XXXIV JUEVES DEL TIEMPO ORDINARIO/CICLO B/ 29-11-2018
XXXIV JUEVES DEL TIEMPO ORDINARIO/CICLO B/ 29-11-2018
EVANGELIO DEL DÍA: Lc 21,20-28.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días!
Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».
COMENTARIO:
Celebramos el Jueves de la Trigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario . Intenta en este día ser un gran mensajero de paz al estilo de Jesús, Príncipe de la Paz, pero reconoce que para ser mensajero de paz tienes que tener el corazón pacificado.
En el Evangelio de este Jueves de la Trigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 21,20-28)
Jesús les recuerda a sus discípulos que a la ruina de Jerusalén seguirá la dispersión del pueblo judío. Y después de la catástrofe y la ruina de Jerusalén vendrá la catástrofe cósmica y la venida del Hijo del Hombre, figura misteriosa que triunfará sobre todos los opresores, llevando en su mano la justicia de la historia, el triunfo de la justicia de Dios.
Señor, haznos profetas, personas que seamos "consecuentes en su pensar y coherentes en sus palabras; que sean rápidos para escuchar y calmosos para responder” (Eclo 5,10-11).
Desde María, la Madre de Jesús, pidamos a Dios que nos conceda aquello que más necesitamos y nos conviene. Amén.
www.marinaveracruz.net
EVANGELIO DEL DÍA: Lc 21,20-28.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción.
Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque estos son “días de venganza” para que se cumpla todo lo que está escrito.
¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días!
Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.
“Caerán a filo de espada”, los llevarán cautivos “a todas las naciones”, y “Jerusalén será pisoteada por gentiles”, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.
Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».
COMENTARIO:
Celebramos el Jueves de la Trigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario . Intenta en este día ser un gran mensajero de paz al estilo de Jesús, Príncipe de la Paz, pero reconoce que para ser mensajero de paz tienes que tener el corazón pacificado.
En el Evangelio de este Jueves de la Trigésima Cuarta Semana del Tiempo Ordinario leemos el Evangelio de San Lucas (Lc 21,20-28)
Jesús les recuerda a sus discípulos que a la ruina de Jerusalén seguirá la dispersión del pueblo judío. Y después de la catástrofe y la ruina de Jerusalén vendrá la catástrofe cósmica y la venida del Hijo del Hombre, figura misteriosa que triunfará sobre todos los opresores, llevando en su mano la justicia de la historia, el triunfo de la justicia de Dios.
Señor, haznos profetas, personas que seamos "consecuentes en su pensar y coherentes en sus palabras; que sean rápidos para escuchar y calmosos para responder” (Eclo 5,10-11).
Desde María, la Madre de Jesús, pidamos a Dios que nos conceda aquello que más necesitamos y nos conviene. Amén.
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