En la Constitución Lumen Gentium del Vaticano II se dice que “a los laicos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el Reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándoles según Dios” (L. G. 31).
Cada ocupación y trabajos, tareas y deberes del seglar deberían estar impregnados de este impulso para ordenar este mundo según Dios.
¡Tú, seglar de cualquier condición y cultura, siente que estás llamado a construir un mundo y una sociedad más acorde con los designios de Dios y con el Evangelio!