DIOS NOS AMA EN JESUCRISTO
DIOS NOS AMA EN JESUCRISTO
Karl Rahner, al final de su vida, decía: "por Jesús sabemos que Dios es bueno y nos quiere bien. No necesitamos saber mucho más".
El amor de Dios, manifestado plenamente en Jesucristo, constituye toda la esencia misma de la Revelación Cristiana.
“Dios nos ama en Jesucristo” es el clamor fundamental que recorre desde el origen hasta el final del Cristianismo, y que
reivindica su gran aportación en el tejido social.
No imaginemos la salvación como resultado final del esfuerzo y del conocimiento del creyente, sino reafirmemos la salvación como un derroche y un don de Dios. Hay que señalar que admitir la salvación como don y como gracia de Dios conlleva cierto sacrificio y esfuerzo por llevar una vida conforme a su voluntad, pero subrayemos que no la conseguimos por esfuerzo sino como gracia.
Ante este amor misericordioso, el creyente responde por la fe, que, en el fondo, es la respuesta libre y obediente a un Dios que se comunica en amor.
Desde la contemplación de este Amor desbordante respondemos libremente y agradecidos por la fe. Por esta razón, la fe es una decisión personal que compromete toda nuestra vida y obliga a poder vivir según los planteamientos de su proyecto divino.
El amor hacia los demás es un signo del amor divino en nosotros, que da sentido pleno a la vida. Y, a decir verdad, Dios actúa a través de las personas que aman, y se hace presencia en las personas que necesitan amor.
www.marinaveracruz.net
Karl Rahner, al final de su vida, decía: "por Jesús sabemos que Dios es bueno y nos quiere bien. No necesitamos saber mucho más".
El amor de Dios, manifestado plenamente en Jesucristo, constituye toda la esencia misma de la Revelación Cristiana.
“Dios nos ama en Jesucristo” es el clamor fundamental que recorre desde el origen hasta el final del Cristianismo, y que
reivindica su gran aportación en el tejido social.
No imaginemos la salvación como resultado final del esfuerzo y del conocimiento del creyente, sino reafirmemos la salvación como un derroche y un don de Dios. Hay que señalar que admitir la salvación como don y como gracia de Dios conlleva cierto sacrificio y esfuerzo por llevar una vida conforme a su voluntad, pero subrayemos que no la conseguimos por esfuerzo sino como gracia.
Ante este amor misericordioso, el creyente responde por la fe, que, en el fondo, es la respuesta libre y obediente a un Dios que se comunica en amor.
Desde la contemplación de este Amor desbordante respondemos libremente y agradecidos por la fe. Por esta razón, la fe es una decisión personal que compromete toda nuestra vida y obliga a poder vivir según los planteamientos de su proyecto divino.
El amor hacia los demás es un signo del amor divino en nosotros, que da sentido pleno a la vida. Y, a decir verdad, Dios actúa a través de las personas que aman, y se hace presencia en las personas que necesitan amor.
www.marinaveracruz.net