"Esas declaraciones dicen de él lo que ya sabíamos: cobarde, mentiroso, pederasta" Juan Cuatrecasas: "Me causa grima que el pederasta de Gaztelueta diga que es víctima de un abuso de poder"
"Siguen sin enterarse de qué hablan, siguen ignorando los silencios, la causa que la Iglesia lleva siguiendo durante décadas en pro de la impunidad de sus delincuentes, los obstruccionistas en sus filas, la complicidad y el encubrimiento y los palos en la rueda que las víctimas que denunciamos tenemos que soportar"
"Ha llegado el momento de decirlo: quien no se moviliza en favor de las víctimas, elige ponerse de parte de los agresores"
"Lejos de aquella patraña de investigación de parte, nada transparente y menos aún imparcial, se inició hace unos meses una investigación seria y hecha con garantías plenas, que ha fructificado en un informe y lo hará en una resolución en firme que repare a la víctima del Caso Gaztelueta. Era inevitable hacerlo"
"Lo que Joseba Segura predica es un chorro de aire fresco, un islote en el océano del descrédito generalizado que la Iglesia oficial española ha mantenido con olas vivas durante décadas. Que la catedral de Bilbao tenga en su claustro una placa de homenaje y reconocimiento a las víctimas, las que están y las que se fueron, es un gesto grande y pionero"
"Lejos de aquella patraña de investigación de parte, nada transparente y menos aún imparcial, se inició hace unos meses una investigación seria y hecha con garantías plenas, que ha fructificado en un informe y lo hará en una resolución en firme que repare a la víctima del Caso Gaztelueta. Era inevitable hacerlo"
"Lo que Joseba Segura predica es un chorro de aire fresco, un islote en el océano del descrédito generalizado que la Iglesia oficial española ha mantenido con olas vivas durante décadas. Que la catedral de Bilbao tenga en su claustro una placa de homenaje y reconocimiento a las víctimas, las que están y las que se fueron, es un gesto grande y pionero"
"Salir ahora a hacer declaraciones plagadas de mentiras e inexactitudes, dice de él lo que ya sabíamos algunos y ahora saben todos. Cobarde, mentiroso y pederasta. Que su Dios le perdone. El mío, mi Dios, lo dice muy claro 'Cuánto hicisteis a uno de mis pequeños, a mí me lo hicisteis'”.
Son las palabras del 'padre coraje' Juan Cuatrecasas, padre de la víctima del llamado caso Gaztelueta a propósito de unas declaraciones del profesor que abusó de su hijo, y condenado en firme a dos años de prisión, y en donde repasa también, en entrevista con Religión Digital, las recientes apreciaciones del nuevo obispo de San Sebastián sobre los abusos en el seno de la Iglesia o el acto oracional en la catedral de Bilbao, en la que, en un acto pionero, el obispo Joseba Segura pidió perdón en nombre de la comunidad cristiana y dio la palabra a quienes sufrieron aquellos terribles actos en su infancia.
¿Cuál es su opinión sobre las últimas declaraciones del obispo de la diócesis de San Sebastián en el tema de los abusos?
Las últimas declaraciones del obispo de Gipuzkoa en la dirección de que “en los últimos cincuenta años solo existen seis denuncias por abusos en la Iglesia y de que el más grave de los registrados en Gipuzkoa se refiere a tocamientos, añadiendo “esto es terrible, pero no es lo mismo eso que hacerlo con violencia, poniendo un cuchillo, violando o una penetración", me parecen, como padre de una víctima y superviviente de abusos a manos de un profesor de religión, numerario del Opus Dei, cobarde y mentiroso, un auténtico despropósito, un síntoma de grave ignorancia con respecto a lo que habla y una impertinente ofensa contra todas las víctimas de violencia sexual contra la infancia y la adolescencia en el ámbito religioso.
Siguen sin enterarse de qué hablan, siguen ignorando los silencios, la causa que la Iglesia lleva siguiendo durante décadas en pro de la impunidad de sus delincuentes, los obstruccionistas en sus filas, la complicidad y el encubrimiento y los palos en la rueda que las víctimas que denunciamos tenemos que soportar. Es una vergüenza que un obispo hable en esos términos representando a la Iglesia de Gipuzkoa. Lo que debería preguntarse él, en vez de aplaudir a su antecesor por “pedir perdón en misa” y ponerse de perfil ante el problema, es por qué, si hay tan pocos casos, la Iglesia ha puesto y pone tantas trabas por actuar con absoluta transparencia en la investigación de los delitos perpetrados entre sus muros. Porque este señor refleja en sus palabras un acto más de la obra de teatro negacionista que esa parte oscura y encubridora de la Iglesia sigue representando de un modo cínico, hipócrita y lacerante.
Si él cree que en la Iglesia guipuzcoana en los últimos cincuenta años solo ha habido seis casos de pederastia, o vive en otra galaxia o realmente emplea la mala fe. Parece obviar que denuncias y casuística real no coinciden precisamente porque en los últimos cincuenta años, denunciar estos casos, si ya hoy es complejo -y hay que habilitar, se está empezando a hacer, vías y espacios adecuados de denuncia-, en el pasado resultaba inviable. En vez de perder el tiempo y la energía en realizar declaraciones fuera de lugar, haría bien en fijar ese tiempo y energía en investigar el pasado y no escatimar esfuerzos, como está haciendo el obispo Joseba Segura, en abrir el paraguas y evitar que las víctimas sigan mojándose. Algo extrapolable al resto de las diócesis, por cierto.
A veces, la autoridad de un sacerdote sobre un menor ha tenido la misma -diferente pero la misma influencia coercitiva- que un cuchillo en el cuello y por supuesto que en los delitos de pederastia eclesiástica hay gravísimos casos de violaciones, con violencia desmedida, contra niños y niñas. Si lo duda, es que continúa lastrado en la ignorancia deliberada, porque no quiero pensar que sea mala fe. No vamos a seguir tolerando expresiones públicas de este tipo ni un minuto más. Y si tiene dudas por ignorancia, que pregunte. Me pongo a su entera disposición, incluso para explicárselo en persona.
¿Cuál es su opinión al respecto del acto de homenaje de la Diócesis de Bilbao, el pasado 24 de marzo, en la catedral?
Un gran gesto sin precedentes. Un gesto que, por mi confianza personal en el obispo de Bilbao, que ha demostrado lo que otros no han hecho, empatía y actitud, tendrá prolongación en aras al reconocimiento completo de las víctimas y supervivientes de pederastia en Bizkaia. Lo que Joseba Segura predica es un chorro de aire fresco, un islote en el océano del descrédito generalizado que la Iglesia oficial española ha mantenido con olas vivas durante décadas. Que la catedral de Bilbao tenga en su claustro una placa de homenaje y reconocimiento a las víctimas, las que están y las que se fueron, es un gesto grande y pionero.
Últimamente se están dando casos de presuntos delitos de incitación al odio contra algunas víctimas y supervivientes de abusos y agresiones sexuales en el ámbito eclesiástico. ¿Cómo cree que se debería gestionar este terrible tema, lea revictimización, por parte del Estado de Derecho?
Pues creo que la Fiscalía debería actuar de oficio. Es imprescindible. No puede consentirse que hayamos llegado al supuesto en el que incluso un delincuente pederasta condenado en firme se pronuncie en un medio de orientación ultracatólica insultando a su propia víctima, calificándole de enfermo y mentiroso. Este tipo de conductas, incluso las que se vierten desde medios de comunicación residuales de idéntica orientación, escondidos bajo firmas de la redacción del medio, o desde cuentas falsas en las redes sociales, no pueden quedar impunes y deben ser perseguidas y condenadas debidamente. No sé si la gente que no ha pasado por esto se hace una idea de qué supone someter a las víctimas y supervivientes a un periodo de doble victimización, no lo sé, probablemente forme parte también de la ignorancia deliberada.
El Estado, todos, al menos los que presumen de valores democráticos, deben ser, tienen la obligación de ser, garantes de las libertades y la seguridad de todos sus ciudadanos, máxime de los más vulnerables. Las víctimas de pederastia son muy vulnerables. Probablemente los que más. Los ataques que reciben deben tener consecuencias. Nadie debería olvidar que la inacción, la pasividad, también contribuyen con la impunidad.
Somos conscientes de que la locomotora que transporta el conjunto de medidas a implementar acaba de partir de la estación porque es una casuística social de la que, antes de que algunas víctimas denunciáramos, no existía, pero también que la locomotora debe acelerar porque la urgencia de muchas víctimas sin posibilidad de terapias, excluidas social y laboralmente, es inmensa, exige inmediatez y desde luego protección ante los ataques que sufren de un modo delirante y rastrero.
El bien a proteger por parte de los poderes públicos son las víctimas de pederastia, no los delincuentes. La Iglesia, igualmente, debe posicionarse del lado de las víctimas, facilitándoles el acceso a terapias, independencia, ayudas laborales y, en el ámbito de la educación, iniciando procesos que las reparen, auxilien y acompañen. Por eso, proyectos como el del Obispado de Bilbao tienen tanta relevancia, porque son pioneros en más allá de perdones poco sinceros en liturgias dominicales, ahondan en el reconocimiento, no cierran puertas y buscan con sinceridad que el perdón tenga prolongación.
Desde el Vaticano, debería obligarse y fiscalizar el cumplimiento de estas medidas. Y si no se cumplen, que no molesten y dejen paso a obispos, religiosos y laicos comprometidos con la causa
Creo que, desde el Vaticano, debería obligarse y fiscalizar el cumplimiento de estas medidas. Y si no se cumplen, que no molesten y dejen paso a obispos, religiosos y laicos comprometidos con la causa. No cabe ya prolongar más el sufrimiento de las víctimas. Lo que esta gente indeseable y mal intencionada, que desde el cobarde anonimato y desde incluso, aunque en contados casos, con nombre y apellido, lanzan delirantes soflamas contra las víctimas, es inaguantable y debe perseguirse sin desmayo. De oficio, por parte de la Iglesia y de los poderes públicos. Ha llegado el momento de decirlo: quien no se moviliza en favor de las víctimas, elige ponerse de parte de los agresores. Y nadie nos lo podemos permitir. No es justo. No lo es.
¿Cómo contempla el documental de Disney en donde aparece su hijo?
Primero, con orgullo como padre de una víctima cuyo pederasta fue condenado en firme por vía penal en la justicia ordinaria. Segundo, con el orgullo de sentirme cristiano, pese a todo y a que mucha gente no entienda que me sienta así. Es lo único que Gaztelueta, el Opus Dei, sus satélites y el pederasta no lograron robarme. El documental es un espacio de aire puro. Un acercamiento de Francisco a los problemas de la juventud, una visión emotiva y llena de humanismo y empatía que el Papa quiere compartir con todos. ¿Hay algo que se pueda parece más de cerca al sentido de Jesucristo?
Aparte de esto, que el Papa haya decidido abrir, no reabrir, el proceso canónico que nunca se abrió -todo fue una pantomima encabezada por el cardenal Müller y su corresponsal en España, Silverio Nieto, seguramente con el beneplácito del entonces nuncio apostólico, Renzo Fratini, viciada de raíz, mediando trampas y artimañas- es una esperanza no solo individual, también general porque más allá del gesto en sí, entiendo que se pretende implantar una senda de garantías jurídico canónicas que no se cumplieron con la víctima, mi hijo. Lejos de aquella patraña de investigación de parte, nada transparente y menos aún imparcial, se inició hace unos meses una investigación seria y hecha con garantías plenas, que ha fructificado en un informe y lo hará en una resolución en firme que repare a la víctima del Caso Gaztelueta. Era inevitable hacerlo.
Me causa grima que, hace poco, el pederasta de Gaztelueta hablase en una entrevista de que estaba siendo víctima de un abuso de poder, un miembro del Opus, organización para la que los abusos de conciencia y poder son tan habituales como su insustancialidad y su hipocresía. Es como si lo llevaran en el ADN fundacional. En esos estatutos secretos que aún muchos nos preguntamos si realmente existen o son como un trino del Espíritu Santo. Cuando en un proceso existen pruebas fehacientes de negligencias, errores o perversiones de forma o fondo, ese proceso es nulo, lo mismo se puede decir de una investigación previa al proceso. Aquella pantomima ha tardado años en ser contemplada, pero ya en 2018 se habló por parte de una fuente vaticana de errores graves en la investigación de Silverio Nieto. Por lo tanto, no entiendo que el Opus, Gaztelueta y el propio pederasta, acompañados incluso por una exfiscal de Bizkaia, Ana Barrilero, muy vinculada con el Opus y que era fiscal jefe durante el juicio del Caso Gaztelueta durante el proceso en la Audiencia Provincial de Bizkaia, se tiren ahora de los pelos y critiquen la decisión del Papa.
Aquella sentencia ejemplar, y que he releído hace unos días, con aquella aún incomprensible rebaja del Tribunal Supremo, pensando bien -porque en privado motivos tengo para pensar mal, igual que la mayoría de los profesionales de la judicatura y la abogacía a los y las que he consultado-, son motivos necesarios y suficientes para que la justicia canónica tome parte activa en el reconocimiento y la reparación de la víctima y en la condena del delincuente numerario y de todos y todas los que en vez de acoger y apoyar a la víctima, encubrieron y se pusieron del lado de un pederasta condenado en firme que contó con todas las garantías jurídicas habilitadas por el Estado de Derecho y con el derecho a la defensa y a la autodefensa, punto este último al que renunció. Salir ahora a hacer declaraciones plagadas de mentiras e inexactitudes, dice de él lo que ya sabíamos algunos y ahora saben todos. Cobarde, mentiroso y pederasta. Que su Dios le perdone. El mío, mi Dios, lo dice muy claro “Cuánto hicisteis a uno de mis pequeños, a mí me lo hicisteis”.
¿Están suficientemente atendidas las víctimas de pederastia en nuestro país?
Es urgente que todas y cada una de las víctimas y supervivientes de pederastia, en todos los ámbitos, también desde luego en la Iglesia, sean amparadas debidamente. Sé que hay movimientos en corto por parte de dos o tres obispados, pero es preciso que todos dejen atrás recelos y mala fe, y se pongan no solo de palabra, los que lo han hecho, al lado de las víctimas. Abrir ventanas y sacudir alfombras. Hay que entregar a los pederastas a las justicias ordinaria y canónica, y cuando los casos hayan prescrito y no haya posibles condenas, al menos que las víctimas sí sean reparadas y reconocidas debidamente, porque no es una opción, es una obligación de urgente cumplimiento.
Las víctimas y supervivientes de pederastia en el ámbito eclesiástico lamentamos profundamente que Hans Zollner SJ deje su puesto tras tantos años dando muestras evidentes de compromiso con los derechos y el reconocimiento de estos seres humanos. Su labor abnegada y llena de empatía es un legado que recogemos y desde luego no debe caer en saco roto. Desde ANIR agradecemos a Zollner su trabajo incondicional y le ponemos como ejemplo delante de quienes quieran seguir adelante con la lucha en pro de la verdad, la justicia, el reconocimiento y la reparación.
Para acabar nos sumamos a los rezos por la salud del Papa Francisco al que enviamos un fraternal abrazo y los sinceros deseos de una pronta recuperación.