"Quien se cree justo no se renueva. En cambio, los que eran considerados pecadores públicos, querían pasar de una conducta deshonesta y violenta a una conducta nueva. Los lejanos se vuelven cercanos cuando Cristo se hace cercano a nosotros"

"¡Cuán difundidos están hoy estos males espirituales, especialmente donde se propaga el consumismo! Una  sociedad así, envejece insatisfecha porque no sabe dar; quien vive para sí mismo nunca será feliz"

"Ante las devastaciones que oprimen a los pueblos, la Iglesia anuncia una esperanza  segura, que no desencanta, porque el Señor viene a habitar entre nosotros"

Miles de personas (más de quince mil, según la organización) abarrotaban la plaza de Austerlitz (o 'La Casona', como se la conoce en Ajaccio), para escuchar las palabras del Papa Francisco en una homilía en la que se preguntó "¿qué debemos hacer?", en mitad de un altar en forma de barca, coronado por una cruz-ancla. Tras ellos, la estatua de Napoleón, el personaje más ilustre de la isla.

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En sus palabras, Francisco recordó la necesidad de renovación constane en la Iglesia. "Quien se cree justo no se renueva. En cambio, los que eran considerados pecadores públicos, querían pasar de una conducta deshonesta y violenta a una conducta nueva. Los lejanos se vuelven cercanos cuando Cristo se hace cercano a nosotros", explicó el Papa, que antes de comenzar la misa se vio rodeado por una multitud de jóvenes que buscaban ser bendecidos por el pontífice.

El Papa, a su llegada a la plaza de Austerlitz
El Papa, a su llegada a la plaza de Austerlitz

"Durante este tiempo de Adviento tengamos la valentía  de preguntar, sin miedo: '¿qué debemos hacer?'. Pidámoslo con sinceridad para preparar en nosotros un corazón humilde y confiado al Señor que viene", formuló Francisco. Esperar. ¿Y cómo esperar al Mesías? De dos modos, señaló: "La espera desconfiada y la espera gozosa".

En primer lugar, la espera desconfiada, que "está llena de recelo y ansiedad". "El que tiene la mente ocupada en pensamientos egocéntricos pierde la alegría del ánimo; en vez de velar con esperanza, duda sobre el futuro", lamentó el Papa. Se trata de cristianos que, "interesados sólo en proyectos mundanos, no aguardan la obra de  la Providencia".

Francisco, durante la misa
Francisco, durante la misa

"¡Cuán difundidos están hoy estos males espirituales, especialmente donde se propaga el consumismo! Una  sociedad así, envejece insatisfecha porque no sabe dar; quien vive para sí mismo nunca será feliz", denunció Francisco. Frente a ello, la fe. "¡La fe en Dios da  esperanza!", clamó el Papa, defendiendo el papel de la religiosidad popular, el rezo del Rosario o las cofradías. "Exhorto a los  miembros de las cofradías a mostrarse siempre cercanos y disponibles, especialmente con los más  vulnerables, haciendo a la fe activa en la caridad".

Miles de fieles esperan la misa con el Papa Francisco
Miles de fieles esperan la misa con el Papa Francisco

En segundo lugar, "la espera gozosa", basada en la "alegría cristiana", que "no es apática ni superficial"."La venida del Señor trae la  salvación, por eso es motivo de alegría", recordó el Papa, quien insistió en que "nuestra alegría no es un consuelo ilusorio para sobrellevar las tristezas de la vida", sino "fruto del Espíritu por la fe en Cristo Salvador,  que llama a nuestro corazón, para liberarlo de la tristeza y del tedio".

La alegría ofrece "signos de esperanza que el mundo anhela". ¿Cuáles son? "El primero de estos signos es la paz", la que trae "Emanuel, el Dios con nosotros, que da la paz a los hombres amados por el Señor". "Que mientras nos preparamos a  recibirlo en este tiempo de Adviento, puedan nuestras comunidades crecer en su capacidad de  acompañar a todos".

"Queridos hermanos, hagan hijos, que serán vuestra alegría y consuelo en el futuro. Jamás he visto tantos niños como aquí, solo en Timor este. ¡Y solo dos perros! Esta es vuestra alegría", improvisó el Papa, arrancando las risas y una ovación por parte de los fieles corsos. En contraposición, los niños ucranianos, que "han perdido la sonrisa. Por favor, pensemos en el dolor de tantos niños".

Altar de la misa en Ajaccio
Altar de la misa en Ajaccio

Miseria, guerras, corrupción, violencia

"Hermanos y hermanas, lamentablemente sabemos bien que no faltan motivos graves de dolor  entre las naciones: miseria, guerras, corrupción, violencia", recordó Francisco. "Sin embargo, la Palabra de Dios nos  conforta siempre. Ante las devastaciones que oprimen a los pueblos, la Iglesia anuncia una esperanza  segura, que no desencanta, porque el Señor viene a habitar entre nosotros", culminó. Por eso, "nuestro compromiso por la paz y la justicia encuentra, en su venida, una fuerza inagotable". 

"En todo tiempo y en cualquier tribulación, Cristo es la fuente de nuestra alegría. Para llevarla  adondequiera, tengámosla siempre en el corazón. Entonces, seremos testigos de la esperanza que no  defrauda", concluyó.  

Fieles en la misa
Fieles en la misa

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