El Papa clama por "una profunda reforma de las estructuras multilaterales" para lograr una paz duradera "La humanidad no parece haberse dado cuenta de hasta qué punto la paz es necesaria, de cuánto bien aporta"
No basta "que proclamen la paz si no tienen capacidad autónoma para promover e implementar acciones concretas" pues así "corren el riesgo de no estar al servicio del bien común, sino sólo instrumentos partidistas"
Para Francisco "la guerra nunca ha traído alivio a la vida de los seres humanos" y sus efectos son siempre "las bajas, la destrucción, la pérdida de humanidad, la intolerancia, hasta la negación de la posibilidad de mirar al mañana con renovada confianza"
| RD/Efe
Francisco pidió una profunda reforma de las estructuras multilaterales creadas por los Estados para que tengan "capacidad autónoma para promover e implementar acciones concretas" y puedan así trabajar para conseguir la paz.
Así lo escribió el papa en un mensaje publicado hoy y enviado a los participantes a la Conferencia Internacional "La paz entre los pueblos" con motivo de los 60 años de la encíclica "Pacem in Terris" promovida por la Pontificia Universidad Lateranense y el Dicasterio para el Desarrollo Humano Integral.
"Lo que se necesita es una profunda reforma de las estructuras multilaterales que los Estados han creado para gestionar la seguridad y garantizar la paz, pero que ahora se ven privadas de libertad y posibilidad de acción", argumentó Francisco en su mensaje.
"L’egoismo di pochi e gli interessi sempre più limitati di alcuni inducono a pensare di poter trovare
nelle armi la soluzione a tanti problemi". @Pontifex#PacemInTerris@unilateranense@VaticanIHDhttps://t.co/Yl2uhUJZMm— Pontifical Academy Life (@PontAcadLife) May 11, 2023
Instrumentos partidistas
Porque para el pontífice argentino no basta "que proclamen la paz si no tienen capacidad autónoma para promover e implementar acciones concretas" pues así "corren el riesgo de no estar al servicio del bien común, sino sólo instrumentos partidistas".
Para Francisco "la guerra nunca ha traído alivio a la vida de los seres humanos" y sus efectos son siempre "las bajas, la destrucción, la pérdida de humanidad, la intolerancia, hasta la negación de la posibilidad de mirar al mañana con renovada confianza".
Lamentó que tras la encíclica de Juan XIII escrita durante la Guerra Fría y en la que se abogaba por la paz y se pedía el desarme, "la humanidad no parece haberse dado cuenta de hasta qué punto la paz es necesaria, de cuánto bien aporta."
Y criticó que actualmente "el egoísmo de unos pocos y los intereses cada vez más estrechos de unos pocos llevan a pensar que se puede encontrar en las armas la solución a tantos problemas o nuevas necesidades, así como a aquellos conflictos que surgen en la realidad de la vida de las naciones".
El poder como criterio de juicio
A este propósito afirmó que a pesar de las "reglas de las relaciones internacionales han limitado el uso de la fuerza (...) la voluntad de poder sigue siendo, desgraciadamente, un criterio de juicio y un elemento de actividad en las relaciones entre Estados".
Y advirtió de que "en este momento, el aumento de los recursos económicos para armamentos ha vuelto a convertirse en un instrumento de relación entre los estados, demostrando que la paz sólo es posible y alcanzable si se basa en el equilibrio de su posesión".
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