❤¡María, Madre mía, no estás muerta, estás muy viva!
Alfonso Olaz
¡María, Madre mía, no estás muerta, estás muy viva!
¡Esta tarde de verano te contemplo en una Virgen tallada del S. XIV!
¡Cuántas miradas recibiste! Y Cuántas plegarias escuchaste Y a todos atendiste: Madres de piel arrugada que pidieron por sus hijos tuyos
Hijos que te rogaron mil gracias: trabajos, enfermedad, amores y también mucho agradecimiento.
¡Ahora estamos los dos solo Que privilegio de amor Y me emociono sabiendo que puedo acariciarte tu rostro como lo hicieron antes muchos hijos tuyos!
Gracias por ver tus ojos, y verme yo en ellos. Gracias por acariar tus labios y ver tu sonrisa Gracias por tu sonrisa para que no dude que estás viva Y así contemplar a tu niño sentado entre tu trono, a tu amparo celestial. Y tú me has dejado a tu niño moreno un rato para dármelo a conocerlo un poco más
¡Madre mía! Tu bien sabes lo que necesito Y no me canso de pedírtelo noche y día Al final me lo darás por un muy querido hijo tuyo. ¡Confío en ello totalmente!
Y tú me dices que tenga paciencia La misma que tú tuviste con tu hijo en el calvario.
¡Y en esta tarde tú ya te has adelantado y me lo has dado! Ya me has dado lo que más quería- a tu hijo, para que lo haga mío Y así mi pequeño volverá Y quedará sano, como tú quisiste y ya será tuyo Para pronto acudir a tu regazo.
Y así, su padre, madre e hijo
Te daremos las gracias en tu presencia, siendo ya solo Uno.
Nos ha hecho ver,
Que contigo Madre, todo es posible Y sin ti nada es factible haciendo de lo imposible, posible Y de lo posible, amor de una madre.
Pues nunca se ha oído decir de ti Que al que te ha acogido, nunca se ha ido de vacío.