¿Cuántas veces hemos rechazado al buen Jesús?
Ni le hemos dado las migajas de nuestro plato.
Ni ofrecido una cama caliente
Ni un café para templarse
Ni una conversación para que se desahogara.
Y después de todo esto, le hemos escupido, maltratado, azotado, y amarrado de pies y manos para llevarle al matadero.
¡Y en la propia cruz!
Nos hemos burlado de él
Y como pueblo cobarde que somos, seguíamos mirando hacia otro lado, sin hacer nada.
¡Qué raza tan rara somos
los que nos llamamos hijos de Dios!
Él nos ofreció su casa cuando más lo necesitamos en el peligro inminente.
Charlamos largo rato por varios días.
Nos abrió su corazón.
Nos dio de comer, cuando estábamos exhaustos
Nos ofreció la ropa que no teníamos y algo de dinero para las primeras urgencias.
Hasta un trabajo digno nos procuró
Y después de esto, le vemos, y pasamos de largo, le denunciamos por terrorista y las autoridades lo llevan al patíbulo.
¿Qué raro es el hijo de Dios Padre, el hijo y hermano de Jesús?
¡Qué misterio de Amor y Misericordia eres con tus hijos! - que en la Cruz que nos hemos creado cada día dices 'Padre, perdónalos'porque no saben lo que hacen'
¡Que Amor y Paciencia tiene él con todos nosotros!