El Papa reivindica el "diálogo interreligioso" y vuelve a decir 'No' al proselitismo Francisco abre su viaje a Indonesia denunciando el "extremismo y la violencia" que da lugar a "guerras sangrientas"
"Esste sabio y delicado equilibrio entre la multiplicidad de culturas, las diferentes visiones ideológicas y las razones que fundamentan la unidad, debe ser defendido continuamente contra cualquier desajuste"
El Papa admitió que hay casos "en los que la fe en Dios se coloca continuamente en primer plano, pero a menudo, lamentablemente para ser manipulada y servir no para construir la paz, la comunión, el diálogo, el respeto, la colaboración y la fraternidad, sino para fomentar las divisiones y aumentar el odio"
Invita a la clase política a "construir puentes, para favorecer los acuerdos y crear sinergias, para aunar esfuerzos y derrotar toda forma de miseria moral, económica y social, y para promover la paz"
Invita a la clase política a "construir puentes, para favorecer los acuerdos y crear sinergias, para aunar esfuerzos y derrotar toda forma de miseria moral, económica y social, y para promover la paz"
| RD/Efe
El papa Francisco abogó por el diálogo interreligioso para "contrastar el extremismo y la intolerancia, que, tergiversando la religión, intentan imponerse sirviéndose del engaño y la violencia", durante su discurso a las autoridades en el palacio presidencial de Yakarta, en el primer día de agenda oficial de su gira por Asia y Oceanía.
Y lamentó que "en diversas regiones vemos surgir conflictos violentos, que a menudo son el resultado de la falta de respeto mutuo, del deseo intolerante de hacer prevalecer a toda costa los propios intereses, la propia posición o la propia visión parcial de la historia, aunque eso suponga un sufrimiento interminable para comunidades enteras y dé lugar a auténticas guerras sangrientas".
Comenzó elogiando "el respeto mutuo de las particularidades culturales, étnicas, lingüísticas y religiosas específicas, de todos los grupos humanos que componen Indonesia", pues "es el hilo conductor indispensable que hace que el pueblo indonesio se mantenga unido y se sienta orgulloso".
Los católicos representan solo el 3,1 por ciento de los 270 millones de indonesios, pero aún así con 8 millones de fieles es la tercera población católica más numerosa de Asia, después de Filipinas y China, mientras que los musulmanes son el 89,4 por ciento.
Junto al presidente saliente, Joko Widodo, con quien se reunió, Francisco relanzó que "la armonía en el respeto a las diferencias se logra cuando cada opinión particular tiene en cuenta las necesidades que son comunes y cuando cada etnia y confesión religiosa actúa con espíritu de fraternidad, persiguiendo el noble objetivo de servir al bien de todos".
Y agregó que "este sabio y delicado equilibrio entre la multiplicidad de culturas, las diferentes visiones ideológicas y las razones que fundamentan la unidad, debe ser defendido continuamente contra cualquier desajuste".
Aunque Francisco, también subrayó que "a fin de favorecer una armonía pacífica y constructiva que garantice la paz y unifique los esfuerzos para vencer los desequilibrios y bolsas de miseria que aún persisten en algunas zonas del país". Según los datos la Agencia Central de Estadísticas de Indonesia (BPS), aunque en disminución, existen 25 millones de pobres.
Y aseguró que la Iglesia católica "desea incrementar el diálogo interreligioso. De este modo, se podrán eliminar los prejuicios y se fomentará un clima de respeto y de confianza mutua, factores imprescindibles para afrontar los retos comunes, entre los cuales, el de contrastar el extremismo y la intolerancia".
A este propósito, el papa este jueves acudirá al encuentro interreligioso en la mezquita Istiqlal, la más grande de todo el Sudeste Asiático, conectada a la catedral por el "túnel de la amistad" y firmará con el gran iman, Nasaruddin Umar, una declaración conjunta sobre la tolerancia.
Porque consideró Francisco, que hay casos "en los que la fe en Dios se coloca continuamente en primer plano, pero a menudo, lamentablemente para ser manipulada y servir no para construir la paz, la comunión, el diálogo, el respeto, la colaboración y la fraternidad, sino para fomentar las divisiones y aumentar el odio".
Y concluyó lanzando un mensaje a la clase política del país al asegurar que "la concordia, en efecto, se alcanza cuando cada uno se compromete, no sólo en función de sus propios intereses y de su propia visión, sino con vistas al bien de todos, para construir puentes, para favorecer los acuerdos y crear sinergias, para aunar esfuerzos y derrotar toda forma de miseria moral, económica y social, y para promover la paz".