El Papa, a los alumnos del Instituto Superior de Liturgia del Ateneo Sant Pacià, de Barcelona Francisco: "Una liturgia esclava del 'rubricismo', no favorece la unión con Dios"
Este viernes 10 de mayo, el Santo Padre recibió en audiencia a los profesores y alumnos del Instituto Superior de Liturgia del Ateneo Universitario Sant Pacià de Barcelona, España
A ellos, el Pontífice los alentó a trabajar para hacer vida nuestra liturgia cotidiana, de esa forma, nuestras comunidades serán "tabernáculos de Dios entre los hombres", que buscan en su oración "el invisible latido del corazón del Esposo"
A los estudiantes el Santo Padre les recuerda que, es importante que en sus estudios se reflexione sobre la necesidad de buscar esta unión con el Señor y sobre los medios que Él, a través de la Iglesia, nos ha dado para alcanzarla. “La liturgia nos recuerda además que este encuentro en torno a Dios es de todos”. Por ello, la Iglesia, como Pueblo convocado, indica el Papa, se entrega a la búsqueda de su fin más esencial, aquel que se perpetuará en la Jerusalén celeste, cuando nos unamos a los coros angélicos en el canto del Santo.
“El hombre es para la liturgia, porque es para Dios, pero una liturgia sin esta unión del hombre con Dios, es una aberración. Y aquí una aberración, por ejemplo, sería, una liturgia esclava del ‘rubricismo’, por ejemplo, que no favorece la unión con Dios”.
Promueve el encuentro personal y comunitario
En este sentido, al proponer como lección para todo cristiano y, para todo liturgo, el Papa Francisco recuerda que san Benito, en los albores del discernimiento vocacional de sus monjes, nos pone como criterio para ver si se busca verdaderamente a Dios, el hecho de que el candidato esté pronto para la obra de Dios, para la participación en la Liturgia divina, en su sentido de encuentro personal y comunitario con Dios.
“Pero sin olvidar esa misma urgencia para la obediencia, es decir, para el servicio, para vivir el mandato supremo del amor fraterno, en lo que Dios nos pida; y para las humillaciones, abrazando la cruz, dejándose modelar por Dios y tocando la llaga abierta del Señor en los miembros de su Cuerpo místico”.
Tabernáculos de Dios entre los hombres
Antes de impartirles la bendición, el Santo Padre los alentó a seguir trabajando para hacer vida nuestra liturgia cotidiana, para que exprese, cuestione y nutra esta relación con Dios.
“De esa forma, nuestras comunidades serán ‘tabernáculos de Dios entre los hombres’, que buscan en su oración ‘el invisible latido del corazón del Esposo’. Almas ‘que no sólo amen, adoren, alaben, sino que consuelen, reparen, y expíen’, comprometidas con la gloria de Dios y el bien de los hombres”.
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