"El Sodalicio es un grupo fanático, fanatizado y fanatizante" El fanatismo en su laberinto
"Todo cerrado. Nada nuevo entra. Está todo dicho. Todo en calma. No hay angustias. Todo resuelto. Y así no es la vida. Es justamente lo contrario"
"El fanatismo es el resultado del miedo que tenemos todos y de la necesidad de colgarnos de algo. Junto a esto, de no estar solos en nuestro “objeto de cuelgue”; compartir un discurso y un líder que nos indique el camino. Pero esto se puede decir de cualquier grupo con alguna necesidad existencial"
"Desde los que realmente lo dirigieron, hasta los que fueron menospreciados por el mismo Sodalicio (así se hablaba de algunos de ellos adentro de las comunidades). Todos están en pánico"
"Los buenos cristianos que hay en el Sodalicio deberían disolver a Figari lo haga o no el Vaticano y encontrar su propia manera de vivir la fe. No es necesario que lo haga el Vaticano"
"Desde los que realmente lo dirigieron, hasta los que fueron menospreciados por el mismo Sodalicio (así se hablaba de algunos de ellos adentro de las comunidades). Todos están en pánico"
"Los buenos cristianos que hay en el Sodalicio deberían disolver a Figari lo haga o no el Vaticano y encontrar su propia manera de vivir la fe. No es necesario que lo haga el Vaticano"
| Por Gonzalo Cano Psicoanalista y exsodálite
Estar vivo es un reto cuádruple. Da miedo estar solo, da miedo que la vida no tenga sentido, da miedo perder la libertad y, sobre todo, da miedo morir. El existencialismo lo viene repitiendo hace mucho tiempo. El Psicoanálisis trabaja en el consultorio y en la sociedad con las consecuencias de estos miedos. Y las religiones también. Y también las estafas disfrazadas de religiones (y también de psicoterapias, coaching y otras versiones) u otros métodos que se venden como algún tipo de solución para cualquiera de estos cuatro temores fundamentales. El problema es cuando son mentira y buscan sólo dos cosas: gente y dinero. Uno no viene sin el otro. Repito: el problema es cuando son mentira.
Estos miedos son el caldo de cultivo para fanatismos de todo tipo. Erich Fromm lo ejemplificó con su tesis de el “miedo a la libertad”: dale al hombre la receta para calmar la angustia que implica resolver su vida y la obedecerá. Y es cierto: dale al ser humano amigos, dile qué tiene que hacer para que su vida tenga sentido, dile que es libre de sus circunstancias y será tuyo. Más aún: dile que no va a morir, sino que se va a ir a otro lado: y hará todo por ti. Sendero Luminoso (la banda terrorista peruana de origen maoísta) tenía esa lógica: morir para las generaciones futuras, el materialismo histórico y demás florituras verbales. El cristianismo también funciona con esa lógica. Pero hay verdadero cristianismo y falso cristianismo. No estamos aquí para discutir si existe el cielo o el infierno sino para hablar de una secta disfrazada de cristianismo.
Al miedo a la libertad que hace que obedezcamos cualquier cosa que nos evite la angustia de resolver la propia vida, se suma lo que Hannah Arendt llamó “la banalidad del mal”. El ser humano, una vez que está en un sistema (sea bueno o malo, no importa, pero en este caso estamos hablando de los sistemas malos), funciona. Totalmente desapegado, escindido de lo que realmente pasa: sólo cumple su función, se burocratiza, se vuelve parte del sistema o se institucionaliza como diría Ervin Goffman. Tenemos la burocracia del fanatismo lista para trabajar.
Carta abierta a un amigo desinformado del Sodalicio: 👇🏽👇🏽Le sigue lloviendo sobre mojado a la fundación de Figari 🌧️ https://t.co/nxh00OOluP vía @YouTube
— pedro salinas (@chapatucombi) September 3, 2024
Si seguimos pensando un poco, podemos traer también a colación las ideas de los funcionamientos de los grupos de Bion, en particular lo que él llamó el “grupo de supuesto básico”, como contraposición a un verdadero “grupo de trabajo”. El primer tipo de grupo, que es el que nos importa, sería el que no trabaja más que por motivos inconscientes. A diferencia del otro, que se organiza para metas claras y se ordena al objetivo. En el caso del grupo de supuesto básico, los supuestos siempre serían tres: dependencia (algo o alguien les dará la seguridad), ataque y fuga (todo lo externo al grupo es enemigo); y, apareamiento (algo en el futuro o el nacimiento de alguien los proveerá en la necesidad que tengan). Y estos supuestos se pueden alternar según la circunstancia del momento en el funcionamiento del grupo.
Quiero hablarles sobre la mente fanática. Se pueden decir muchas cosas, pero una sola es la más importante sobre ella: es una mente en que sólo hay una idea o una especie de muro de ideas que son lo único que importa. No hay creatividad, no hay novedad, no hay intercambio, no hay apareamiento de ideas. Nada. Funcionan como la mente de un autista, totalmente cerrada al intercambio con el exterior (con el perdón de las personas autistas). Esto sucede a nivel individual y a nivel grupal. Todo cerrado. Nada nuevo entra. Está todo dicho. Todo en calma. No hay angustias. Todo resuelto. Y así no es la vida. Es justamente lo contrario. Hay que resolverla. Y hay que resolverla adentro y afuera, con los otros. El fanatismo no considera eso. A los otros, se les mete adentro del muro para defenderlo o se les considera enemigos a los cuales destruir.
El fanatismo es el resultado del miedo que tenemos todos y de la necesidad de colgarnos de algo. Junto a esto, de no estar solos en nuestro “objeto de cuelgue”; compartir un discurso y un líder que nos indique el camino. Pero esto se puede decir de cualquier grupo con alguna necesidad existencial.
El fanatismo aparece cuando un perverso se atreve a apropiarse de las mentes de otros, con un discurso propio o robado o de camuflaje, para satisfacer sus necesidades primitivas y erigirse como el conocedor de la verdad. Eso es lo que basta: alguien que se atreva. Hay sectas hasta de ballet (vean el documental “Holly Hell”, lo más parecido que he visto al Sodalicio).
En los últimos días, estamos viendo un Sodalicio que se ve amenazado, quizás con razón, por la expulsión de Figari por el Vaticano. Reacciona como un grupo de supuesto básico, ahora en la versión ataque y fuga, pero de cuando en cuando alternando con el apareamiento (no sexual, por su supuesto, dicen que son célibes) que en el futuro alguien les dará la razón.
El Sodalicio es un grupo fanático, fanatizado y fanatizante. Por lo menos el Sodalicio figariano que yo conocí. Y los que están tan asustados, porque la angustia de las respuestas que les resolvieron la vida pueden ser declaradas como falsas, están en modo ataque. A todo nivel. Desde los que realmente lo dirigieron, hasta los que fueron menospreciados por el mismo Sodalicio (así se hablaba de algunos de ellos adentro de las comunidades). Todos están en pánico. Porque tiembla el edificio que les dio la seguridad existencial de que iban a algún lado, un grupo de pertenencia, la sensación de libertad y la idea de la vida eterna. Agrego, también, aunque no para todos, tranquilidad económica… por lo menos a los que les pagaban sueldos competitivos y no sueldos bajos “por la misión”.
Que no se malentienda: no creo que el Sodalicio esté lleno de gente mala. Creo que los que lo fundaron y lo dirigieron tenían patologías que resolver y dudo mucho que sean “pararrayos del espíritu santo” o que sean depositarios de algún carisma. Dios saca bien de los males, pero Dios no es sádico. Me imagino que dentro del Sodalicio también hay gente que no está cegada y que sabe que lo central del cristianismo es el mandamiento del evangelio: amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo. Los buenos cristianos que hay en el Sodalicio deberían disolver a Figari lo haga o no el Vaticano y encontrar su propia manera de vivir la fe. No es necesario que lo haga el Vaticano. Seguro la mayoría ya lo ha hecho en su corazón y en sus mentes. "No tengan miedo" dijo Juan Pablo II. Vuelvan real lo que ya hicieron. Hagan lo suyo, vivan su fe. No la perversión de la fe que los tiene atrapados. No teman a la angustia: descúbranse en ella. Los han engañado, pero no los ha engañado el Evangelio. Los ha engañado Figari y sus amigos. Déjenlos. Ustedes están bien. Si dudan, es porque son humanos. Si la tienen clara, están con problemas.
Tengan fe, que ésta no existe sin dudas. Yo creo que la gran mayoría de sodálites son gente que sí cree en el Evangelio y quieren ser cristianos. Es más, me preocupa qué va a pasar con ellos cuando la mentira de Figari desaparezca.
Hay que dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios. Lo que es delito, toca castigarlo. Si la ley es una sublimación de la venganza, enhorabuena, todos los sodálites abusivos están vivos. Para eso existe la ley. Nadie los ha matado. Entréguense a la justicia. Confiesen. Arrepiéntanse. Hagan lo que dice su propia doctrina. Hagan lo correcto. Atacar y agredir a las víctimas que se han atrevido a enfrentarlos… no tiene sentido. Cumplan los mandamientos. Lean su catecismo.
No tiene sentido que los únicos enjuiciados sean las víctimas, les caigan bien o mal o piensen o no como ustedes o tengan amigos o afinidades políticas distintas.
A los que estamos del otro lado: cuidémonos de fanatizarnos contra el fanatismo: se puede ser fanático en el sentido inverso. Como el personaje de Javert en “Los Miserables”. Hay que tener cuidado con eso. La regla del perdón aplica para ambos lados. Sólo así se solucionará esto.