Clamor del Papa por la unidad de los cristianos en la Vigilia de Pentecostés Francisco: "Estamos divididos, hemos roto en mil pedazos lo que Dios ha hecho con tanto amor, compasión y ternura"
"Miremos el mundo: la peste, efecto no sólo de un virus sino del egoísmo y de la codicia que hacen que cada vez los pobres sean más pobres, y los ricos más ricos"
"Esta noche miles de cristianos levantamos juntos, desde los rincones de la tierra, la misma oración: ¡Ven, Espíritu Santo! ¡Ven, Espíritu de amor y cambia la faz de la tierra y cambia mi corazón!"
Vísperas de Pentecostés. Vigilia ecuménica en la Christ Church de Jerusalén, tierra manchada de sangre, que esta noche entonó un canto hacia la unidad de los cristianos, con un directo clamor del Papa, y de Justin Welby, por la unidad de los cristianos: "Esta noche, los exhorto a que se asomen al mundo y hagan realidad el testimonio de la primera comunidad cristiana: “miren cómo se aman”. ¡Salgan juntos a contagiar el mundo! Dejémonos cambiar por el Espíritu Santo para poder cambiar el mundo".
"Esta es una noche muy especial, quiero compartir con ustedes lo que hay en mi corazón, pensando en Jerusalén, la ciudad santa para los hijos de Abraham", comenzó Bergoglio, quien hizo suyo el mensaje del Evangelio "Mirad cómo se aman".
"Qué triste es cuando se dice de los cristianos: miren cómo se pelean”, lamentó el Papa, quien se preguntó: "¿Puede el mundo hoy decir de los cristianos, de ellos: 'miren cómo se aman' o pueden decir con verdad, 'miren cómo se odian' o 'miren cómo se pelean'? ¿Qué nos pasó? Hemos pecado contra Dios y contra nuestros hermanos. Estamos divididos, hemos roto en mil pedazos lo que Dios ha hecho con tanto amor, compasión y ternura. Todos, todos, necesitamos pedir perdón, al Padre de todos, y también necesitamos perdonarnos a nosotros mismos".
Todos, todos, necesitamos pedir perdón, al Padre de todos, y también necesitamos perdonarnos a nosotros mismos
"Si siempre ha sido necesaria la unidad de los cristianos en el amor mutuo, hoy es más urgente que nunca", subrayó Francisco. "Miremos el mundo: la peste, efecto no sólo de un virus sino del egoísmo y de la codicia que hacen que cada vez los pobres sean más pobres, y los ricos más ricos".
"Hermanos y hermanas, la noche de hoy puede ser una profecía, puede ser el comienzo del testimonio que nosotros los cristianos, juntos, tenemos que dar al mundo: ser testigos del amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que se nos ha dado. El amor al que hemos sido llamados los creyentes en Jesús. Porque esta noche miles de cristianos levantamos juntos, desde los rincones de la tierra, la misma oración: ¡Ven, Espíritu Santo! ¡Ven, Espíritu de amor y cambia la faz de la tierra y cambia mi corazón!", finalizó, invitando a los cristianos de todo signo y condición a que "salgan juntos a contagiar el mundo".