"Es el momento de comenzar a construir algo nuevo", reivindica el purpurado Cardenal Ayuso: "Frente a los fanatismos ideológicos y las guerras, la fraternidad no es una utopía, es un objetivo común"

Miguel Ángel Ayuso es comboniano, cardenal, sevillano, "y bético". Man que pierda, aunque veremos qué resulta de la final de la Copa del Rey que este sábado enfrenta a su Betis y al Valencia, que no se perderá, aunque no pueda ir al estadio. Este jueves, el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso ofreció una jugosa conferencia en la Semana de Vida Consagrada del ITVR sobre la primera persona del plural, ese 'nosotros' tan necesario, también en lo religioso, para construir Iglesia, y también sociedad, como hermanos.

Porque "hablar de nosotros, como hermanos, es hoy una cuestión de actualidad. En estos tiempos en que la fraternidad y la paz están amenazadas, vivimos en un clima social deteriorado, cualquier contribución a preservar la paz y la fraternidad debe ser muy bienvenida", comenzó Ayuso, quien reivindicó la "cultura del encuentro", una de las claves de bóveda del pontificado de Francisco.

En estos tiempos en que la fraternidad y la paz están amenazadas, vivimos en un clima social deteriorado, cualquier contribución a preservar la paz y la fraternidad debe ser muy bienvenida

"Es el momento de comenzar a construir algo nuevo", subrayó el purpurado, acompañado en la mesa por el cardenal Bocos y por Fernando Prado, cmf. "Somos relación, somos en relación. Y si el virus nos ha recordado que no podemos sobrevivir el uno sin el otro, ahora es el momento de comenzar a crear la nueva vida de la fraternidad". Y esto, añadió, requiere "algo más que una visión económica, política o ecológica. Requiere que vivamos desde lo más profundo de nuestra alma, ojos que puedan ver al otro, mirar a los demás como si fuéramos nosotros mismos".

El purpurado quiso reivindicar el papel del diálogo interreligioso como camino para la fraternidad dentro de la Iglesia católica, y de cara al futuro de la humanidad, haciendo un repaso sobre los trabajos llevados a cabo desde el Concilio Vaticano II hasta nuestros días. En uno de los últimos, la firma del documento sobre la Fraternidad Humana, Ayuso tuvo mucho, muchísimo que ver.

"La colaboración y el diálogo interreligioso hoy no es algo opcional, sino algo de lo que depende nuestro futuro. La fraternidad es siempre posible, a todo nivel, y en toda situación. No es una utopía", insistió. Al tiempo, Ayuso quiso "dar las gracias públicamente al Papa Francisco por su impulso al diálogo interreligioso", y subrayó la importancia "de pensar en el otro. Quien reza en una fe distinta a la nuestra no es un enemigo".

Un diálogo que "se hace con personas concretas"."Nosotros no decimos que todas las religiones sean iguales, sino que todos los creyentes y personas de buena voluntad tienen igual dignidad", aclaró.

La importancia del documento de Al-Azhar

Centrándose en el documento firmado en Al-Azhar, con "una autoridad moral a nivel global", Ayuso invitó a leer y reflexionar sobre el texto a la luz de Evangelii Gaudium. "La firma fue una de esas acciones que genera nuevos dinamismos en la sociedad", añadió. "No es un documento confesional, sino abierto, disponible y aceptable para todos", señaló, apuntando cómo tanto el gran imán como el Pontífice reivindican la fraternidad humana. "Todos juntos podemos y debemos trabajar con valentía y con fe para recuperar la esperanza en un nuevo futuro para la humanidad".

"Es un documento exigente, un punto de no retorno, que requiere reflexión y estudio", recalcó el purpurado, quien pidió "reconocernos como miembros de una misma familia", para lograr "desactivar los conflictos". "Hay que trabajar juntos para pasar de la mera tolerancia a la convivencia, que significa vivir en relación con", destacó Ayuso.

Fraternidad frente al fanatismo

"Frente a los fanatismos ideológicos y las guerras, la fraternidad no es una utopía, es un objetivo común", señaló el cardenal, quien invitó a mirar "a la luz de la fe" la situación actual. "Yo soy el guardián de mi hermano, la figura de Caín no tiene cabida hoy", insistió, abogando, con el Papa, por la parábola del Buen Samaritano.

"Hay mucho por trabajar, necesitamos de la oración, el respeto, el diálogo, la solidaridad, porque son las únicas armas que pueden vencer el fundamentalismo, el terrorismo y todo tipo de violencia. Son armas que forman parte del 'arsenal' de todas las convicciones religiosas", apuntó el máximo responsable vaticano de diálogo interreligioso.

"Las religiones no son parte del problema, sino parte de la solución", culminó el cardenal sevillano. "El camino es poner en práctica que no soy yo, sino que somos nosotros en relación", recalcó, reivindicando un mundo "que supere el odio, los prejuicios, los intereses personales, las barreras históricas, culturales y religiosas. Todos somos corresponsables de la construcción de una sociedad que sepa incluir, integrar y levantar a los que han caído o están sufriendo". 

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