" Aceptare amar al projimo como a mi mismo" Porque para eso he aceptado su amor, para amar a los otros y no a mi y así él me ha podido amar mejor, como el niño que tengo conmigo.
¡ Si, Soy testigo de Él, Del niño del Portal de Belen!
¡Amare al prójimo, al niño de Belén!¡Hasta que me rompa, para luego él volver a rehacerme y descansar un rato en su portal !En esto consiste su primer llamado.
Si, Soy testigo de Él Del niño del Portal de Belen!
" Aceptare amar al prójimo como a mi mismo" Porque para eso he aceptado su amor, para amar a los otros y no a mi y así él me ha podido amar mejor, como el niño que tengo conmigo.
¡Amare al prójimo, al niño de Belén! ¡Hasta que me rompa, para luego él volver a rehacerme y descansar un rato en su portal ! En esto consiste su primer llamado.
¡Aceptare su mirada, como la familia de Nazaret, lo hace conmigo!
Y así tendré un lugar en su portal, en su humilde morada, para ser su invitado muy especial de esta su Navidad. ¡Si esto lo cumplo! ¡Le alabare noche y día!
A pesar de las noches oscuras. Y de los días aciagos. Él siempre me acompaña, en las tinieblas y en los fríos amaneceres de mi corazón.
Igual que a los pastores de Belen. Que buscaban el descanso y el fuego del hogar en su corazón.
Y en aquella noche clara y sosegada, de Estrellas y del Amor Infinito. ¡ Se encontraron con Él!
¡Iba a nacer el Salvador.!
Y SI voy a su encuentro con Alegría y lo miro con dulzura, Confiare como lo pastores para dejar al niño que se haga el encontradizo conmigo, en el Portal de mi Vida.
¿ Querré Ser coherente como Él? ¿ Confío en el niño del portal, como lo hicieron los pastores?
Y a pesar de mis necedades. ¿ Podré confiar en el niño a pesar de haberlo visto? ¿ O seguir negandole? ¡En el portal de Belen y en todos nuestros portales donde vivimos!
Y esto así nos lo prometió cuando nos acogió en su familia de Nazaret. ¡Y nos rogaba que en el portal no tuviéramos miedo en contemplarle para descubrir su mirada!
¿Amaré hasta que me rompa?
Con el Espíritu de niño Jesús Sin palabras, y es la Paz y la Alegría como las plantas divinas de su portal, que no se marchitan a pesar de que seamos aguafiestas y frioleros como el temporal.
Viviré como el niño que tengo en mi interior. ¡ Cómo el niño sin miedos y alegre que todos llevamos dentro! A semejanza de él, Él niño del portal, de Belén.
Y así volveremos ha hacernos niños, como él niño, alegre y sonrosado.
¡Y entonces, dejaremos a nuestro Maestro que nos enseñe las lecciones de su Vida, que es para nosotros!