Francisco vuelve a advertir de la "tercera guerra mundial librada a pedazos" El Papa defiende la labor de los diplomáticos para ser "artífices de la paz en nuestro tiempo"

"Sean artífices de la paz en nuestro tiempo". Este fue el llamamiento del Papa Francisco al recibir, esta mañana, las letras credenciales de los nuevos embajadores de Belice, Bahamas, Tailandia, Noruega, Mongolia, Níger, Uganda y Sudán ante la Santa Sede, ante quienes reflexionó sobre los valores que deben generar una convivencia en un mundo que, como volvió a resaltar Bergoglio, vive "una tercera guerra mundial librada a pedazos".

"Al asumir sus nuevas responsabilidades", explicó el Papa, "deseo reconocer las muchas maneras en que sus naciones contribuyen al bien común no sólo de sus propios ciudadanos, sino de toda la familia humana", con una "preocupación por construir la comunidad internacional".

La inestimable labor de los diplomáticos

"En esta tarea vital y colectiva de tratar de salvaguardar y promover el bienestar de los hombres y mujeres de todo el mundo, especialmente en nuestros días, marcados por los problemas persistentes de la crisis sanitaria mundial y los violentos conflictos que tienen lugar en todo el mundo, la acción concertada de toda la familia de naciones y la labor de la diplomacia son más necesarias que nunca", resaltó el Pontífice, quien insistió en que, sin los diplomáticos, "no es posible proteger la dignidad y los derechos humanos de todos, promover la justicia, la reconciliación y el diálogo en aras de una paz duradera, y cuidar nuestra casa común como un don precioso para nosotros mismos y para las generaciones futuras".

"Inicia su nueva misión diplomática en un momento de mayor sensibilidad política ante las crecientes violaciones del derecho internacional y lo que desde hace tiempo vengo denominando una tercera guerra mundial librada a pedazos", denunció Francisco, quien insistió en que, "para que la paz tenga una oportunidad y para que los pobres tengan la perspectiva de un futuro mejor, especialmente en aquellas partes del mundo donde los conflictos prolongados amenazan con engendrar el acostumbramiento en la conciencia pública, todos estamos llamados a mostrar una mayor vigilancia y a responder a la llamada a ser artífices de la paz en nuestro tiempo".

Talentos al servicio de la humanidad

"Para hacer frente a tales desafíos -añadió-, cada una de vuestras naciones, ya sean viejas o jóvenes, puede recurrir a un vasto patrimonio de tesoros históricos, intelectuales, tecnológicos, artísticos y culturales, que son contribuciones únicas y distintivas de vuestros pueblos". A su vez el Papa reivindicó los recursos de cada nación y de sus representantes. "Vuestro ingenio y talento son también dones que pueden ponerse al servicio del mundo entero, tanto en contextos bilaterales como multilaterales, para la mejora de la humanidad".

"Hay que llamar la atención sobre otras situaciones generalizadas que afectan a los derechos humanos fundamentales: la falta de acceso universal al agua potable, la alimentación o la atención sanitaria básica; la necesidad de garantizar la educación a todos aquellos que con demasiada frecuencia se ven excluidos de ella; así como la oportunidad de un trabajo digno para todos. También pienso en los enfermos, los discapacitados, los jóvenes -especialmente las niñas- que no tienen suficientes oportunidades para desarrollar su potencial; así como en los que proceden de entornos empobrecidos y corren el riesgo de quedar rezagados, olvidados o incluso deliberadamente excluidos de la plena participación en sus comunidades"

"Al ofrecer generosamente sus recursos materiales, humanos, morales y espirituales, los países responden a una vocación noble y esencial", incidió Bergoglio a los embajadores. "De hecho, sólo si nos esforzamos por abordar los problemas de la humanidad de forma cada vez más integrada y unida podremos encontrar soluciones" a estos y otros problemas, porque "hay que llamar la atención sobre otras situaciones generalizadas que afectan a los derechos humanos fundamentales: la falta de acceso universal al agua potable, la alimentación o la atención sanitaria básica; la necesidad de garantizar la educación a todos aquellos que con demasiada frecuencia se ven excluidos de ella; así como la oportunidad de un trabajo digno para todos. También pienso en los enfermos, los discapacitados, los jóvenes -especialmente las niñas- que no tienen suficientes oportunidades para desarrollar su potencial; así como en los que proceden de entornos empobrecidos y corren el riesgo de quedar rezagados, olvidados o incluso deliberadamente excluidos de la plena participación en sus comunidades". Y es que queda mucho por hacer.

"Al sensibilizar constantemente sobre la difícil situación de los marginados de la sociedad, su papel como diplomáticos puede ayudar a arrojar luz sobre los rincones más oscuros de nuestro mundo, a traer al centro a los que están en la periferia y a dar voz a los que no la tienen o han sido silenciados", reivindicó Francisco, quien pidió a los nuevos diplomáticos "buscar, tanto aquí en Roma como en otros lugares, caminos nuevos y creativos para promover la solidaridad y la amistad social, particularmente con nuestros hermanos y hermanas más vulnerables". En este punto, el Papa aseguró "la colaboración y el apoyo de la Secretaría de Estado y de los Dicasterios y Oficinas de la Curia Romana".