EL PROFETA ISAÍAS, PRIMER MODELO DEL ADVIENTO.
EL PROFETA ISAÍAS, PRIMER MODELO DEL ADVIENTO.
Sus profecías se cumplen plenamente en Cristo. Su mensaje es la invocación de una liberación, que viene del cielo y de la tierra, de Dios y de los hombres).
I.-Isaías es el gran heraldo del AT, de la venida del Señor, una venida de salvación y de paz, que nos trae el reino de Dios e inaugura los nuevos tiempos, las nuevas relaciones entre Dios y los hombres, las cuales se establecerán a partir del Mesías.
Tenemos sed de luz, de armonía, de paz y de justicia… Nuestro mundo suplica, desde su hambre de plenitud, una salvación que le romper toda exclusión y toda corrupción, toda injusticia y toda maldad…
En el fondo deseamos un Salvador y pedimos, aún sin ser conscientes de ello, que la salvación venga más allá de nosotros mismos y de nuestra propia finitud.
En todas nuestras expectativas y sueños siempre aflora el ideal de esa “Jerusalén celeste”, esa ciudad ideal de plenitud y que lleve al ser humano a alcanzar sus más bellas utopías…
En definitiva, todos los hombres y mujeres de todos los tiempos deseamos un cambio de orientación y un final del espiral de violencia y de mal. Es el grito de todos los grandes “profetas” de la historia de la humanidad y es el grito de todos nosotros que en medio de la mediocridad suspiramos una vida en plenitud.
II.-El profeta Isaías nos invita a mirar al futuro donde el triunfo de Dios será una realidad en plenitud. Ese triunfo es puro don de Dios y una creación nueva, simbolizada con la imagen del banquete.
Nos invita a la esperanza y a la contemplación del Misterio
Frente a la exclusión a que nos tiene acostumbrado la sociedad humana, Dios mismo nos hace vivir una dimensión universal de la llamada a la salvación.
Frente a los silencios y los recodos de nuestra existencia, Dios mismo nos recuerda que todo será descubierto y revelado con toda contundencia.
Frente al dominio destructor de la muerte, Dios mismo nos advierte que ella misma será aniquilada para siempre.
Frente al sufrimiento y a las lágrimas en cada rincón de la tierra, Dios mismo nos manifiesta que serán enjugará las lágrimas de todos los rostros.
www.marinaveracruz.net
Sus profecías se cumplen plenamente en Cristo. Su mensaje es la invocación de una liberación, que viene del cielo y de la tierra, de Dios y de los hombres).
I.-Isaías es el gran heraldo del AT, de la venida del Señor, una venida de salvación y de paz, que nos trae el reino de Dios e inaugura los nuevos tiempos, las nuevas relaciones entre Dios y los hombres, las cuales se establecerán a partir del Mesías.
Tenemos sed de luz, de armonía, de paz y de justicia… Nuestro mundo suplica, desde su hambre de plenitud, una salvación que le romper toda exclusión y toda corrupción, toda injusticia y toda maldad…
En el fondo deseamos un Salvador y pedimos, aún sin ser conscientes de ello, que la salvación venga más allá de nosotros mismos y de nuestra propia finitud.
En todas nuestras expectativas y sueños siempre aflora el ideal de esa “Jerusalén celeste”, esa ciudad ideal de plenitud y que lleve al ser humano a alcanzar sus más bellas utopías…
En definitiva, todos los hombres y mujeres de todos los tiempos deseamos un cambio de orientación y un final del espiral de violencia y de mal. Es el grito de todos los grandes “profetas” de la historia de la humanidad y es el grito de todos nosotros que en medio de la mediocridad suspiramos una vida en plenitud.
II.-El profeta Isaías nos invita a mirar al futuro donde el triunfo de Dios será una realidad en plenitud. Ese triunfo es puro don de Dios y una creación nueva, simbolizada con la imagen del banquete.
Nos invita a la esperanza y a la contemplación del Misterio
Frente a la exclusión a que nos tiene acostumbrado la sociedad humana, Dios mismo nos hace vivir una dimensión universal de la llamada a la salvación.
Frente a los silencios y los recodos de nuestra existencia, Dios mismo nos recuerda que todo será descubierto y revelado con toda contundencia.
Frente al dominio destructor de la muerte, Dios mismo nos advierte que ella misma será aniquilada para siempre.
Frente al sufrimiento y a las lágrimas en cada rincón de la tierra, Dios mismo nos manifiesta que serán enjugará las lágrimas de todos los rostros.
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