Lee en RD la carta del Papa al cardenal de Münich: "Gracias por tu coraje" El Papa no acepta la dimisión de Marx y llama a los obispos a asumir la "catástrofe" de la pederastia clerical

El Papa saluda al cardenal Marx
El Papa saluda al cardenal Marx

"Esta es mi respuesta, querido hermano. Continúa como lo propones pero como Arzobispo  de Munchen und Freising. Y si te viene la tentación de pensar que, al confirmar tu misión y al no aceptar tu dimisión, este Obispo de Roma (hermano tuyo que te quiere) no te comprende, pensá en  lo que sintió Pedro delante del Señor cuando, a su modo, le presentó la renuncia: “apártate de mi  que soy un pecador”, y escuchá la respuesta: “pastorea a mis ovejas”"

"No nos salvarán las encuestas ni el poder de las instituciones. No nos  salvará el prestigio de nuestra Iglesia que tiende a disimular sus pecados; no nos salvará ni el poder  del dinero ni la opinión de los medios (tantas veces somos demasiado dependientes de ellos)."

"Toda la Iglesia está en crisis a causa del asunto de los abusos; más aún, la Iglesia hoy no puede dar un paso adelante sin asumir esta crisis. La política del avestruz no  lleva a nada, y la crisis tiene que ser asumida desde nuestra fe pascual"

"El “mea culpa” delante a tantos errores históricos del pasado lo hemos hecho más de una vez  ante muchas situaciones aunque personalmente no hayamos participado en esa coyuntura histórica.  Y esta misma actitud es la que se nos pide hoy. Se nos pide una reforma, que – en este caso – no  consiste en palabras sino en actitudes que tengan el coraje de ponerse en crisis, de asumir la realidad  sea cual sea la consecuencia"

Querido hermano, 

Ante todo gracias por tu coraje. Es un coraje cristiano que no teme la cruz, no teme  anonadarse delante la tremenda realidad del pecado. Así lo hizo el Señor (Fil 2. 5-8). Es una gracia  que el Señor te ha dado y veo que vos la querés asumir y custodiar para que dé fruto. Gracias. 

Me decís que estás atravesando un momento de crisis, y no sólo vos sino también la Iglesia  en Alemania lo está viviendo. Toda la Iglesia está en crisis a causa del asunto de los abusos; más aún, la Iglesia hoy no puede dar un paso adelante sin asumir esta crisis. La política del avestruz no  lleva a nada, y la crisis tiene que ser asumida desde nuestra fe pascual. Los sociologismos, los  psicologismos, no sirven. Asumir la crisis, personal y comunitariamente, es el único camino  fecundo porque de una crisis no se sale solo sino en comunidad y además debemos tener en cuenta  que de una crisis se sale o mejor o peor, pero nunca igual[1]. 

Me decís que desde el año pasado venís reflexionando: te pusiste en camino, buscando la  voluntad de Dios con la decisión de aceptarla fuese cual fuese. 

Hollerich y Marx
Hollerich y Marx

Estoy de acuerdo contigo en calificar de catástrofe la triste historia de los abusos sexuales y  el modo de enfrentarlo que tomó la Iglesia hasta hace poco tiempo. Caer en la cuenta de esta  hipocresía en el modo de vivir la fe es una gracia, es un primer paso que debemos dar. Tenemos que  hacernos cargo de la historia, tanto personal como comunitariamente. No se puede permanecer  indiferente delante de este crimen. Asumirlo supone ponerse en crisis. 

Tenemos que  hacernos cargo de la historia, tanto personal como comunitariamente. No se puede permanecer  indiferente delante de este crimen. Asumirlo supone ponerse en crisis

No todos quieren aceptar esta realidad, pero es el único camino, porque hacer “propósitos” de  cambio de vida sin “poner la carne sobre el asador” no conduce a nada. Las realidades personales,  sociales e históricas son concretas y no deben asumirse con ideas; porque las ideas se discuten (y  está bien que así sea) pero la realidad debe ser siempre asumida y discernida. Es verdad que las  situaciones históricas han de ser interpretadas con la hermenéutica de la época en que sucedieron,  pero esto no nos exime de hacernos cargo y asumirlas como historia del “pecado que nos asedia”.  Por tanto, a mi juicio, cada Obispo de la Iglesia debe asumirlo y preguntarse ¿qué debo hacer  delante de esta catástrofe? 

El “mea culpa” delante a tantos errores históricos del pasado lo hemos hecho más de una vez  ante muchas situaciones aunque personalmente no hayamos participado en esa coyuntura histórica.  Y esta misma actitud es la que se nos pide hoy. Se nos pide una reforma, que – en este caso – no  consiste en palabras sino en actitudes que tengan el coraje de ponerse en crisis, de asumir la realidad  sea cual sea la consecuencia. Y toda reforma comienza por sí mismo. La reforma en la Iglesia la han  hecho hombres y mujeres que no tuvieron miedo de entrar en crisis y dejarse reformar a sí mismos  por el Señor. Es el único camino, de lo contrario no seremos más que “ideólogos de reformas” que  no ponen en juego la propia carne. 

La reforma en la Iglesia la han  hecho hombres y mujeres que no tuvieron miedo de entrar en crisis y dejarse reformar a sí mismos  por el Señor. Es el único camino, de lo contrario no seremos más que “ideólogos de reformas” que  no ponen en juego la propia carne

El Señor no aceptó nunca hacer “la reforma” (permítaseme la expresión) ni con el proyecto  fariseo o el saduceo o el zelote o el esenio. Sino que la hizo con su vida, con su historia, con su  carne en la cruz. Y este es el camino, el que vos mismo, querido hermano, asumís al presentar la  renuncia. 

Bien decís en tu carta que a nada nos lleva sepultar el pasado. Los silencios, las omisiones, el dar  demasiado peso al prestigio de las Instituciones sólo conducen al fracaso personal e histórico, y nos  llevan a vivir con el peso de “tener esqueletos en el armario”, como reza el dicho. 

Es urgente “ventilar” esta realidad de los abusos y de cómo procedió la Iglesia, y dejar que  el Espíritu nos conduzca al desierto de la desolación, a la cruz y a la resurrección. Es camino del  Espíritu el que hemos de seguir, y el punto de partida es la confesión humilde: nos hemos  equivocado, hemos pecado. No nos salvarán las encuestas ni el poder de las instituciones. No nos  salvará el prestigio de nuestra Iglesia que tiende a disimular sus pecados; no nos salvará ni el poder  del dinero ni la opinión de los medios (tantas veces somos demasiado dependientes de ellos). Nos  salvará abrir la puerta al Único que puede hacerlo y confesar nuestra desnudez: “he pecado”,  “hemos pecado”… y llorar, y balbucear como podamos aquel “apártate de mi que soy un pecador”,  herencia que el primer Papa dejó a los Papas y a los Obispos de la Iglesia. Y entonces sentiremos  esa vergüenza sanadora que abre las puertas a la compasión y ternura del Señor que siempre nos  está cercana. Como Iglesia debemos pedir la gracia de la vergüenza, y que el Señor nos salve de ser  la prostituta desvergonzada de Ezequiel 16. 

El cardenal Marx abre una puerta que no debe ser cerrada
El cardenal Marx abre una puerta que no debe ser cerrada

Me gusta como terminas la carta: “Continuaré con gusto a ser sacerdote y obispo de esta  Iglesia y continuaré a empeñarme a nivel pastoral siempre y cuando lo retenga sensato y oportuno.  Quisiera dedicar los años futuros de mi servicio en modo más intenso a la cura pastoral y  empeñarme por una renovación espiritual de la Iglesia, como Usted incansablemente lo pide”

Y esta es mi respuesta, querido hermano. Continúa como lo propones pero como Arzobispo  de Munchen und Freising. Y si te viene la tentación de pensar que, al confirmar tu misión y al no  aceptar tu dimisión, este Obispo de Roma (hermano tuyo que te quiere) no te comprende, pensá en  lo que sintió Pedro delante del Señor cuando, a su modo, le presentó la renuncia: “apártate de mi  que soy un pecador”, y escuchá la respuesta: “pastorea a mis ovejas”. 

Con fraterno afecto. 

FRANCISCO 

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[1] Existe el peligro de no aceptar la crisis y refugiarse en los conflictos, actitud que termina por asfixiar e impedir toda  posible transformación. Porque la crisis posee un germen de esperanza, el conflicto - por el contrario - de  desesperación; la crisis involucra… el conflicto - en cambio - nos enreda y provoca la actitud aséptica de Pilato: «Yo  soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes» (Mt. 27, 24)… que tanto mal nos ha hecho y nos hace.  

Lettera Santo Padre_Card. Marx by Jesús Bastante on Scribd

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