El sábado 5 de septiembre a las 20 horas en su iglesia de San Antón de Madrid El padre Ángel celebra una misa por el 23 aniversario de la muerte de la Madre Teresa de Calcuta
El sacerdote español fue la primera persona que bendijo la sepultura de la Madre Teresa en la casa de las Misioneras de la Caridad, en India
Cuando la religiosa falleció, se le concedió un funeral de Estado, trasladando su féretro por la ciudad en el mismo carruaje que se utilizó para Mahatma Gandhi
"En mi vida he tenido siempre presente a tres de estos santos que yo llamo “de camiseta”: Vicente Ferrer, que hablaba siempre de la providencia; madre Teresa que siempre habló de la caridad y el Papa Francisco que habla de la misericordia", comenta el padre Ángel
"Desde hace 5 años que me dieron la iglesia de San Antón, coloqué en el altar, justo debajo del púlpito donde leemos las lecturas, una escultura con su imagen y su foto como santa"
"En mi vida he tenido siempre presente a tres de estos santos que yo llamo “de camiseta”: Vicente Ferrer, que hablaba siempre de la providencia; madre Teresa que siempre habló de la caridad y el Papa Francisco que habla de la misericordia", comenta el padre Ángel
"Desde hace 5 años que me dieron la iglesia de San Antón, coloqué en el altar, justo debajo del púlpito donde leemos las lecturas, una escultura con su imagen y su foto como santa"
El padre Ángel fue la primera persona que bendijo la sepultura de la Madre Teresa en la casa de las Misioneras de la Caridad, en Calcuta, que ya habían dispuesto un lugar para su enterramiento. La Madre Teresa murió el 5 de septiembre de 1997 en Calcuta y el gobierno indio le concedió un funeral de Estado, trasladando su féretro por la ciudad en el mismo carruaje que se utilizó para Mahatma Gandhi.
Mensajeros de la Paz celebra este día para recordar a una persona tan importante por su obra como ha sido la Madre Teresa en el 23 aniversario de su muerte. “La madre ha sido una de esas formas de caridad expresa. En mi vida he tenido siempre presente a tres de estos santos que yo llamo “de camiseta”: Vicente Ferrer, que hablaba siempre de la providencia; madre Teresa que siempre habló de la caridad y el Papa Francisco que habla de la misericordia”, comenta el padre Ángel.
“Ha sido una persona libre, independiente, a quien no achantaba nadie y que ha sufrido mucho con las autoridades eclesiásticas. Era una mujer que se ocupaba de las personas que no quería nadie, decía siempre: 'A los que nadie quiere, déjenmelos a mí'. Ella veía a Jesús en cada uno de los hombres; acariciaba a la gente, a todos y les transmitía amor y tranquilidad. Cuando el mismo Presidente de los EE.UU., John F. Kennedy le dijo sobre su obra: 'Madre esto yo no lo haría ni por un millón de dólares', ella dijo, 'Yo tampoco, lo hago por amor a Dios'. Ella era la paz, la caridad”.
“La conocí la primera vez que vino a España -continúa el padre Ángel- Fui al palacio de congresos que estaba junto al Bernabéu donde se nos había convocado a mucha gente. Recuerdo que con mucha valentía, antes de comenzar el acto, ante todos esos cientos de personas, dijo: 'Vamos a rezar todos un Padre Nuestro'. Era muy libre, decía las cosas como debían ser. También recuerdo que en la época en que la conocí, en los años 80,
Mensajeros de la Paz desarrollaba un proyecto con casas que acogían a niños enfermos de SIDA y yo le propuse trabajar juntos y me contestó: 'De eso nada; usted siga los caminos de Dios que yo también seguiré los caminos de Dios'. Y acertó, porque era muy difícil un matrimonio con la madre Teresa de Calcuta", ríe el padre Ángel.
"Hablaba mucho de que había que hacer más caridad y menos demagogia porque los pobres estaban entre la basura y nadie los miraba. Tenía una alegría inmensa, una mirada profunda y despierta… Al final de sus días estaba muy deteriorada, con muchos achaques pero todos veíamos en ella la mirada, esos ojos… Una cosa preciosa que recordaré siempre es que cuando la tuvimos delante queríamos ir a tocarla porque sabíamos que tocándola, como cuando la gente quería acercarse a Jesús, nos curábamos de todo. Tocar a la madre era tocar a una santa en vida. Para mí no necesitaban canonizarla para que lo fuera. Tuve también el privilegio de compartir con ella una de las
ediciones del Premio Príncipe de Asturias, el de la Concordia para el que estábamos propuestos los dos".
"Tuve también el privilegio de compartir con ella una de las ediciones del Premio Príncipe de Asturias, el de la Concordia para el que estábamos propuestos los dos"
"Yo le decía: 'Y usted para que quiere el premio de la Concordia en Asturias si ya tiene el Premio Nobel y usted es una santa y no necesita nada…'. Y ella solo sonreía… Creo que gracias a ella me lo dieron a mí… Porque se lo tenían que haber dado a ella… aunque sé que ella prefería seguir siendo lo que era: la madre Teresa".
"Es una figura que cambió la Iglesia y por eso y desde hace 5 años que me dieron la
iglesia de San Antón, coloqué en el altar, justo debajo del púlpito donde leemos las
lecturas, una escultura con su imagen y su foto como santa. El día de su beatificación estaba yo en Bagdag, en Irak, e hice allí la misa mientras la beatificaban en El Vaticano. Nos acompañaban en la concelebración las Misioneras de la Caridad que habían venido desde Calcuta, y en ese momento entraron los americanos con las ametralladoras en las manos porque creían que estábamos conspirando. Gracias a que el nuncio que estaba allí con nosotros y que hoy es cardenal en Roma nos defendió porque podrían habernos disparado".
"Cuando Mensajeros de la Paz viaja por el mundo, la primera visita obligada al llegar
a cualquier país donde estén, es a las Misioneras de la Caridad. Siempre hemos
estado muy unidos, incluso alguna asturiana que fue educadora nuestra en los inicios, cuando Mensajeros se llamaba La Cruz de los Ángeles, se unió a ellas en esta casa de Caridad en Calcuta".
"La madre Teresa me marcó. La he visto unas 8 o 10 veces en vida y en su último expirar también lo acompañé viajando hasta Calcuta, donde me quedé cuatro días. Fui con la Reina Sofía porque se celebraban los funerales de Estado y la Reina la quería mucho. Allí estuvimos juntos y emocionados los dos porque sabíamos que la madre era una santa. Por eso hago esta misa, para celebrar su recuerdo, porque los que creemos decimos que con la muerte no se acaba todo. En la iglesia se celebra más el día de la muerte que el del nacimiento porque el de la muerte de muchos se entiende que es un principio de santidad, aunque para mí, Teresa lo era desde que nació".
"La criticaron en vida y la siguen criticando algunos en muerte, porque decían que solo daba de comer. Ella, con esa sabiduría que tenía, les contestaba: 'A mí déjenme darles de comer mientras ustedes piensan en ideas y proyectos y en enseñarles a pescar con una caña. Pero mientras piensan en eso déjenme mantenerles vivos para cuando ustedes solucionen lo de la caña. Las ideas y los proyectos tardan en llegar y la gente en ese tiempo se muere de hambre'. Me gustaría que la recordásemos como la madre de la Caridad, de la esencia de la Caridad", concluye el padre Ángel.