Tú, madre,
No te cansas de rogar por mí, cada día, cada día, cada día

Yo cada día que no te ruego,
Es día de amor perdido.

Es negarte como Madre
Siendo cada día más esclavo, más, más, más.

Tú eres Fiel
Tú eres Misericordia
Tú eres Paz
Tú eres Gratitud
Tú eres Esperanza y Alegría.

Yo sin ti, soy oscuridad
Yo sin ti, soy desolación
Yo sin ti, soy lengua reseca
Yo sin ti, soy ingratitud.

Madre,

Que te ame cada día
No por amarte
Si no por saberme amado
Amarte.

Que te espere cada día
No porque me esperes
Si no por saberme que eres-  

  Esperanza y Madre.

Y yo tu hijo, tu hijo, tu hijo.
Que de todo ello
Te dé testimonio cada día.

No porque tú lo diste y lo haces por mí cada día.
Si no porque siendo testigo de mi Madre
Seré tu testigo, lo seré, lo seré.

Madre,

Dame un poco de tu conocimiento
Para amarte un poco más

porque me conoces bien como tu hijo.

Esto preciso y con confianza te lo pido
No por ser tu hijo
¡ Si no por ser hijo de la que fue...!

Fiel a la Misericordia para ser Misericordia.
Fiel a la Paz, para ser Paz
Fiel a la Gratitud para ser Gratitud

Fiel a la Esperanza para ser Esperanza.

Madre,

¡Para ser como tú!
Te pido que me des el don de la  Gratitud
Para ser como tú,

¡Alegria y Esperanza, de todos, de todos, de todos!...

(ll) ¡Madre, Tú no te cansas de rogar por mí cada día!
¡Y yo siempre estoy cansado

 por no rogar por ti todos los días

      ¡Ama y Confía en la Madre!

Ama y Confía, Confía del todo, Todo llegará,

confía con los ojos bien abiertos
Y el corazón muy ensanchado.

¡Haz la prueba Créetelo...!
Como niño que lo demanda a su madre
Con la dulzura y la confianza-

de lo que le has susurrado a su oído-
Y escucharás lo que la madre
ha respondido al hijo adulto

Porque tú ya sabías que siempre  te escucha
Y no hará falta nada más.

Y así verás lo que has creído.

Porque todo el que ruega a la Madre,

es oído y recibido

Y solo por haber creído,
Ya es doblemente atendido.

Y a pesar de las duras pruebas-

que pueda mandarte la vida,
¡Y algunas, insoportables...!

No por ello, dejes jamás de confiar -

Ni de juzgar a María.

Que el mismo Jesús
Te la encomendó como Madre,
Para que supieras atenderla
Y por ello, ella siempre te atiende.

Si crees en esto,

tu corazón se conformará con el de tu Madre

¡Y ya solo serás un corazón...!

  Da testimonio de lo recibido-
A todos tus hermanos
Para que crean en ello.