XXXI MARTES DEL TIEMPO ORDINARIO/CICLO B/ 6-11-2018

XXXI MARTES DEL TIEMPO ORDINARIO/CICLO B/ 6-11-2018

EVANGELIO DEL DÍA: Lc 14,15-24

En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús: «¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!»
Jesús le contestó: «Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: "Venid, que ya está preparado." Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero le dijo: "He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor." Otro dijo: "Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir." El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: "Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos." El criado dijo: "Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio." Entonces el amo le dijo: "Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se me llene la casa." Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete.»

COMENTARIO:

Celebramos el Martes de la Trigésima Primera Semana del Tiempo Ordinario . La Resurrección de Jesús es el punto central de nuestra vida cristiana y la razón misma de lo que la Iglesia cree, espera, celebra y vive.
En el Evangelio de este Martes de la Trigésima Primera Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 14,15-24).
Jesús, en casa de uno de los principales fariseos que le había invitado para comer, responde a un comensal que le había dicho: “¡Dichoso el que come en el banquete del Reino de Dios!”. Y lo hace con una parábola: ante la negativa de los invitados, el dueño se indigna por el rechazo, pero en vez de cerrar las puertas, las abre de par en par; y son los excluidos por la buena sociedad quiénes van a gozar del gran festín. Incluso los que están fuera, clara alusión a los paganos, son llamados a entrar en la sala. A quiénes se creían con derecho y dignos, se les dejará fuera; a quiénes no se consideran dignos, se les invitará a disfrutar de la dicha del Reino.
Pidamos a Dios que nos ayude a seguir y a amar a Jesucristo, y a reconocerlo en nuestros ambientes y en los que nos rodean. Amén.

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