"El ayudar a los demás fue lo que me hizo no caer en el suicidio" Ciro Molina, abusado por el cura Carmelo: "Le pediría al Papa que me diera un abrazo; sería un abrazo de sanación"

Ciro Molina
Ciro Molina

Ya de mayor, se vio con su abusador "para poder sanar. Para liberarme de una carga y complejos que no me pertenecían. Para dejar de vivir atormentado. En definitiva, para vivir tranquilo y feliz"

"A mi madre no le daban la paz en la iglesia y se cambiaban de acera, para no cruzarse con ella o conmigo, pero después iban a comulgar"

"Hay víctimas que están tomando 20 pastillas diarias. Hay víctimas que se han quitado la vida o que han muerto sin que se les haya hecho justicia, o que han sido olvidadas"

"Lo que le pido fundamentalmente a la Iglesia es que reconozca que fui abusado por uno de sus curas. Me da igual si lo hace en la iglesia de Tejina o en la catedral de La Laguna, pero que reconozca los hechos, que se reconozca el sufrimiento de mis padres, de mi familia y el mío"

"Si una empresa de coches detecta que sale al mercado un coche defectuoso, llama a los coches a talleres, los revisa e incluso te da dinero para reparar los perjuicios ocasionados. Si ese fuera el modus operandi de la Iglesia, tendría muy buena credibilidad"

Ciro Molina es, quizás, uno de los pocos casos de menores abusados por el clero que ha conseguido no sólo la superación personal, sino también la social. Cuando denunció al padre Carmelo, el cura que lo agredió, las beatas de su pueblo le hicieron "terrorismo social" y hasta se cruzaban de acera para no saludar a su madre, a la que le negaban la paz en misa. Hoy, es el presidente de la potente Asociación de Vecinos de Tejina, en el norte de Tenerife.

Como buen luchador, Ciro, ya de adulto, pidió verse con su abusador "para poder sanar" y pide al obispo de Tenerife, Bernardo Álvarez que "reconozca que fui abusado por uno de sus curas. Me da igual si lo hace en la iglesia de Tejina o en la catedral de La Laguna".También solicita a la Iglesia que cambie de actitud con las víctimas de los abusos, si quiere recuperar algo de su credibilidad perdida.

Cuando hablamos, a finales de agosto, Bernardo Álvarez todavía era obispo de Tenerife. Ayer, la Santa Sede le ha aceptado la renuncia sólo mes y medio después de presentarla. ¿Qué sentimientos te remueve su marcha?

La noticia me llena de felicidad, y a mucha gente de la sociedad tinerfeña y canaria también. Por fin, no tendremos tomando decisiones a una persona como Bernardo, al que se ha señalado como encubridor de pederastia sacerdotal, que dijo que los niños provocan a los curas, que comparó la homosexualidad con el alcoholismo o que se vacunó del COVID saltándose la lista de espera. Se va sin rendir cuentas ni asumir su responsabilidad. Imagino, que pensará que solo debe hacerlo ante Dios. Espero que el próximo obispo tenga humanidad, sepa escuchar y pida perdón públicamente, cosa que no ha hecho el ya obispo emérito.

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Ciro Molina, con el corazón de El Pico
Ciro Molina, con el corazón de El Pico

Una de las cosas que me llama la atención en tu caso es que hayas podido hablar con tu abusador. Eso se debe dar en pocos casos. ¿O es algo habitual?

 No, no es habitual y, a veces, no se da, porque hay terapeutas que no lo recomiendan.

 ¿Por qué no lo recomiendan?

Porque puede ser contraproducente. Todo depende de con quién hables y del momento en el que esté la persona que sufre los abusos. Si estás a punto de cerrar ese proceso, reunirte con tu agresor es necesario, o así lo creo, para poder despedirte definitivamente de ello. Yo lo hice, pero, por ejemplo, si te despierta, por así decirlo, fantasmas o revives las cosas que sufriste con tu agresor y esas cosas te hacen daño, pues no lo recomiendo.

¿Cuál fue tu razón para reunirte con él?

El motivo principal es que necesitaba hacerlo, para poder cerrar una etapa en la que tanto había sufrido. Y en el momento que presenté la segunda denuncia, a finales de 2014, le pedí a la Iglesia verme con él. Necesitaba contarle todo lo que había sufrido y lo que había sufrido mi madre, que falleció 4 años después de denunciarse los hechos.

¿Y contarle para qué?

Para poder sanar. Para liberarme de una carga y complejos que no me pertenecían. Para dejar de vivir atormentado. En definitiva, para vivir tranquilo y feliz.

¿Y para que él se diese cuenta del daño que te había hecho?

Sí. Necesitaba decirle: «mira, yo viví esto contigo, me pasó esto y me provocó que dejara de estudiar, etcétera». Necesitaba que todo lo que me carcomía por dentro, saliera de mí y se lo quedara él. Pero cuando me dio la respuesta que me dio, pues...

El cura Carmelo
El cura Carmelo Captura TV

¿Qué respuesta te dio?

Cuando le pregunté por qué me había hecho eso me respondió que fue porque me quería, que lo hizo porque me quería. Cuando él me dijo eso, pues... me sentí mal. Y fue una muestra clara de qué tipo de persona tenía delante.

Fue una respuesta que no deja de ser un mecanismo de defensa de alguien que tiene un razonamiento distorsionado. Una manipulación emocional con la que deforma los hechos, para justificar su comportamiento delictivo y, de ese modo, reducir su responsabilidad o negarla. En definitiva, es la contestación de alguien que identifica el amor con el abuso, el control y el poder.

Conseguí, pues, hablar con Carmelo, que me escuchara y saber por qué lo hizo. Sin embargo, no encontré un arrepentimiento sincero por su parte ni vi que tuviera una conciencia clara sobre todo del daño y del dolor que ha causado a lo largo de su vida.

¿Y conseguiste vaciar tu mochila y que él se quedase con ella?

Sí, eso sí lo conseguí. Fue un momento muy liberador. Como el salmo cuando dice que «la justicia y la paz se encuentran y se besan».

El hecho de que fuese cura y párroco de tu pueblo, Tejina, ¿agravaba en ti el sufrimiento, el dolor, el desgarro?

Por supuesto. Lo agravaba en el sentido de que de un cura no esperas eso. De un cura, o de cualquier persona que te quiere, lo que esperas es que te cuide, que te ayude a crecer, que te dé herramientas para defenderte en la vida. Y claro, el tema de que sea un cura es perverso en el sentido de que utilizó la confesión, un sacramento, para empezar a abusar de mí. Todo vino por el tema de la confesión. Si no hubiera tenido acceso a niños a través de ella, pues a lo mejor eso no hubiera pasado.

Ciro Molina, en la ermita de Pico Bermejo
Ciro Molina, en la ermita de Pico Bermejo

Pero ese es un delito canónico. La solicitación en confesión es un delito canónico con penas gravísimas.

¿Sí? Pues… todo el mundo, los curas y los obispos sabían que él hacía eso y nunca se le puso pena alguna.

¿El hecho de que pasases por el seminario te dio armas para enfrentarte a ese tipo de situaciones o al contrario?

Al contrario. Porque en el seminario nos obligaban a confesarnos de los pecados que iban en contra de los mandamientos que estaban relacionados con la castidad y demás. Entonces, como me obligaban a confesarme cada vez que me masturbaba y de todas las cosas 'malas' que hacía… Finalmente, un depredador sexual usó mi vulnerabilidad e inocencia para sus fantasías y su beneficio.

 ¿Y el padre espiritual, al que seguramente te obligaban a ir, nunca te dijo nada al respecto?

El padre espiritual nunca me dijo nada. Y eso que  sabía que yo estaba teniendo ese problema, porque eso era una práctica habitual en esa persona. Mi agresor fue director espiritual también del seminario menor. Y lo quitaron de ese lugar por ese motivo. Entonces, el padre espiritual mío sabía que estaba siendo abusado.

¿Y, aun sabiéndolo, no hizo nada?

Nunca me preguntó directamente si me estaba pasando eso con mi agresor. Nunca me dijo: «Ciro, ¿a ti te pasa algo con Carmelo?». No. Él simplemente lo que hacía era preguntarme si estaba teniendo problemas con algunas personas sin concretar. Y, por mi parte, no relacioné las preguntas que me hacía con lo que me estaba sucediendo.

El niño Ciro
El niño Ciro

¿De qué años estamos hablando?

Estamos hablando de entre los años 1997 y 2003. En el seminario entré en 2002. La denuncia se presenta en marzo de 2004 pero yo me salí en diciembre de 2003.

En aquella época el obispo era Felipe Fernández, ¿no?

Sí y Felipe Fernández lo que hizo, cuando se denuncian esos hechos, fue mandarlo fuera durante una temporada. Lo manda a Salamanca. No sé si de retiro espiritual o qué... Y después... cuando se acaba todo el escándalo que surgió en Tejina, en la parroquia, lo manda a un asilo de ancianos. Es decir, lo cambia de lugar, lo nombra capellán del Asilo de Ancianos de La Laguna y de la Casa de Acogida Madre del Redentor en El Sauzal. Es decir, estuvo en dos capellanías, ejerciendo como sacerdote en dos centros residenciales de mayores. Lo pusieron de nuevo junto a personas vulnerables.

¿Y los curas con los que te relacionabas fueron todos cómplices? ¿Conocían la situación y no lo denunciaron ni te ayudaron?

Sí, los curas diocesanos conocían la situación y los antecedentes de mi agresor. Los había que, cuando en alguna gran celebración litúrgica coincidíamos, pues no me saludaban. Y el obispo actual nunca tuvo la iniciativa para que habláramos de este tema. Ni tan siquiera para interesarse por cómo me encontraba o si lo estaba gestionando bien…

Dentro de la Iglesia hubo personas que me apoyaron. Con los dedos de una mano podría nombrarlos. Ellas saben quiénes son y les estaré agradecido cada día de mi vida. Sus puertas estuvieron siempre abiertas. Nunca me dieron de lado. Más bien al contrario, me acogieron y escucharon. Y es difícil hacerse una idea de lo que su apoyo significó para mí en ese momento. Algo tan sencillo y grande a la vez. Y tan fundamental para levantarse y continuar. Prefiero mantener sus identidades en el anonimato, porque sus vidas se caracterizan por la entrega y discreción. Y desde aquí les mando mi agradecimiento más sincero.

¿Cómo saliste de esa rueda infernal?

Antes de salir de todo eso entré en una situación de letargo. Es decir, tu cuerpo lo que quiere, o tu cerebro, lo que quiere es sobrevivir. Eres como un burro al que le ponen orejeras, para que camine siempre recto. Entonces, entras en esa fase. Yo estuve en ella hasta que presenté la segunda denuncia, en esa situación que era como de hibernación. Vivía, pero no era protagonista de mi vida.

El jovencito Ciro
El jovencito Ciro

¿Y qué pasó, entonces?

Que entré en un bloqueo evolutivo y desarrollé un inicio de síndrome depresivo y adaptativo. Había un montón de cosas sin abordar. Entonces empecé a resolver esa situación, porque mi cuerpo ya no aguantaba tantas cosas inconclusas, tantas preguntas sin responder, tanto dolor…

 Tu cuerpo y tu mente, imagino

Y mi mente, claro: cuerpo y mente. Entonces, empiezas a somatizar la ansiedad, las cosas acumuladas en el tiempo, y llega un momento en que te rompes. Fui al abogado y presenté la segunda denuncia. Fui temblando y acompañado por dos personas a las que siempre estaré muy agradecido.

¿De qué año estamos hablando para esta segunda denuncia?

Estamos hablando de 2014. Recuerdo que en esa época sí tomaba orfidal, porque no podía dormir y padecía manía persecutoria.  Piensas que la gente te quiere hacer daño y piensas que todo el mundo está hablando mal de ti. Eso siempre lo tuve, además de ansiedad, insomnio, y hasta ganas de suicidarme. Y claro, todo eso se iba acumulando.

 ¿Y nadie te ayudó en esa tesitura, ni buscaste ayuda en algún tratamiento?

No, nada. Y a todo eso había que añadirle que mi madre falleció en el 2008, cuatro años después de presentar la primera denuncia. Y a lo que venía sufriendo, se añadió ese dolor inmenso.

¿Tu familia te ayudó?

Sí. Sí, mi madre y mi padre me ayudaron, pero claro, como era una familia humilde no podía gastar todos los meses 70 u 80 euros, que es lo que te cuesta una terapia. Ahora, estoy yendo a terapia, porque lo necesito y porque me di cuenta de que, si no resolvía las cosas que tenía pendientes, pues iba a ser peor. A mí me salvó que nunca tomé drogas, me salvó que siempre me refugié en la lectura. Soy una persona muy inquieta intelectualmente, entonces me refugié en leer, incluso empecé a leer la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino.

La primera denuncia
La primera denuncia

 Ya hay que tener ganas

No me la leí completa, pero sí muchos pasajes con 15, 16 y 17 años. Y también me salvó el ayudar y hacer cosas por los demás, que se convirtió en algo muy importante para mí, en una especie de rescate de mí mismo. El ayudar a los demás fue lo que me hizo no caer en el suicidio.

 Y eso que, durante mucho tiempo, la gente de tu pueblo no se portó nada bien contigo. Has llegado a hablar a este respecto de 'terrorismo social'

A lo más que se atrevía la gente que me apoyaba era a hacerlo implícitamente. Excepto mis vecinos del Pico Bermejo y varias personas de otros sitios que aún recuerdo y que siempre me apoyaron. Ellas, no sólo conocían a mis padres sino también a mis hermanos. Y saben que somos una familia buena y sana.

Sin embargo, hubo una parte del pueblo que se portó muy mal: fueron a manifestarse a la plaza de la iglesia el día que hice la confirmación para que volvieran a traer a la parroquia a mi agresor; y fueron al obispado a pedir lo mismo, incluso planteándose recoger firmas. También llamaban a mi casa amenazándome y me negaban el saludo. Todo para que me retractase, para no darme credibilidad. A mi madre y a mi familia la condenaron a la ignominia que es el rechazo del grupo, que, con hechos y palabras, viene a decirte: 'Tú no eres de los nuestros'. Por ejemplo, a mi madre no le daban la paz en la iglesia y se cambiaban de acera, para no cruzarse con ella o conmigo, pero después iban a comulgar.

Esas ruindades y maldades son el terrorismo social. Es decir, todas las acciones que se llevan a cabo para estigmatizar al denunciante, para que sienta vergüenza y asco de sí mismo y se retracte.

Pero eso tuvo que ser un terrible suplicio añadido para ti, porque no sólo la pagaban contigo, sino también con tu familia

Sobre todo, con mi madre y con mi padre. En vez de reprochárselo al cura, que era el que había cometido los delitos, lo sufrimos mi familia y yo. Y al final, eso te hace desarrollar un concepto erróneo de ti mismo. Y bueno, al desarrollar ese concepto, pues crees que lo mejor es quitarte de en medio: desaparecer y suicidarte.

Corazones de Tejina
Corazones de Tejina

 Es decir, la gente más cercana a la Iglesia se puso de parte del cura abusador

Tanto es así que hubo gente que quiso hacerle un homenaje en el pueblo. Además, seguían saliendo sus fotos en los programas de las fiestas. Y tú estás viendo que a tu agresor lo premian, le hacen un reconocimiento público y lo defienden mientras que a ti te criminalizan, por haber denunciado que abusaba de niños.

O sea que lo tuviste todo en contra y aún así saliste adelante: Tienes trabajo y eres nada menos que el presidente de la asociación de vecinos de Tejina, tu pueblo. Lo cual quiere decir que revertiste la situación y que es posible salir del pozo de los abusos. 

Es posible salir, pero hay que tener mucha paciencia. Hay que buscar ayuda y dejarse ayudar. Yo no tenía medios económicos para una ayuda profesional, pero es verdad que hubo un dominico que me ayudó mucho, que fue un apoyo brutal para mí. Salí adelante porque me empeñé en hacerlo. Hubo un momento en el que vivía amargado. Y entendí que ese rencor, esa rabia que sentía al que le estaba haciendo daño era a mí mismo. Pero tuvieron que pasar muchos años para darme cuenta de eso, de que, para salir adelante lo que tenía que hacer era canalizar toda esa rabia y transformarla. Descubrí lo que ahora se llama resiliencia. Puede sonar infantil, pero lo que hice fue transformar todos los sufrimientos, todos los desplantes y toda la inmundicia que tenía encima en mi fortaleza. A mí, lo que me ha fortalecido es, como te decía, ayudar a los demás, trabajar con quienes necesitan un apoyo para salir adelante. Y, por ejemplo, trabajar con mayores y menores o hacer voluntariado medioambiental también me ha sanado y también ayudado a comprenderme.

¿Rompiste totalmente con la Iglesia?

Al final, tuve que hacerlo. Cuando me pasó todo eso, seguí vinculado a la Iglesia, porque entendía que era la única manera de defender mi verdad. Después, quise ser dominico, porque era la consecuencia lógica por el ambiente en el  que me había criado y por los esquemas mentales que tenía. Creía que esa era mi vocación: servir a los demás desde el sacerdocio y la vida comunitaria. E intenté separarla de lo que me pasó. O sea, no tenía por qué renunciar a ello, pero, al final, no me quedó más remedio que alejarme de una institución que no sólo no me ayudaba, sino que me revictimizaba.

 En 2022, salió publicada tu historia en El País

En agosto del 2022, El País publicó mi testimonio, con las iniciales de mi nombre, porque no sabía cómo iba a reaccionar la gente. Y no quería sufrir lo que había sufrido la primera vez. Entonces un grupo político del ayuntamiento de La Laguna pidió en un pleno municipal la dimisión del actual obispo, Bernardo Álvarez porque, tal y como quedaba demostrado en ese reportaje, había formado parte de la dinámica del encubrimiento de un sacerdote pederasta. Porque después de haber accedido al episcopado, en 2005, siguió permitiendo que mi agresor continuara ejerciendo el sacerdocio hasta 2015. Y, pudiendo haber tomado medidas contra él, recogidas en el derecho canónico, y habiendo una primera denuncia, no lo hizo.

 ¿Qué grupo político pidió la dimisión por encubridor de monseñor Álvarez?

Fue Rubens Ascanio de Unidas se Puede de La Laguna. Pero la moción no salió para adelante, porque el PSOE, Coalición, el PP y Ciudadanos votaron en contra.

El ocaso de un obispo: y en el Corpus, Bernardo   Álvarez lloró
El ocaso de un obispo: y en el Corpus, Bernardo  Álvarez lloró

 No es habitual que un grupo político se interese y se implique en un caso de abusos del clero, ¿no?

No, no es habitual. Aunque en municipios de la Península hay algunos ejemplos. Dicha moción fue una oportunidad para dar mi testimonio público y poner el honor de mi madre donde correspondía. Se trataba de un acto simbólico que no tenía consecuencia jurídica alguna. Era el momento de hablar de un tema que había sido público y que había afectado a otros menores. Ellos y otras víctimas sexuales de otros ámbitos también estuvieron presentes en la intervención que realicé. Porque aquí, las protagonistas son las víctimas y los supervivientes. Todas.

 ¿Y esa moción fue la que terminó por cambiar la actitud del pueblo hacia ti?

Ahí di un testimonio que conmovió a la gente. Quienes siempre me apoyaron y conocieron a mi madre… se sintieron orgullosos. Todavía hay gente que sigue apoyando al cura y lo seguirán haciendo hasta que se muera. Simplemente porque hay personalidades que pueden ser muy abyectas y complejas.

 ¿Te han nombrado presidente de la Asociación de Vecinos de Tejina por elección?

Me eligieron en julio de 2022. Es decir, empecé a ser presidente de la Asociación de Vecinos antes de que saliera el asunto en El País. Supongo que me eligieron por mi sensibilidad social.

 ¿Qué es lo que más te duele de la reacción de la Iglesia institucional?

De la reacción de la Iglesia, lo que más me duele o lo que más me ha dolido, es que duden de ti, de tu testimonio, que piensen que lo que estás diciendo te lo estás inventando, que es mentira. Sobre todo, cuando ya se sabía que ese cura llevaba 20 años abusando de niños, antes de venir a Tejina. Por ejemplo, en Vallehermoso en La Gomera, en Charco del Pino, en Granadilla o en San Juan en Tacoronte. Es decir, lo que ocurrió a otros niños de mi pueblo y a mí, no fue fortuito, sino que se pudo haber evitado. Y nadie hizo nada en tantos años.

Otra cosa que me duele enormemente es el constante boicot que hace la Iglesia a las víctimas. Es decir, la Iglesia todavía sigue defendiendo al abusador. La Iglesia debería optar por asumir el dolor de las víctimas, hacerlo suyo y decir: 'nosotros estamos con ustedes y vamos a estar aquí hasta que lo necesiten, hasta cuando ustedes quieran'. Pero lo que pasó conmigo y con muchos más casos es que la Iglesia se pone de parte del agresor y no lo lleva a la Justicia. Porque la Iglesia también tiene la obligación de denunciarlo ante la Justicia y de depurar responsabilidades. Esa es la mejor reparación moral. Sin embargo, la Iglesia no lo hace.

Asociación de vecinos de Tejina
Asociación de vecinos de Tejina

También duelen muchísimo las comparaciones constantes que hacen respecto a otras víctimas del ámbito familiar o deportivo. Obvian que en la Iglesia ha habido una institucionalización del silencio y ocultación sistemática. Es decir, los curas que han abusado de niños y de niñas en la Iglesia Católica lo han hecho con el silencio cómplice de sus superiores. Y unas víctimas no son mejores que otras. Todas hemos sufrido mucho y padecido un dolor inenarrable. Todas merecemos que se nos trate con respeto y dignidad, que no seamos usadas para confrontarnos unas con otras, o como arma arrojadiza, o para relativizar los delitos de los agresores sexuales.

 A veces, para justificar este silencio cómplice, los eclesiásticos suelen decir que la Iglesia es madre y una madre no denuncia a sus hijos, aunque sean pecadores

La Iglesia es madre y protege a sus hijos, pero no a todos, porque no ha actuado como madre de las víctimas de abusos. Y yo creo que eso es lo más grave, o sea, lo que te decía, que no se ha puesto de parte de las víctimas, el boicot constante que les hace. Claro que puede haber denuncias falsas, pero suponen cifras bajísimas. Sinceramente, ¿tú crees que una persona que lleva 20 años diciendo lo mismo está mintiendo?

A pesar de todo, he tenido suerte. Hoy por hoy estoy bien, pero hay gente que está tomando 20 pastillas diarias. Hay víctimas que se han quitado la vida o que han muerto sin que se les haya hecho justicia, o que han sido olvidadas.

Otro gran problema que tiene la Iglesia es la falta de acompañamiento a las víctimas, que siempre nos hemos sentido solas, nos hemos sentido proscritas, apestadas y señaladas. Y ahí la Iglesia no ha actuado como madre. La Iglesia lo que ha hecho ha sido proteger a los pederastas y a sus hijos delincuentes, cambiándoles de parroquias, mandándolos de retiro a Salamanca o a diversos espacios de recogimiento, cuando no a otros continentes. Es el mismo sistema de siempre, el sistema del encubrimiento. Y no sé si en algún momento habrá ayudado psicológica o psiquiátricamente a los sujetos que cometen estos delitos y atrocidades. Porque lo que está claro es que esto es una patología o una psicopatía, y esa gente necesita tratamiento o ayuda. Y, sin embargo, lo único que ha hecho la Iglesia es protegerlos y premiarlos.

 ¿Cómo actuó el obispo Felipe Fernández, ya fallecido?

El obispo mantuvo siempre a mi agresor en su puesto de trabajo. Le permitió que siguiera ejerciendo su ministerio.

Catedral de Tenerife
Catedral de Tenerife

 ¿Y el obispo actual, Bernardo Álvarez?

Durante esos diez años, desde 2004 al 2014, el obispo mantuvo a Carmelo en su ministerio. Bernardo Álvarez tomó posesión de la diócesis de Tenerife en 2005. Yo había denunciado en 2004, pero después presenté una segunda denuncia a finales de 2014. Entonces ahí sí inicia un proceso canónico. Se me notifica a principios de 2015. Y esa es la defensa del obispo: que cuando a él se le presenta la segunda denuncia, él inicia un proceso canónico (no podía hacer otra cosa porque ya la Santa Sede estaba obligando a las diócesis a ello) y, gracias a mi denuncia, pues ese cura dejó de ser sacerdote. No obstante, Bernardo como miembro de la curia, (fue vicario general), no podía desconocer unos hechos tan graves, sobre todo, porque también eran conocidos por el Colegio de Consultores, el resto del clero y por personas normales y corrientes. Y nunca hizo nada.

¿Tienes el fallo de ese proceso canónico?

 No. Vino un cura de Sevilla, que ahora es obispo, y me tomó testimonio. Pero no tengo una resolución de ese juicio, de ese proceso canónico, que se celebró en 2015.

 ¿No te han entregado la resolución del juicio canónico?

No. No me han notificado nada por escrito. Y eso que he pedido tener acceso a ese fallo y no me lo dan. Ni el obispo Bernardo ni uno de los actuales vicarios, que es el encargado de la oficina diocesana de abusos.

 ¿Y según ese fallo, que sólo te explican verbalmente, obligan a tu agresor a dejar de ser cura?

Sí, y se supone que está secularizado, viviendo en su casa. O eso dicen, pero la verdad es que ese cura sigue escribiendo homilías en un blog de internet todos los días. Y viviendo tranquilamente en su casa. ¿Qué justicia es esa? Cuando por una parte la Iglesia no informa de la pena que le ha impuesto ni pide perdón públicamente. La justicia canónica no puede actuar así. No puede haber un fallo canónico que no sea publicado. Y claro, este hombre tiene una vida como una persona jubilada normal, cobrando su pensión, viviendo en la casa, que el mismo obispado le ayudó a arreglar. ¿Por qué la Iglesia no lo reconoce públicamente? ¿Por qué no asume su error públicamente? ¿Y por qué no pide perdón públicamente?

Ciro
Ciro

 Que sería, además, la única forma de resarcirte a ti y limpiar tu imagen públicamente

Claro, claro. Porque el daño fue público y tuvo muchas consecuencias.

 ¿Y ante eso, qué te dice el obispo?

Bernardo Álvarez lo que me dice es que él no tiene conocimiento alguno de la primera denuncia en 2004, aunque ya era vicario general. Hace como la infanta Cristina: 'no sé, no sé o lo desconozco'. Y de la denuncia de 2014 repite que fue él el que puso en marcha el proceso canónico y que, gracias a dicho proceso, ya ese cura no es tal cosa. Es lo único que dice.

 ¿Y cuando le planteas tu derecho a tener públicamente la notificación de un proceso canónico?

Me remite a la comisión que va a haber en la Conferencia Episcopal para resolver los asuntos de abusos sexuales. Él ahora me deriva a esa comisión. Pero esa comisión es para abordar los casos de abusos en el seno de la Iglesia, y no para que la diócesis asuma su responsabilidad y haga un acto simbólico y público de perdón. Y es preciso recordar que las diócesis son autónomas.

O sea, que el obispo te remite a que la comisión que puso en marcha recientemente la Conferencia Episcopal, para que valore tu caso y decidan si reparan tu caso y de qué manera

A mí, me parece una tomadura de pelo, porque se supone que son las diócesis las que tienen que resolver y encima pretenden ser juez y parte. Debería de ser a través de un órgano u organismo neutral. Y espero que la comisión de la Conferencia Episcopal española obligue a actuar a las diócesis, porque habrá diócesis que se nieguen a ese tipo de actos de reparación. De lo contrario será una burla programada.

 Aparte de entregarte el fallo y de pedir perdón públicamente, ¿qué más le pides en concreto al obispo?

Pues, por ejemplo, que me pague la carrera universitaria, porque tengo un ciclo formativo de integración social y lo único que me falta es la carrera. Lo que le pido fundamentalmente es que reconozca que fui abusado por uno de sus curas. Me da igual si lo hace en la iglesia de Tejina o en la catedral de La Laguna, pero que reconozca los hechos, que se reconozca el sufrimiento de mis padres, de mi familia y el mío. Para que mi padre no tenga sentimiento de culpa, para que no se sienta mal por no haberlo podido impedir.

También le pido al obispo que pida perdón no solo por haberlo mantenido como cura durante los diez años siguientes a la primera denuncia, sino por todos los años anteriores que, sabiendo lo que hacía, simplemente lo cambiaban de parroquia y seguían alimentando a ese monstruo. Además, solicito que no homenajeen a curas, religiosas o seglares de los que la Iglesia tiene o ha tenido constancia de que han abusado sexualmente de niños y que les quiten sus reconocimientos públicos. Asimismo, que no se le permita a mi agresor que continúe escribiendo homilías en internet.

Ciro
Ciro

También es importante hacer hincapié en que la Iglesia debe indemnizar a las víctimas de sus pederastas porque ha habido un daño moral, psicológico y físico. Y que sean las víctimas las que decidan en qué invertir el dinero. Y, por último, debe pagar las terapias o el asesoramiento jurídico.

 Hubo más casos probados de abusos del cura Carmelo

Sí, y de hecho hay dos testimonios de los años 70 que los emitió Radio Club Tenerife. Dos testimonios de personas que ahora están cercanas a cumplir los 60 años, que entonces eran pibitos y mi agresor acababa de ser ordenado y entonces ya cometía esos delitos. Tú fíjate que, en todos estos años, mi obsesión ha sido la defensa de la verdad, porque te sientes muy cuestionado. Pero la Iglesia, en vez de darte las gracias por haberlo hecho, lo que hace es martirizarte, machacarte y llevarte al límite. Y el poder de la institución es feroz.

 ¿Estás deseando que se vaya el obispo Bernardo Álvarez?

Lo que deseo, por supuesto, es que se vaya y que venga otro que pueda ser un poco más humano y cristiano. Porque Bernardo Álvarez no ha estado a la altura de lo que se esperaba de un obispo de Tenerife en estos tiempos. Y yo lo que espero del siguiente obispo es que sea humano, que sea un hombre de evangelio. Que no sea encubridor, que tenga una enorme capacidad de escucha y de liderazgo, que no sea torpe, que sea humano, que sea evangélico, y que nos mire a las víctimas como rostros de Cristo que somos. Porque al final las víctimas y supervivientes somos también rostros de Cristo y no se nos ha tratado así, y, sobre todo, que si tiene conocimiento de unos hechos así que los ponga en conocimiento de la justicia, porque ellos tienen también la obligación de comunicarlo a la justicia.

En mi caso, no se fue a lo penal, porque a mis padres los manipularon para que no lo hicieran, alegando, además, que era malo para mí. Y porque tampoco nosotros teníamos medios para enfrentarnos a un proceso penal o civil. Aún hoy te encuentras con casos como uno recientemente de Valencia que, aunque hay indicios para perseguir a una gente relacionada con el Opus, hay una jueza que no quiere iniciar ni siquiera diligencias. También puedo nombrarte el caso Gaztelueta en el que hay una condena en firme y se sigue haciendo daño a la víctima y su familia. Por no hablar de la revisión que hizo el Tribunal Supremo sobre dicha sentencia. La Iglesia controla todavía determinadas instancias. Hay gente católica que tiene un poder de decisión muy fuerte en la judicatura. Cuando uno denuncia a un cura, no estás denunciando sólo a esa persona, estás enfrentándose también a la institución. Con todo lo que conlleva.

¿A pesar de todo, sigues teniendo fe?

Hombre, yo nunca he perdido la fe en la bondad humana. Al final, la fe es confiar, es fiarse de. Si hubiera perdido completamente la fe no estaría aquí. Es verdad que a lo mejor no tengo una fe como la que puede tener un cristiano normal, un católico normativo. Pero yo sí tengo fe en lo humano, en el hombre, en la bondad humana. Eso sí, no creo en un Dios Todopoderoso, no creo en la Iglesia, pero nunca he dejado de creer en la bondad. Que puede sonar un poco ridículo, pero a mí creer en la bondad me ha salvado de estar en el fango y a salir del pozo.

Palacio episcopal de Tenerife

 Al final, la propia institución machacó tu vocación. Tú eras una vocación clara por tus valores, por tu forma de ser, por tus inquietudes. La institución a nivel personal, a nivel de ese abusador y a nivel institucional y jerárquico, trituró tu vocación sacerdotal

A lo mejor, si la institución en su momento me hubiera dado herramientas para poder salir adelante, hubiera seguido siendo seminarista o hubiera sido un buen sacerdote o un buen dominico, porque al final me gustaba más la vida comunitaria, la vida de Santo Domingo.

 ¿Cómo ves desde tu situación la actitud de la Conferencia Episcopal, de la jerarquía católica respecto a este tema?

Siento que la Conferencia Episcopal sigue estando un poco lejana de la comprensión de las víctimas. Por ejemplo, cuando la Conferencia Episcopal habla de reparación espiritual, ¿qué entiende por eso? Si la Conferencia dijera, bueno, vamos a escuchar a las víctimas, vamos a confortarlas, vamos a utilizar un lenguaje diferente, pero ellos cada vez que hablan de este tema es para defender a los curas y defenderse de su inacción. Están todavía en la defensa suya como institución, no están en la defensa de las víctimas como supervivientes. Hay gente buena en la jerarquía de la Iglesia, como fray Jesús Díaz Sariego. Incluso creo que el Cardenal Cobo puede estar más en la línea de lo que demanda el Papa, pero hay otra gente que sigue instalada en la negación de los hechos y en la negación del mal. Y que se toman este asunto como una confrontación política, moral e ideológica. Como en su momento hicieron con la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo, la eutanasia, etc. Y en modo alguno se puede abordar desde esa perspectiva.

¿Aumenta vuestro dolor las desafortunadas declaraciones de muchos obispos sobre el tema de los abusos?

A ver, empieza a resbalarte. Llega un momento en que no te sorprende que digan lo que dicen, porque es lo que esperas de ellos. Realmente lo revolucionario, en el sentido del cambio del discurso, sería que, por una vez, hablaran haciendo suyo el sufrimiento de las víctimas. Porque suelen hablar de las víctimas como si fuéramos seres extraños o seres ajenos a la institución. Como el secretario de la Conferencia, García Magán, que salió presumiendo de que la decisión la tomaban ellos unilateralmente, sin contar con el Gobierno.

Pues bien, ese tipo de discursos, que, desde el punto de vista de la lógica formal, pueden ser lógicos, a nivel de víctimas o supervivientes no tienen sentido. Al final convierten nuestras cuestiones en disputas con las instituciones públicas cuando debería ser un tema para cooperar. Y lo ideal sería que de todo esto saliera una colaboración institucional entre ambas estructuras, dejar las trincheras, dejar los egos de lado, dejar las luchas de poder, y que las víctimas sean el centro, o sea, las víctimas y su reparación, y su familia. Porque a veces hablamos sobre las víctimas y nos olvidamos de los daños colaterales. Nos olvidamos de las relaciones que se rompen, nos olvidamos de los noviazgos que no llegan a buen puerto, porque estás roto y no puedes relacionarte bien a nivel interpersonal. Y de las consecuencias emocionales, conductuales y físicas que quedan. Pero todo eso, los obispos lo siguen considerando minucias. De pena.

Abusos

 Y, al final, con esa actitud, los obispos están tirando piedras contra su propio tejado

Están siendo muy torpes y la gente se aleja cada vez más de ellos, por cómo están resolviendo el tema de los abusos. Si una empresa de coches detecta que sale al mercado un coche defectuoso, llama a los coches a talleres, los revisa e incluso te da dinero para reparar los perjuicios ocasionados. Si ese fuera el modus operandi de la Iglesia, tendría muy buena credibilidad. Pero dicha institución, en España, por lo menos, lo que quiere es que no se le marque la agenda desde fuera. No le gustan las críticas, no hacen autocrítica, porque si la hicieran, cambiaría el discurso. Pero están completamente desconectados de la realidad. A mi juicio, tienen un discurso que no casa con el evangelio. Lo que predomina en la Iglesia española es el cerrilismo, es defender su tesis por encima de todo y frente a todo, aunque sea una tesis falaz, aunque sea una tesis mentirosa. Ellos mismos se están poniendo la soga al cuello. Siguen creyendo que estamos en el Antiguo Régimen y sienten nostalgia por liturgias y estéticas tridentinas. Ver para creer.

 ¿El Papa Francisco te suscita buenas vibraciones o crees que no está siendo suficientemente radical?

La Iglesia es una institución, sobre todo, política. Y ha permanecido durante tanto tiempo precisamente, porque es muy diplomática. De hecho, tiene uno de los mejores cuerpos diplomáticos del mundo, ¿no?

Respecto al Papa y conociendo cómo funciona la Iglesia, me gusta mostrarme comprensivo, porque no es fácil estar ahí y tiene muchos detractores. La medida de lo que ha hecho el Papa se puede mostrar por los detractores que tiene, que cada vez son más feroces, se ocultan menos y sus críticas son más furibundas. Sin embargo, creo que está ejerciendo un magisterio profético, aunque no concuerde con todos nuestros criterios personales. Si algo ha de ser un Papa…es profeta.

 ¿Te gustaría hablar con él?

 Hombre, si tuviera la oportunidad, me encantaría.

 ¿Qué le dirías, si llegases a hablar con él?

Que me diera un abrazo. Es lo que le pediría al Papa. Uno se ha visto tan mal que... Sería un abrazo de sanación. Sí. Uno se ha visto tan amargado y tan atormentado que... (y su voz se quiebra, anhelando ese abrazo papal sanador).

Francisco

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Las personas que estén pasando por situaciones similares pueden acudir a Ciro Molina, el portavoz de la Asociación ANIR en Canarias, para buscar ayuda y acompañamiento, para contarlo y para denunciarlo. Y, sobre todo, que no tengan miedo, porque no están solos. Su número de Wasap es el 680574788

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