Queiruga, las siete distorsiones

He presentado ayer la Notificación de la Comisión de la Doctrina de fe de la CEE, sobre las Siete Distorsiones de Andrés Torres Queiruga. Vuelvo hoy al tema para tratar de ellas, con una introducción que viene ahora y una conclusión en la que aludo al famoso dicho de Jesús sobre unos rabinos-escribas que cuelan el mosquito y dejan pasar a los camellos.

Albricias, Andrés, sólo te han encontrado “siete distorsiones”, ninguna herejía. Puedes estar contento, celebrar feliz la Pascua, pues te han hecho el Acto Penitencial y no te han hallado pecado ninguno, no tienes que ir a confesarte. Y al final te han puesto como penitencia que sigas estudiando, pensando y aclarando . ¿No es para saltar de alegría?

Siete años han estado queriendo cazarte, siete sesudos varones (el evangelio de Jn 8 les llamaba presbíteroi, yo les llamaré Maestros de las Distorsiones) y al final ninguno ha tirado la piedra
. Se venía diciendo que andaban con cañones, anunciando en el universo la gran cacería… y terminan diciendo que se trata de simples distorsiones, y dándote el consejo de que seas "bueno". "Parturient montes, nascetur ridiculus mus" (Horacio, Ars poetica, 139).


Pienso que Jesús te ha esperado, a la orilla del camino de las piedras, escribiendo su famosa teología sobre el polvo,allí donde cruza y sacude el viento de la historia, como dice Jn 8:
– Oye, Andrés ¿Ninguno te ha condenado?
– Parece que no, Jesús, pero no sé si volverán...
– No te preocupes, tú vete y sigue haciendo teología, que es lo tuyo, que yo sigo escribiendo aquí en el polvo, que es lo mío…


UNA INTRODUCCIÓN, SON DISTORSIONES

Vamos a llamarles Maestros de las Distorsiones (como a otros le llamaron Maestros de las Sentencias o también Doctores Sotiles). Si no cuento mal son siete, y como he dicho han estado siete años estudiando al detalle la teología de Queiruga, para acabar diciendo que tiene siete distorsiones.

Para esa conclusión no hacían falta siete año, ni siete maestros… que podían haber dedicado su tiempo a contar cuentos a los niños (como hacía Jesús con sus parábolas), o simplemente a disfrutar del evangelio, que se trata de eso. Porque toda teología es por principio distorsión, como sabe bien la ciencia, al menos desde Heisenberg, cuando dice que no conocemos las cosas en sí, sino solo “distorsionadas” por nuestros métodos de observación (aquello de los fotones que chocan contra las partículas y las cambian… y que cuando las vemos ya no están donde estaban etc.).

Hay dos conocimientos sin distorsión, como han sabido desde siempre los teólogos, empezando por San Pablo:

a. Uno es el conocimiento del amor que se entrega y libera… Porque conocemos como en un espejo borroso (¡que siempre distorsiona, como dice Pablo, tu patrono, en 1 Cor 13!), pero si amamos conoceremos como somos conocidos… Porque el amor es conocimiento (los limpios de corazón verán a Dios), porque tiene el corazón ojos que no tiene la mente clara de los claros teólogos (Ricardo de San Víctor). Sólo el que ama, y amando libera, conoce de verdad, es teólogo.

b. Otro es el conocimiento de los místicos verdaderos, “toda ciencia trascendiendo”… Cuando las palabras se abren a la fe desnuda y clara, y se hacen fe, y confían (dejéme y olvídéme…) sólo entonces se puede hablar de un conocimiento sin distorsiones. Los grandes Padres del Concilio de Nicea sabían que habían distorsionado la fe, y algunos lloraron, y otros se avergonzaron de que anduviera por allí Constantino… Así hicieron un dogma distorsionado (que vale par andar por casa, como sabes… y que es necesario… pero que es distorsión)…

Augurios, Andrés, pues te han encontrado siete distorsiones… que son como miradas de lupa o de lente que refracta para destacar mejor algunos temas de la teología. Te han hecho un gran favor, diciéndote algo que ya sabías: Que tu teología no es la visión clara del puro amor o de la mística plena… Te han hecho un favor, Andrés.


LAS SIETE DISTORSIONES


Introducción: A modo de síntesis, los elementos de la fe de la Iglesia que quedan distorsionados en los escritos del profesor Torres Queiruga son los siguientes (Notificación 27. A).

Ojo, maestros de las distorsiones, lo que queda distorsionado no es la fe de la Iglesia, ni la fe de A. T. Queiruga (que se manifiesta en sus obras, como dice su patrono Santiago, no el de Compostela, sino el de la Epístola), ni siquiera la doctrina en cuanto tal, sino una posible teología… Sin duda, la teología de Queiruga está distorsionada (como la de los Maestros de la Comisión); pero el tema no es si está o no distorsionada, sino si esas distorsiones son buenas para penetrar mejor en el misterio de la fe que nos desborda (hasta que llegue el cielo de las no-distorsiones), de la mano de Jesús que sigue escribiendo en el polvo de la historia (alguien diría en polvo de las galaxias, pero ese lenguaje me excede).

1. La distinción entre el mundo y el Creador, y la posibilidad de que Dios intervenga en la historia y en el mundo más allá de las leyes que Él mismo ha establecido.

A . T. Queiruga admite sin dificultad el comienzo del Credo (Creo en Dios Padre Creador del cielo y la tierra. Pero dicho eso queda abierto el tema de cómo se entiende la “distinción clara” entre Creador y Mundo. Es posible que algunas expresiones de Queiruga no agraden a todos, pero ancho lugar hay en la Iglesia para opiniones en ese campo, desde Orígenes y Gregorio de Nisa hasta Urs Von Balthasar y Rahner, desde Máximo el Confesor hasta Amor Ruibal.

La segunda parte de la frase de la Comisión (que Dios intervenga en el mundo más allá de las leyes que él mismo ha establecido) me parece muy poco afortunada. Es evidente que hay teólogos que la defienden (¡Dios establece unas leyes y después la rompe…!), pero dicha así parece mucho más “peligrosa” que las opiniones de Queiruga, pues da la impresión de que supone que Dios establece primero unas leyes… pero que después, de un modo caprichoso, las cambia, cuando le parece.

Tengo la impresión de que los teólogos de la Comisión no quieren decir eso, o no quieren decirlo de esa forma (o no saben lo que dicen), pero parecen decirlo, como si supieran, por algún decreto divino lo que Dios creador quiso al principio y lo que añadió después (con los cambios que introduce en su decreto eterno, cuando le parece). Tengo la impresión de que Benedicto XVI en su famosa Lección de Ratisbona está más cerca de Queiruga que de estos Maestros de la Distorsión.

2. La novedad de la vida en el Espíritu que Cristo nos alcanza, con la consiguiente distinción entre naturaleza y gracia, entre creación y salvación. Así como, la necesidad de la gracia sobrenatural para alcanzar el fin último del hombre.

Seguimos en el tema anterior, más de lo mismo. Sin duda, en un sentido, esta tesis de la Comisión puede defenderse, pero dicha así resulta un poco “burda”, como si hubiera primero una naturaleza… y después una gracia que viene de fuera…como si hubiera primero una creación y luego se añadiera una salvación. También aquí me parece más peligrosa la tesis de la Comisión que las reflexiones de Queiruga (que, otra parte, son muy matizables, en un campo teológico).

Tengo el sentimiento de que la Comisión de la Distorsión no ha entrado de verdad en los intentos teológicos del primer H. de Lubac (luego Cardenal de la Iglesia)… No ha pasado por los grandes temas sobre Naturaleza y Gracia, tal como se plantearon hacia los años cincuenta, antes del Vaticano II. Es como si no hubiera llegado a las discusiones del Concilio. Sea lo que fuere las tesis de H. de Lubac (en Surnaturel), los estudiosos de la Biblia nos sentimos muy molestos con una teología que empieza con la naturaleza… y añade luego, como desde fuera, la naturaleza. No conozco ningún teólogo bíblico de cierta envergadura que acepte sin más la fórmula de la Comisión.


3. El carácter indeducible de la Revelación, mediante la cual Dios ha dado a conocer al hombre su designio salvífico, eligiendo a un pueblo y enviado a su Hijo al mundo.

Ciertamente, la revelación categorial (vengamos a Rahner, que está al fondo del tema) no puede deducirse de la afirmación transcendental del hombre como Oyente de la Palabra. Pero el tema no es ese, en abstracto: El tema es el despliegue concreto de la revelación como historia… Da la impresión de que la Comisión no se ha dado cuenta de que la realidad no es “naturaleza” en el sentido ontológico de cierto helenismo (no de todo el helenismo). La novedad del cristianismo (o del judeo-cristianismo) ha sido precisamente el “descubrimiento” de la realidad como historia, con lo que ese esquema de lo deducible y lo indeducible termina siendo muy tosco para hablar de estas cosas.

No sé si hay que pasar por Kant y Hegel para plantear mejor estos temas. No sé si hay que leer un libro como el de G. Baena (Fenomenología de la Revelación, Verbo Divino, Estella 2011, con más de mil páginas sobre esta cuestión)… No es ahora el momento de exponer los detalles… pero lo que dice la Comisión no creo que “vaya a misa”. Ciertamente, tengo en este campo algunas diferencias con Queiruga, pero son diferencias de matices, entre colegas, que quieren ser fieles a la Revelación como Historia. En ese contexto el lenguaje de la “elección de un pueblo particular” puede y debe mantenerse, pero con muchísimos matices, no caigamos en el Dios pre-paulino (pre-cristiano) que hace acepción de pueblos y personas (precisamente admitiendo la diferencia de pueblos y personas).


4. La unicidad y universalidad de la Mediación salvífica de Cristo y de la Iglesia.


Algo conozco la teología de Queiruga, y me da la impresión de que no dice las cosas que le atribuyen, aunque, claro yo no lo he leído con la finura crítica de estos Maestros de la Distorsión. De todas formas, que yo sepa (lego en el tema, como soy, simple fiel al que Queiruga podría dañar con sus doctrinas)… nunca ha negado Queiruga la unidad y universalidad de la Mediación salvífica de Cristo, sino que ha querido defenderla mejor, y hacerla más comprensible, introduciéndola dentro de la Revelación Universal de Dios (en todos los pueblos, de muchas maneras, de mucha formas, como empieza diciendo Hebreos).

El Logos que se ha hecho “carne” en Jesús es el Logos universal de Dios (y de la misma creación) como sabían los teólogos alejandrinos (por sólo poner un ejemplo). Cuando ellos dicen que el Logos se encarna “en la naturaleza humana” están diciendo algo que está cerca de las cosas que dice Queiruga, aunque con otro lenguaje, en un contexto de historia, más que de “naturaleza/esencia”. No es que me haga feliz la teología de los alejandrinos (de Orígenes, por Atanasio a Cirilo…), pero la considero una de las cumbres del pensamiento cristiano. Quien condene a Queiruga está corriendo el riesgo de condenarles a ellos.

5. El realismo de la resurrección de Jesucristo, en cuanto acontecimiento histórico (milagroso) y trascendente.

Me sorprende este juicio. No sé a qué se refieren al hablar del “realismo” de la resurrección, no sé qué entienden por “realidad” (la Biblia no dice lo que es, tampoco la ciencia moderna, ni siquiera Aristóteles la define…). Entre nosotros, Zubiri anduvo toda su vida intentando precisar lo que es la realidad (como bien sabe Queiruga, como yo mismo sabía, por haberlo tratado una tarde memorable con Zubiri)… Pues ben, tras este excurso, quiero decir que no creo que Queiruga niegue el realismo de la resurrección de Jesucristo, ni su sentido más hondo como acontecimiento histórico… y trascendente. Lo que pasa es que quizá la forma en que la comisión entiende esas palabras (historia, milagro, trascendencia…) no es la misma de Queiruga. Tengo la sospecha de la Comisión no ha pasado por la “criba” de lo que significa Realidad.

Éste es un tema clave, que no se puede solucionar dos párrafos breves. Pero, a modo de ejemplo, siguiendo en la “materia” de esta 5ª distorsión, quiero añadir que la utilización de la palabra “milagro” en este contexto me parece desgraciada (poco afortunada). Yo matizaría ciertas afirmaciones de Queiruga, en diálogo teológico respetuoso… Pero lo que me supera es que la Comisión presente la resurrección de Jesús como un “acontecimiento milagroso”. Eso si que es confundir el lenguaje… La resurrección no es un “milagro”, como algo que se añade a la vida de Jesús, desde fuera (como otros posibles milagros), sino que es la revelación de la “realidad” divina de Jesús, el descubrimiento de lo que ha sido y es, como centro y sentido del despliegue histórico de la humanidad (así, al menos, la ha presentado Marcos y el conjunto del NT). Mucho me temo que esta Comisión no ha entrado de verdad en el testimonio pascual del NT.

6. El sentido genuino de la oración de petición, así como el valor de la intercesión y mediación de la Iglesia en su oración por los difuntos, especialmente en la Eucaristía.

Yo también tengo aquí mis reparos respecto a las tesis de Queiruga sobre la oración de petición. Por un lado creo que todo lo que dice es verdad, se puede y se debe decir… No hagamos de la oración de petición una especie de trueque o negocio con Dios… No pensemos que por mucho pedir (como los gentiles, con muchas palabras, dice Mt 6, 7… Pues ya Dios sabe que lo que necesitamos.

Pero, al mismo tiempo, estoy convencido de que la oración, en forma de alabanza y petición (y de otras formas) pertenece al despliegue “divino” de la historia humana. No se trata de pedir para conseguir cosa de fuera (como si chantajeáramos a Dios), no se trata de pensar que con más misas sacamos más almas de purgatorio… Pero estoy convencido de que la auténtica petición ensancha el corazón, nos abre a lo divino…

En esa línea, pienso que el hombre es un “ser de deseos” (como se dice en la Biblia de Daniel). Orar es abrirse a los más hondos “deseos”, de tal forma que Dios mismo se exprese en nuestra vida. En ese sentido, después de admitir todo lo que dice Queiruga, pienso que el tema de la oración de petición sigue abierto (en otra perspectiva, en otra línea, desde nuestro ser de amigos-colaboradores de Dios). Tengo la impresión de que Queiruga quiere decir también algo de esto. De todas formas, tendríamos que hablar de ello, no se trata en modo alguno de condenarle, sino de redescubrir lo que ha sido y lo que es la Oración de Jesús, el Huerto del Monte de los Olivos y en la Cruz, y, de un modo especial, desde su Resurrección orante.


7. La distinción real entre el momento de la muerte personal y el de la Parusía, entendida ésta como culminación y plenitud de la Historia y del mundo.

No, no voy a seguir tratando del tema, no voy a entrar en una “distorsión” en la que algunos discutidísimos papas de Aviñón tuvieron opiniones distintas (Juan XXII y Benedicto XII)… Me basta con recordar que el mismo NT sigue ofreciendo grandiosas “distorsiones”. Tanto Lucas 23 (hoy estarás conmigo en el paraíso) como el Evangelio de Juan (todo se ha cumplido…) se sitúan más cerca de la línea de Queiruga que de la línea de la Comisión. Así, de paso, para fijar mejor las cosas, la Comisión podría mandar también una “notificación” descalificatoria a San Lucas y a San Juan…. y a cientos de teólogos y creyentes que han tenido en este campo visiones distintas, aunque todas centradas en la misma experiencia del Cristo Salvador.

¡Si viviera Juan Luis Ruiz de la Peña…! No todos y en todo estábamos de acuerdo con él, pero pensó sobre estos temas, y sufrió… y fue el director de los volúmenes de la CEE, titulados Sapientia Fidei. Juan Luis nunca habría dicho estas cosas que dice la Comisión, y lo puedo afirmar, porque hablé mucho conél sobre el tema.




CONCLUSIÓN. CUELAN EL MOSQUITO

Me he alargado, seré ya muy breve. El evangelio de Mateo recoge un discurso “vitriólico” (así le llama J. P. Meier, en Judío marginal IV, introducción) de Jesús dirigido a los letrados-fariseos, es decir, a los Maestros de una Comisión de entonces, que se pusieron a mirar con mala lupa sus dichos y sus hechos. Es evidente que Jesús exagera, diciendo cosas durísimas… No parece aquí ni muy dulce, ni muy piadoso… Pero lo dice, para deshacerse de unos escribas-letradas que no crean, ni expanden la fe, sino que se dedican a criticar a los otros. Les dice así, en un momento:

Ay de vosotros, guías ciegos
que filtráis (coláis) el mosquito
y os tragáis el camello (Mt 23, 25).


Estas siete distorsiones de las que han acusado a Queiruga son en el fondo “mosquitos”, pequeños temas que no matan a nadie. Sobre esos mosquitos se puede hablar, sin duda, pero pueden tragarse… Pero hay camellos grandes, que no deberían tragarse… Son los camellos de los que habla Jesús en otro lugar memorable de su evangelio cuando dice que es difícil que un camello pase por el ojo de una aguja (es decir, por el cuello de un sediento…), pero mucho más difícil todavía que un rico se salve (Mc 10 25, par…).

Estos maestros de la Comisión de las Distorsiones han dejado muchos camellos libres, muchos temas clave, sobre los que sería necesario no sólo pensar, sino tomar una decisión. Estos son algunos de esos camellos teológicos, que necesitarían reflexión más honda:

a. Primer camello. Parece perderse una fe tradicional… ¿qué hace la Comisión, que hacemos los teólogos, que hace la Iglesia para que en estos tiempos duros pueda crecer la fe? A. T. Queiruga, a lo largo de su larga vida teológica, ha querido ayudar a creer en este tiempo nuevo. Tiene, sin duda, distorsiones, pero ha querido enfocar bien la lupa o el ojo de la fe.

b. Segundo camello. El tema es el mensaje-vida de Jesús. Es aquí donde deberíamos buscar todos la fuente de las aguas (como la samaritana de cuatro maridos…). Hermanos de la Comisión, por favor, centrémonos en el Evangelio, vengamos al Abba de Jesús y a su misericordia creadora. Andrés T. Queiruga ha situado ahí su teología, vayan a esa fuente y vean, dialoguen y beban, dejando agua para los demás, que para todos hay, como dijo Jesús en los patios del viejo templo: ¡El que tenga sed…! (Jn 7, 38). Sed tiene el mundo ¿Qué agua le ofrecemos?

c. Tercer camello. El tema es el “poder en la Iglesia” o, mejor dicho, la superación de un tipo de poder, la creación de una iglesia que no sea “poder en el mundo”, sino luz que se abre (ciudad iluminada sobre la montaña, Mt 5), pueblo caminante, sin alforja ni dinero (Mt 10), palabra generosa que emociona… No saltamos y corremos como los camellos en libertad… Hemos cargado cargas pesadísimas sobre los hombros de los demás y nosotros ni las tocamos con un dedo… (cf. Mt 23, de nuevo). Lo que importa es que la Iglesia, nosotros (Andrés y un servidor, la Comisión de las Distorsiones y sus obispos…, todos…) podamos ser testigos de Pascua en el mundo.

CONCLUSIÓN DE LA CONCLUSIÓN

Andrés, tú estás limpio… Te han dicho que no tienes pecado. Sigue, pues. Los demás deberemos estar atentos. Pero arrieros somos, y en el camino… Mientras tanto, buena pascua a todos.
Volver arriba