Los nuevos desafíos cambiarán nuestra forma de entender el mundo, combinando lo biológico y lo tecnológico. La década decisiva: convertir la distopía en utopía

La Década Decisiva: Convertir la Distopía en Utopía
La Década Decisiva: Convertir la Distopía en Utopía

Los cristianos con una visión humanista del evangelio, que creen en poner el sistema al servicio de las personas y no al revés, debemos estar preparados para responder a los desafíos que definirán la segunda mitad del siglo XXI.

La estrategia de posesión territorial es engañosa; la verdadera posesión está en el espacio virtual y el espacio exterior. Controlar el relato será más importante que controlar el territorio.

Todas las décadas son importantes, pero con el avance de la Inteligencia Artificial y el nuevo orden mundial, esta década es especialmente crucial. Hemos pasado de un mundo basado en estrategias de poder, como en un juego de ajedrez, a uno más impredecible y cambiante, como un juego de cartas. Por ejemplo, Marruecos ha tomado una postura neutral sobre la invasión de Ucrania por parte de Rusia, a pesar de ser tradicionalmente aliado de EE. UU.

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En este contexto, los cristianos con una visión humanista del evangelio, que creen en poner el sistema al servicio de las personas y no al revés, debemos estar preparados para responder a los desafíos que definirán la segunda mitad del siglo XXI.

Inteligencia Artificial
Inteligencia Artificial

Los nuevos desafíos cambiarán nuestra forma de entender el mundo, combinando lo biológico y lo tecnológico. La vieja guardia, basada en la tierra, la fuerza y la herencia, está dando paso a una nueva era centrada en el conocimiento. Líderes empresariales como Steve Wozniak, Bill Gates y Jeff Bezos representan esta nueva guardia. En el futuro cercano, la interacción humana y la red social serán fundamentales. Todo será más conectado pero también más virtual. Veremos el fracaso del neoliberalismo, las dictaduras comunistas y el poder jerárquico, y el conocimiento triunfará sobre la fuerza.

Los cristianos no debemos olvidar que la ignorancia es un gran pecado. "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen". Por lo tanto, debemos alegrarnos del triunfo del conocimiento y convertirlo en la Verdad del Evangelio. Estamos entrando en una era de ideas, espiritualidad, comunicación y movimientos. Conceptos como fronteras, trabajo presencial, orientación sexual y creencias políticas o religiosas serán revisados. Surgirá una nueva clase social, basada en el conocimiento tecnológico, similar a cómo nació la burguesía en la Edad Media. Países con un gran bagaje cultural, como Irán, Turquía y Europa, serán actores clave en el diálogo global.

Imagen de la 'protección divina' de Trump en su atentado
Imagen de la 'protección divina' de Trump en su atentado RRSS

Hoy en día, nuevas comunidades y estados colaboran en red, aportando ideas y soluciones, a veces con más miembros que algunos países. El concepto de Estado-nación ha muerto, y la última representante de esa visión fue la Reina Isabel II del Reino Unido.

La estrategia de posesión territorial es engañosa; la verdadera posesión está en el espacio virtual y el espacio exterior. Controlar el relato será más importante que controlar el territorio.

Debemos apostar por una Unión Europea que fortalezca la democracia participativa y esté conectada con las personas, no con un modelo de Estado anticuado

En la economía, vienen tiempos de redistribución de la riqueza. Después de años de acumulación, ahora necesitamos nuevas formas de redistribución para evitar futuras revueltas sociales. Los cristianos debemos explicar esta nueva realidad basada en el conocimiento y las consecuencias del neoliberalismo, que ha empobrecido a las clases medias, destruido el medio ambiente y desestabilizado la sociedad.

Debemos apostar por una Unión Europea que fortalezca la democracia participativa y esté conectada con las personas, no con un modelo de Estado anticuado. Debemos predicar que las nuevas energías serán las ideas, las visiones y la imaginación. En estos nuevos tiempos, debemos acercar a la humanidad a Dios, basándonos en el amor y siguiendo la guía del Papa Francisco y Benedicto XVI.

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