancia de Jesús.
Este evangelio, de tendencia espiritualista (y a veces casi doceta)l, se centra en la intra-historia de María, signo de la Santidad de Dios, vinculada con el Templo de Jerusalén y a la tradición sacerdotal, davídica, del judaísmo. Así la imaginó el pueblo cristiano, y así la siguieron presentando otros evangelios de la infancia de Jesús (Pseudo-Mateo, Pseudo-Tomás, Evangelio Árabe de la infancia…), que han marcado hasta hoy, el imaginario piadoso (carnal, espiritual) de María.
Como he dicho, posiblemente nada de lo que cuenta este evangelio es histórico en el sentido “crítico” de la palabra. No tenemos ninguna razón para pensar que la madre de María se llamaba Ana, ni su Padre Joaquín. Nada nos permite pensar que ella era de Jerusalén, sino galilea de Nazaret… Nada nos permite levantar el velo del misterio de su nacimiento…
Pero el pueblo necesita “imágenes claras” y así surgió este evangelio claro y apócrifo de María, un prodigio de piedad “inventada”, con toques de judaísmo sagrado de templo. En ese momento (siglo III-IV d.C.) las cosas se imaginaban “así” y así se creó la leyenda sagrada del Nacimiento de María.
Ciertamente, ella nació, pero no sabemos el día, ni el lugar, ni el nombre de sus padres… Ella nació, y su nacimiento se puede recordar con gozo. Nada de lo que dice este Apócrifo parece cierto en sentido crítico. Pero el pueblo cristiano lo imaginó así durante siglos, con aprobación del “papa” de Alejandría, del patriarca de Constantinopla y del pontífice de Roma
Digo es que es un texto interesante, pero peligroso, pues (por todo lo que podemos deducir de los evangelios canónicos) María no era de familia rica-rica de Jerusalén, ni fue ofrecida ni nació en medio de revelaciones, ni fue ofrecida al templo etc. etc. Pero muchos lo han imaginado así con el Protoevangelio de Santiago, y así podemos imaginarlo por un rato.
Protoevangelio de Santiago. Texto base del nacimiento de María
Dolor de Joaquín
- Consta en las historias de las doce tribus de Israel que había un hombre llamado Joaquín, rico en extremo, el cual aportaba ofrendas dobles, diciendo: El excedente de mi ofrenda será para todo el pueblo, y lo que ofrezca en expiación de mis faltas será para el Señor, a fin de que se me muestre propicio.
- Y, habiendo llegado el gran día del Señor, los hijos de Israel aportaban sus ofrendas. Y Rubén se puso ante Joaquín, y le dijo: No te es lícito aportar tus ofrendas el primero, porque no has engendrado, en Israel, vástago de posteridad. 3. Y Joaquín se contristó en gran medida, y se dirigió a los archivos de las doce tribus de Israel, diciéndose: Veré en los archivos de las doce tribus si soy el único que no ha engendrado vástago en Israel. E hizo perquisiciones, y halló que todos los justos habían procreado descendencia en Israel. Mas se acordó del patriarca Abraham, y de que Dios, en sus días postrimeros, le había dado por hijo a Isaac.
- Y Joaquín quedó muy afligido, y no se presentó a su mujer, sino que se retiró al desierto. Y allí plantó su tienda, y ayunó cuarenta días y cuarenta noches, diciendo entre sí: No comeré, ni beberé, hasta que el Señor, mi Dios, me visite, y la oración será mi comida y mi bebida.
Dolor de Ana II
- Y Ana, mujer de Joaquín, se deshacía en lágrimas, y lamentaba su doble aflicción, diciendo: Lloraré mi viudez, y lloraré también mi esterilidad. 2. Y, habiendo llegado el gran día del Señor, Judith, su sierva, le dijo: ¿Hasta cuándo este abatimiento de tu corazón? He aquí llegado el gran día del Señor, en que no te es lícito llorar. Mas toma este velo, que me ha dado el ama del servicio, y que yo no puedo ceñirme, porque soy una sierva, y él tiene el signo real.
- Y Ana dijo: Apártate de mi lado, que no me pondré eso, porque el Señor me ha humillado en gran manera. Acaso algún perverso te ha dado ese velo, y tú vienes a hacerme cómplice de tu falta. Y Judith respondió: ¿Qué mal podría desearte, puesto que el Señor te ha herido de esterilidad, para que no des fruto en Israel?
- Y Ana, sumamente afligida, se despojó de sus vestidos de duelo, y se lavó la cabeza, y se puso su traje nupcial, y, hacia la hora de nona, bajó al jardín, para pasearse. Y vio un laurel, y se colocó bajo su sombra, y rogó al Señor, diciendo: Dios de mis padres, bendíceme, y acoge mi plegaria, como bendijiste las entrañas de Sara, y le diste a su hijo Isaac.
Lamentaciones de Ana III
- Y, levantando los ojos al cielo, vio un nido de gorriones, y lanzó un gemido, diciéndose: ¡Desventurada de mí! ¿Quién me ha engendrado, y qué vientre me ha dado a luz? Porque me he convertido en objeto de maldición para los hijos de Israel, que me han ultrajado y expulsado con irrisión del templo del Señor.
- ¡Desventurada de mí! ¿A quién soy semejante? No a los pájaros del cielo, porque aun los pájaros del cielo son fecundos ante ti, Señor. 3. ¡Desventurada de mí! ¿A quién soy semejante? No a las bestias de la tierra, porque aun las bestias de la tierra son fecundas ante ti, Señor. 4. ¡Desventurada de mí! ¿A quién soy semejante? No a estas aguas, porque aun estas aguas son fecundas ante ti, Señor. 5. ¡Desventurada de mí! ¿A quién soy semejante? No a esta tierra, porque aun esta tierra produce fruto a su tiempo, y te bendice, Señor.
Promesa divina IV
- Y he aquí que un ángel del Señor apareció, y le dijo: Ana, Ana, el Señor ha escuchado y atendido tu súplica. Concebirás, y parirás, y se hablará de tu progenitura en toda la tierra. Y Ana dijo: Tan cierto como el Señor, mi Dios, vive, si yo doy a luz un hijo, sea varón, sea hembra, lo llevaré como ofrenda al Señor, mi Dios, y permanecerá a su servicio todos los días de su vida.
- Y he aquí que dos mensajeros llegaron a ella, diciéndole: Joaquín tu marido viene a ti con sus rebaños. Porque un ángel del Señor ha descendido hasta él, diciéndole: Joaquín, Joaquín, el Señor ha oído y aceptado tu ruego. Sal de aquí, porque tu mujer Ana concebirá en su seno.
- Y Joaquín salió, y llamó a sus pastores, diciendo: Traedme diez corderos sin mácula, y serán para el Señor mi Dios; y doce terneros, y serán para los sacerdotes y para el Consejo de los Ancianos; y cien cabritos, y serán para los pobres del pueblo.
- Y he aquí que Joaquín llegó con sus rebaños, y Ana, que lo esperaba en la puerta de su casa, lo vio venir, y, corriendo hacia él, le echó los brazos al cuello, diciendo: Ahora conozco que el Señor, mi Dios, me ha colmado de bendiciones; porque era viuda, y ya no lo soy; estaba sin hijo, y voy a concebir uno en mis entrañas. Y Joaquín guardó reposo en su hogar aquel primer día.
Concepción de María V
- Y, al día siguiente, presentó sus ofrendas, diciendo entre sí de esta manera: Si el Señor Dios me es propicio, me concederá ver el disco de oro del Gran Sacerdote. Y, una vez hubo presentado sus ofrendas, fijó su mirada en el disco del Gran Sacerdote, cuando éste subía al altar, y no notó mancha alguna en sí mismo. Y Joaquín dijo: Ahora sé que el Señor me es propicio, y que me ha perdonado todos mis pecados. Y salió justificado del templo del Señor, y volvió a su casa.
- Y los meses de Ana se cumplieron, y, al noveno, dio a luz. Y preguntó a la partera: ¿Qué he parido? La partera contestó: Una niña. Y Ana repuso: Mi alma se ha glorificado en este día. Y acostó a la niña en su cama. Y, transcurridos los días legales, Ana se lavó, dio el pecho a la niña, y la llamó María.
Fiesta del primer año VI
- Y la niña se fortificaba de día en día. Y, cuando tuvo seis meses, su madre la puso en el suelo, para ver si se mantenía en pie. Y la niña dio siete pasos, y luego avanzó hacia el regazo de su madre, que la levantó, diciendo: Por la vida del Señor, que no marcharás sobre el suelo hasta el día que te lleve al templo del Altísimo. Y estableció un santuario en su dormitorio, y no le dejaba tocar nada que estuviese manchado, o que fuese impuro. Y llamó a las hijas de los hebreos que se conservaban sin mancilla, y que entretenían a la niña con sus juegos.
- Y, cuando la niña llegó a la edad de un año, Joaquín celebró un gran banquete, e invitó a él a los sacerdotes y a los escribas y al Consejo de los Ancianos y a todo el pueblo israelita. Y presentó la niña a los sacerdotes, y ellos la bendijeron, diciendo: Dios de nuestros padres, bendice a esta niña, y dale un nombre que se repita siglos y siglos, a través de las generaciones. Y el pueblo dijo: Así sea, así sea. Y Joaquín la presentó a los príncipes de los sacerdotes, y ellos la bendijeron, diciendo: Dios de las alturas, dirige tu mirada a esta niña, y dale una bendición suprema.
- Y su madre la llevó al santuario de su dormitorio, y le dio el pecho. Y Ana entonó un cántico al Señor Dios, diciendo: Elevará un himno al Señor mi Dios, porque me ha visitado, y ha alejado de mí los ultrajes de mis enemigos, y me ha dado un fruto de su justicia a la vez uno y múltiple ante Él. ¿Quién anunciará a los hijos de Rubén que Ana amamanta a un hijo? Sabed, sabed, vosotras las doce tribus de Israel, que Ana amamanta a un hijo. Y dejó reposando a la niña en el santuario del dormitorio, y salió, y sirvió a los invitados. Y, terminado el convite, todos salieron llenos de júbilo, y glorificando al Dios de Israel.
Consagración de María en el templo VII
- Y los meses se sucedían para la niña. Y, cuando llegó a la edad de dos años, Joaquín dijo: Llevémosla al templo del Señor, para cumplir la promesa que le hemos hecho, no sea que nos la reclame, y rechace nuestra ofrenda. Y Ana respondió: Esperemos al tercer año, a fin de que la niña no nos eche de menos. Y Joaquín repuso: Esperemos.
- Y, cuando la niña llegó a la edad de tres años, Joaquín dijo: Llamad a las hijas de los hebreos que estén sin mancilla, y que tome cada cual una lámpara, y que estas lámparas se enciendan, para que la niña no vuelva atrás, y para que su corazón no se fije en nada que esté fuera del templo del Señor. Y ellas hicieron lo que se les mandaba, hasta el momento en que subieron al templo del Señor. Y el Gran Sacerdote recibió a la niña, y, abrazándola, la bendijo, y exclamó: El Señor ha glorificado tu nombre en todas las generaciones. Y en ti, hasta el último día, el Señor hará ver la redención por Él concedida a los hijos de Israel. 3. E hizo sentarse a la niña en la tercera grada del altar, y el Señor envió su gracia sobre ella, y ella danzó sobre sus pies y toda la casa de Israel la amó.
CONCLUSIÓN. IMAGINAR Y CELEBRAR HOY (2021) EL NACIMIENTO DE MARÍA
Este es el día de la navidad de María (8 de septiembre). Ciertamente, podemos seguir acudiendo imaginativamente a los apócrifos (como el protoevangelio de Santiago), llegando a emocionarnos en el bellísimo templo cruzado de Santa Ana de Jerusalén, donde nació según esa tradición María… Podemos seguir pensando que ella fue “hija de Joaquín y Ana” (=todo el Antiguo Testamento), añadiendo que ella ha sido el verdadero “templo de Dios”.
Pero quizá debiéramos cambiar el sentido de este Nacimiento desde una perspectiva más fiel no sólo al AT (liberándonos de la falsa piedad judaizante y casi encratita del Protoevangelio de Santiago)… sino sobre todo al NT
María no nació envuelta en el dudoso velo espiritual de las historias de Joaquín y de Ana. Ella no fue la “heroína” de una novela espiritual de color rosa muy subido. Nació en la dureza de Nazaret, en un pueblo y lugar lleno de opresiones y dolores, que se expresa en el Magníficat… Nació de otra manera, fue otro tipo de mujer, y sólo así la pudo imaginar el evangelio de Juan al presentarla como “mujer verdadera”, animadora de las bodas de la nueva humanidad.
Fue una mujer discutida, siempre amenazada por el filo de la espada del dolor y la injusticia, como dice Simeón en el evangelio de su “anti-presentación” en el templo (Lc 2)
No será cosa de un día ni un año. Igual que el Protoevangelio de Santiago cayó en los estereotipos de un judeo-cristianismo del siglo III-IV d.C., hoy podemos caer en los estereotipos de un siglo XXI, que pueden ir y van en diversas direcciones.
No se trata de volver a laMaría del Islam. En la actualidad, de un modo sorprendente, esta fiesta de la Natividad de María es más “musulmana” que cristiana, pues la mariología popular de los apócrifos del nacimiento ha sido integrada en el Corán, tanto por su fuerza interna (capacidad de irradiación) como para evitar que los musulmanes tuvieran la tentación de hacerse cristianos volviendo a “la madre”.
Más de 1500 millones de “creyentes musulmanes” toman estos relatos como historia, en el sentido radical de la palabra. A través de ellos, el islam sigue siendo el mayor transmisor de una mariología apócrifa, popular, cristiana:
María aparece en el Corán como la mujer del Protoevangelio de Santiago, como la mujer de Lucas y Mateo… Ella aparece vinculada al templo de Jerusalén, como mujer escogida y purificada en el templo…
Se trata de volver a la María real de los evangelios. La María de los apócrifos y del Islam… no es la María de los evangelios, no es la perseguida de Mateo, la dialogante y liberadora de Lucas, la Mujer de las bodas y de la cruz de Juan… Sería necesario recuperar desde los evangelios su figura y misión, para recrear así la fiesta de su nacimiento.