El Papa decide trasladar la celebración diocesana de la JMJ del Domingo de Ramos al Domingo de Cristo Rey Francisco: "Queridos jóvenes, no renunciemos a los sueños grandes, no nos contentemos con lo que es debido"
Sobre el juicio final: "El Señor se basa en las decisiones que tomamos. Casi parece que no juzga: separa las ovejas de las cabras, pero ser buenos o malos depende de nosotros"
Advierte de "la fiebre del consumo, que narcotiza el corazón con cosas superfluas. Se encuentra la obsesión por la diversión, que parece el único modo para evadir los problemas, y en cambio sólo pospone los problemas"
"El Señor se basa en las decisiones que tomamos. Casi parece que no juzga: separa las ovejas de las cabras, pero ser buenos o malos depende de nosotros"
"El Señor se basa en las decisiones que tomamos. Casi parece que no juzga: separa las ovejas de las cabras, pero ser buenos o malos depende de nosotros"
Misa de entrega de los signos de la JMJ a los responsables de la jornada en Lisboa. Misa en San Pedro, con pocos fieles, cumpliendo estrictamente las normas de higiene, aforo y seguridad planteadas por la pandemia. Todos los asistentes, y concelebrantes, excepto el Papa, llevan mascarilla.
En su homilía, Bergoglio explica las obras de misericordia, "que transforman nuestra vida en eternidad". "Cada uno de nosotros puede preguntarse: ¿Las pongo en práctica? ¿Hago algo por quien lo necesita? ¿O hago el bien sólo a los seres queridos y a los amigos? ¿Ayudo al que no me puede devolver? ¿Soy amigo de un pobre?", se pregunta el Papa, que responde con las palabras de Jesús “Yo estoy ahí, donde el pensamiento dominante —según el cual la vida va bien si me va bien a mí— no muestra interés". Una presencia también para los jóvenes, que buscan "realizar los sueños de la vida".
"Queridos jóvenes, queridos hermanos y hermanas: No renunciemos a los sueños grandes. No nos contentemos con lo que es debido. El Señor no quiere que recortemos los horizontes, no nos quiere aparcados al margen de la vida, sino en movimiento hacia metas altas, con alegría y audacia", recalcó el Pontífice.
"No estamos hechos para soñar con las vacaciones o el fin de semana, sino para realizar los sueños de Dios en este mundo", proclamó, indicando que, para ello, son precisas "las grandes decisiones". De eso también se habla en el juicio final. "El Señor se basa en las decisiones que tomamos. Casi parece que no juzga: separa las ovejas de las cabras, pero ser buenos o malos depende de nosotros".
"Nosotros nos convertimos en lo que elegimos, para bien y para mal. Si elegimos robar nos volvemos ladrones, si elegimos pensar en nosotros mismos nos volvemos egoístas, si elegimos odiar nos volvemos furibundos, si elegimos pasar horas delante del móvil nos volvemos dependientes", advirtió Bergoglio, quien añadió: "Si optamos por Dios nos volvemos cada día más amados y si elegimos amar nos volvemos felices".
"Nosotros nos convertimos en lo que elegimos, para bien y para mal. Si elegimos robar nos volvemos ladrones, si elegimos pensar en nosotros mismos nos volvemos egoístas, si elegimos odiar nos volvemos furibundos, si elegimos pasar horas delante del móvil nos volvemos dependientes"
En cambio, "hay obstáculos que vuelven arduas las elecciones: a menudo el miedo, la inseguridad, los porqués sin respuesta". Frente a ello, "el amor nos pide que vayamos más allá, que no nos quedemos sujetos a los porqués de la vida, esperando que llegue una respuesta del Cielo".
"No, el amor nos impulsa a pasar de los porqués al para quién, del por qué vivo al para quién vivo, del por qué me pasa esto al para quién puedo hacer el bien. ¿Para quién? No sólo para mí mismo: la vida ya está llena de decisiones que tomamos mirando nuestro beneficio, para tener un título de estudios, amigos, una casa, para satisfacer los propios pasatiempos e intereses. Pero corremos el riesgo de que pasen los años pensando en nosotros mismos sin comenzar a amar", advirtió.
El consumo nos anestesia
Además de las dudas, otros obstáculos, como "la fiebre del consumo, que narcotiza el corazón con cosas superfluas. Se encuentra la obsesión por la diversión, que parece el único modo para evadir los problemas, y en cambio sólo pospone los problemas".
"Elegir, especialmente hoy, es no dejarse domesticar por la homogeneización, es no dejarse anestesiar por los mecanismos de consumo que desactivan la originalidad, es saber renunciar al aparentar y al mostrarse. Elegir la vida es luchar contra la mentalidad del usar y tirar y del todo y rápido, para conducir la existencia hacia la meta del Cielo, hacia los sueños de Dios". Muchas elecciones, que "surgen cada día en el corazón".
Finalmente, el Papa ofreció un par de consejos, un par de preguntas. "Una es: ¿Qué me apetece hacer? Es una pregunta que con frecuencia engaña, porque insinúa que lo importante es pensar en uno mismo y seguir todos los deseos e impulsos que uno tiene. Sin embargo la pregunta que el Espíritu Santo sugiere al corazón es otra: no ¿qué me apetece hacer?, sino ¿qué te hace bien? Aquí está la elección de cada día: ¿Qué quiero hacer o qué me hace bien? De esta búsqueda interior pueden nacer elecciones banales o elecciones de vida. Miremos a Jesús, pidámosle la valentía de elegir lo que nos hace bien, para seguir sus huellas en el camino del amor, y encontrar la alegría".
Palabras finales
Al final de esta celebración eucarística, saludo cordialmente a todos los presentes y a todos los que nos siguen a través de los medios de comunicación. Dirijo un saludo especial a los jóvenes de Panamá y Portugal, representados por las dos delegaciones que en breve harán el significativo gesto del paso de la Cruz y del icono de la Virgen María, Salus Populi Romani, símbolos de las Jornadas Mundiales de la Juventud. Es un paso importante en la peregrinación que nos llevará a Lisboa en el año 2023.
Y mientras nos preparamos para la próxima jornada intercontinental de la JMJ, también me gustaría relanzar su celebración en las Iglesias locales. Treinta y cinco años más tarde de la creación de la JMJ, después de haber escuchado diferentes opiniones y al Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, competente en la pastoral juvenil, he decidido trasladar la celebración diocesana de la JMJ del Domingo de Ramos al Domingo de Cristo Rey, a partir del próximo año. En el centro permanece el Misterio de Jesucristo Redentor del hombre, como siempre evidenció san Juan Pablo II, iniciador y patrono de la JMJ.
Queridos jóvenes: ¡Griten con sus vidas que Cristo vive y reina! ¡Si ustedes callan, las piedras gritarán! (cf. Lc 19,40).