La Conferencia episcopal valora la exhortación 'Amoris laetitia' de Francisco Carlos Osoro: "La Iglesia no condena a nadie para siempre"
(José M. Vidal).-"No hay cambio de doctrina, pero ésta ya no puede aplicarse de la misma manera". Ésta es la frase con la que los cuatro expertos, convocados por la Conferencia episcopal española, resumieron la reciente exhortación postsinodal del Papa, 'Amoris laetitia'. Se trata de pasar de la Iglesia-aduana a la Iglesia-hospital de campaña, que, como explicó, el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, "no condena a nadie para siempre".
Presentación poliédrica de la exhortación papal en la sala de prensa de la CEE, presidida por el vicepresidente del episcopado, Carlos Osoro. Con expertos de reconocido prestigio, como el rector de la Universidad Comillas, padre Julio Martínez, el rector de la Universidad San Dámaso, Javier Prades, el profesor de la Pontificia de Salamanca, José Luis Segovia, y el profesor de Comillas, Pablo Guerrero.
Desde la perspectiva teológica, Javier Prades, alabó la fundamentación escriturística de la exhortación papal, lo que no le impide, a su juicio, "poner los pies en la tierra y acompañar con realismo". De dos formas, "apelando a las razones y a la hermosura de la familia" y valorando "la educación como un proceso".
En contra de lo que sostuvo recientemente el cardenal Burke, que aseguraba que el documento papal contiene meras afirmaciones personales sin valor magisterial, el rector de San Dámaso lo calificó, evidentemente, de "claro magisterio doctrinal" del Papa. O como subrayó el secretario del episcopado, José Maria Gil, "un magisterio luminoso sobre la familia, al que nos adherimos sin fisuras".
En este sentido, Carlos Osoro explicó que "ningún obispo se opone a la doctrina del Papa" y que la exhortación implica "un nuevo modo de actuar pastoralmente ante todas las situaciones", para lo que los propios pastores han de prepararse y, en ocasiones, cambiar de mentalidad y de forma de actuar.
Porque, como señaló, a preguntas de los informadores, el padre Julio Martínez, en referencia al reciente documento de los obispos de Alcalá y Getafe, "estos obispos tienen que recibir la exhortación postsinodal y armonizarse con lo que aquí se dice".
Sólo así se pueden adecuar a la "misericordia pastoral", que es, para el rector de Comillas, la clave de lectura de la 'Amoris laetitia'. Porque, para poner esta misericordia en marcha, como pide el Papa, hay que juntar "la espiritualidad, la pastoral y la moral". Eso significa, en concreto, que "no se pueden separar a puros e impuros, a buenos y malos" y que los pastores "tienen que tener los pies en la tierra".
A juicio de Julio Martínez, la Iglesia y las familias tienen que hacer un "mayor esfuerzo en la educación moral" en las situaciones concretas de la vida cotidiana. Con una clave fundamental: el respeto a la conciencia. "El Papa quiere que la moral ponga en el centro la conciencia, que como decía el cardenal Newman, es el vicario de Cristo".
Una nueva educación moral que, "desde el pleno respeto al magisterio no es incompatible con el debate" y con el reconocimiento de una moral basada en "las actitudes fundamentales", como explicó el rector jesuita.
El profesor de la Pontificia de Salamanca y vicario de pastoral social de Madrid, José Luis Segovia, insistió en que se trata de un texto "marcadamente pastoral", que "no contiene condenas ni concreciones jurídico-morales". Porque lo que el papa pretende es "acompañar, integrar, comprender y abrazar, especialmente a los que más sufren".
Se trata, a su juicio, de "superar el rigorismo doctrinal" y acercarse a la misericordia. Porque "la Iglesia es madre y maestra, por este orden, y sólo una Iglesia que ejerce de madre pueda encaminar a los fieles hacia la utopía creyente".
Por último, el profesor de Comillas, Pablo Guerrero, subrayó que "tenemos la suerte de tener un Papa que nos habla del amor, que es la entraña del Evangelio" y que nos invita a "retomar la ternura, la atención y el cuidado del más débil".
A su juicio, la exhortación "rezuma Evangelio", porque la familia es, precisamente, "escuela de Evangelio", con dos misiones: construir un buen nido y enseñar a volar. Sólo así, la Iglesia, como decía el padre Arrupe, "no dará respuestas de ayer a problemas del mañana".