"Hay que cortar las alas al negacionismo. Hay que blindar y reforzar los derechos de los niños y las niñas" Juan Cuatrecasas: "Necesitamos una enmienda a la totalidad para luchar contra la pederastia y sus encubridores y cómplices"

Juan Cuatrecasas
Juan Cuatrecasas

"Ni los informes de Cremades y Dagnino, ni el plan Priva, ni las declaraciones de Argüello y García Magán, además de la reciente “liberación” por parte del primero de ellos de un pederasta ensotanado condenado, son piezas que fortalezcan el camino, al contrario levantan un muro de cemento armado, que contribuye a que la mayor parte de las víctimas y supervivientes ya no crean en la buena fe de quien debe depurar responsabilidades, por obligación humana, cristiana y moral"

"Los ataques de las hordas negacionistas y encubridoras contra el Papa Francisco y de rebote contra todos quienes apoyan la política de tolerancia cero, resultan inadmisible"

"Es la política del berrinche, la pataleta. Si el Opus Dei, el Sodalicio y demás familias no hubieran caído en el descrédito. Entonces al Papa no le hubiese hecho falta ponerles en el sitio que merecen"

"El Papa no ha reabierto ningún procedimiento canónico, porque aquello del paso no fue sino una investigación mediando trampa, en la que participaron Silverio Nieto, el cardenal Muller y el por entonces prelado del Opus Dei, Javier Echevarría Rodríguez. Pruebas de ello hay"

"Mi hijo lo merece. Sin lugar a dudas. Porque además de dar la cara por su causa, la está dando también por otras víctimas y supervivientes, con ánimo de superación, con generosidad y desde luego, con criterio y talante, cualidades de las que el pederasta condenado y sus encubridores no pueden presumir"

"Debería ser la Iglesia quien cumpla con sus víctimas, pero por desgracia, eso no tiene pinta de que suceda. La venta de humo forma parte de una práctica que quiero denunciar y desde luego, condenar". Juan Cuatrecasas, el 'padre coraje' del caso Gaztelueta, está cansado. Y enfadado. Pero no parece dispuesto a tirar la toalla. Por los supervivientes, como su hijo Juan. Pero también por la propia sociedad, con riesgo de dar alas al negacionismo.

"Hay que blindar y reforzar los derechos de los niños y las niñas", sostiene Cuatrecasas, que insiste en que "necesitamos una enmienda a la totalidad para luchar contra la pederastia y sus encubridores y cómplices". Con o sin la ayuda de la Iglesia, de la que buena parte de las víctimas ya no se fían. "No conozco alguna que muestre, no digo ya satisfacción, certeza en la actitud de la iglesia en el tema de la gestión eficiente de estos terribles delitos perpetrados intra muros", subraya en la conversación con RD.

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¿Como valoras la actualidad del trato y gestión que la Conferencia Episcopal de España está llevando a cabo con las víctimas de pederastia?

Hablo con víctimas y supervivientes de modo regular, casi diario. No conozco alguna que muestre, no digo ya satisfacción, certeza en la actitud de la iglesia en el tema de la gestión eficiente de estos terribles delitos perpetrados intra muros. Ni los informes de Cremades y Dagnino, ni el plan Priva, ni las declaraciones de Argüello y García Magán, además de la reciente “liberación” por parte del primero de ellos de un pederasta ensotanado condenado, son piezas que fortalezcan el camino, al contrario levantan un muro de cemento armado, que contribuye a que la mayor parte de las víctimas y supervivientes ya no crean en la buena fe de quien debe depurar responsabilidades, por obligación humana, cristiana y moral. La situación de muchas de esas víctimas es ya más cercana a una supervivencia épica que a la necesidad de un reconocimiento y una reparación. Lo único que demuestran estos señores es un delirio impropio de sus predicados. Viven en una lastimosa burbuja, no salen de sus continuas incoherencias y contradicciones. Un grupo mayoritario de víctimas, al menos las asociadas a ANIR y las no asociadas pero muy cercanas, no creen en un esperpento creado más para intentar quitarse de en medio a los supervivientes, que para con eficiencia y eficacia, reparar, reconocer y acompañarlos. El baile de máscaras es evidente y en la mayor parte de asociaciones de víctimas de este país, no hay certidumbre de que los movimientos de la iglesia sean francos.

La familia Cuatrecasas, durante su entrevista con Deia
La familia Cuatrecasas, durante su entrevista con Deia OSKAR GONZÁLEZ/Deia

¿Con respecto a los poderes públicos, la opinión es la misma?

Pues hombre, está claro que no. Y no es una opinión. Es un hecho incuestionable, objetivo. Tanto el presidente del Gobierno desde la tribuna del hemiciclo en su toma de posesión, como el ministro de justicia Félix Bolaños, como la mayoría de los grupos políticos del arco parlamentario, y el Defensor del Pueblo, han actuado con transparencia, compromiso y claridad, siento propositivos, recibiendo y atendiendo a las victimas. Hace unos días tres asociaciones nos reunimos con la ministra Sira Rego, en sede del ministerio de Juventud e Infancia, y allí pudimos comprobar una vez más empatía, cercanía y escucha. Todo ello en el marco de una próxima reforma de la Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia. Un reconocimiento público de todas las víctimas, incluidas las del ámbito eclesiástico, la implementación de un estatuto de la víctima de violencias. Incluso la aplicación de políticas internacionales, la ONU está en ello, de memoria jurídica e histórica. Sin olvidar la resolución 2533 del Consejo de Europa de Estrasburgo, aprobada a inicios de 2024, que recoge la recomendación a todos los estados de la UE de que se reconozca y repare a las víctimas. Es una cuestión de derechos de la infancia y la adolescencia. También una cuestión de salud pública. Y los poderes ejecutivo y legislativo son a estas alturas, la gran esperanza, la única, que las víctimas y supervivientes tienen. Por supuesto que debería ser la iglesia quien cumpla con sus víctimas, pero por desgracia, eso no tiene pinta de que suceda. La venta de humo forma parte de una práctica que quiero denunciar y desde luego, condenar.

Debería ser la iglesia quien cumpla con sus víctimas, pero por desgracia, eso no tiene pinta de que suceda. La venta de humo forma parte de una práctica que quiero denunciar y desde luego, condenar

¿Hay para ti, excepciones en esa actitud tan negativa de la jerarquía eclesiástica española?

Las hay pero por desgracia, son minoritarias. Algunos obispos han demostrado actitudes en positivo, puede que insuficientes, pero al menos existentes. Los ataques de las hordas negacionistas y encubridoras contra el Papa Francisco y de rebote contra todos quienes apoyan la política de tolerancia cero, resultan inadmisible. Son los que llevan tiempo promulgando un cisma encubierto y cobarde. Con editoriales y titulares repulsivos como uno muy reciente, que dice “El Opus Dei se siente cercado por las medidas de control del Papa”. Es la política del berrinche, la pataleta. Si el Opus Dei, el Sodalicio y demás familias no hubieran caído en el descrédito. Entonces al Papa no le hubiese hecho falta ponerles en el sitio que merecen. El que la mayoría sabe que merecen, aunque ellos sigan viviendo en su cápsula inter galáctica. Como dice la escritora ilerdense Laia Soler, “existe una palabra para definir el momento en que fantasía y realidad se mezclan: locura.

Hay víctimas que con independencia de su edad, por prescripción médica, consumen entre diez y veinte pastillas al día, están sometidas a procesos regulares de disociación y estrés post traumático, crónico todo ello

⁠¿Crees que en el estado hay una aritmética común también a nivel autonómico en el trato de las víctimas y supervivientes de violencias contra la infancia y la adolescencia?

Hay comunidades autonómicas que van por delante. Navarra, Euskadi y Cataluña han avanzado dando pasos legislativos muy convincentes y claros. Hay otras autonomías, que han iniciado la marcha, Canarias, por ejemplo. Pero por desgracia algunas siguen sin dar al interruptor, considerando, al parecer, que los temas de infancia son de segunda división, desconozco si por desidia o por miedo a afrontar algo que sigue considerando tabú. La infancia a nivel social es un tema que preocupa, pero también es cierto que faltan muchas cuestiones a las que dar visibilidad. Un ejemplo, las secuelas. Hay víctimas que con independencia de su edad, por prescripción médica, consumen entre diez y veinte pastillas al día, están sometidas a procesos regulares de disociación y estrés post traumático, crónico todo ello. Otro, la terrible situación de exclusión social, educativa o laboral. Otro la incapacidad económica de poder sostener en el tiempo terapias facultativas. O incluso los ataques, amenazas, presiones y el concepto de víctima ideal, transmitido por el criminólogo Nils Christie, que parece instaurado en el sistema como martillo patriarcal rastrero.

Juan Cuatrecasas
Juan Cuatrecasas

No puedo dejar de preguntar por la demora del decreto conclusivo del Caso Gaztelueta, ¿como lleva Juan y la familia ese retardo?

Bueno, no sin cierta incertidumbre. Pero supongo que será cuestión ya de poco tiempo. Supongo y espero. Porque siguiendo las directrices de los sabios proverbios, la justicia tarda pero llega. La justicia y la verdad, como por cierto en todos estos años ha quedado demostrado con el caso de pederastia en el colegio Gaztelueta, un centro escolar que ha actuado siempre desde la mentira, la negligencia y la mala flema. Quede claro pese a los intentos baldíos del Opus Dei y sus satélites mediáticos residuales, que el Papa no ha reabierto ningún procedimiento canónico, porque aquello del paso no fue sino una investigación mediando trampa, en la que participaron Silverio Nieto, el cardenal Muller y el por entonces prelado del Opus Dei, Javier Echevarría Rodríguez. Pruebas de ello hay. De nuevo hechos objetivos. El Vaticano ya reconoció en Noviembre de 2018, “errores” en la investigación que dirigió Nieto. Se ha abierto un procedimiento que busca reponer el buen nombre de la víctima, cuyo pederasta fue condenado en firme por vía penal en la justicia ordinaria. Una víctima que ha sido vejada, humillada, hasta la saciedad. Con un negacionismo insoportable. Con una mala fe repulsiva. Incluso a día de hoy usando argumentos absurdos, rocambolescos, astracanada pura y dura. Ya nadie les cree, incluso miembros de la Obra que se bajaron del autobús de la infamia hace varias paradas.

Una víctima que ha sido vejada, humillada, hasta la saciedad. Con un negacionismo insoportable. Con una mala fe repulsiva. Incluso a día de hoy usando argumentos absurdos, rocambolescos, astracanada pura y dura. Ya nadie les cree


Lo que el Papa Francisco está haciendo es cumplir con los derechos que corresponden a un superviviente de pederastia. Dar luz en la oscuridad. No hay razones para que un pederasta condenado en firme en la justicia ordinaria y sus encubridores, no reciban la pertinente sanción canónica. Es una simple e ineludible cuestión de justicia humana y me atrevo a decir que también divina. Mi hijo lo merece. Sin lugar a dudas. Porque además de dar la cara por su causa, la está dando también por otras víctimas y supervivientes, con ánimo de superación, con generosidad y desde luego, con criterio y talante, cualidades de las que el pederasta condenado y sus encubridores no pueden presumir, la gente lo sabe, aunque ellos pretendan vender un caballo cojo, tuerto y maquillado. Su caballo no es equino, es chingue.

Sira Rego, con las asociaciones de victimas
Sira Rego, con las asociaciones de victimas


¿Qué pedirías a la sociedad en general en relación a la pederastia?

No soy yo más que nadie a la hora de pedir. Pero si es cierto que a las víctimas de violencia sexual hay que tratarlas con cariño y empatía, ser comprensibles, porque si algo necesitan comprensión. Aún a día de hoy vivimos situaciones que no deberían producirse. Hay que cortar las alas al negacionismo. Hay que blindar y reforzar los derechos de los niños y las niñas. El interés superior de la infancia por delante de todo. El derecho a ser escuchados. Denunciar sin miedo cualquier indicio de abusos o agresiones. Velar por los niños y las niñas, creando espacios seguros. Y ser conscientes que en todos los ámbitos sociales se perpetran estos delitos, más allá de porcentajes y comparativas. Es un deber social. Urgente y necesario, inaplazable. Necesitamos una enmienda a la totalidad para luchar contra la pederastia y sus encubridores y cómplices. Las niñas y niños son nuestro futuro. Si seguimos contemporizando, con pasividad y poniéndonos en los ojos una venda, sea por miedo, desidia o ignorancia deliberada, estaremos consintiendo. En esta historia colectiva no deben admitirse puestas de perfil, ataques indiscriminados a las personas ya re victimizadas y que sufren graves secuelas producidas por los delitos perpetrados, ni la duda por norma, por una ridícula costumbre de exceso de garantísmo.

Quiero dar mi reconocimiento a Pedro Salinas y Paola Ugaz, dos periodistas valientes que han contribuido sin desmayo a la desarticulación del maldito Sodalicio. Ellos ya forman parte de la historia de la justicia y la verdad

Muchos aún desconocen, por ejemplo, que el testimonio de un menor apoyado en un informe facultativo puede ser prueba suficiente en un proceso judicial. Jurisprudencia del TS y del Tribunal Constitucional. Hablar, está pasando, de excesos de imaginación cuando un niño relata abusos, es una infamia. Y son estas cosas, las que a algunos, lejos de amilanarnos, nos dan una energía renovada para seguir luchando, aún con palos en la rueda, insultos y amenazas. No quiero despedir esta entrevista, sin dar mi reconocimiento a Pedro Salinas y Paola Ugaz, dos periodistas valientes que han contribuido sin desmayo a la desarticulación del maldito Sodalicio. Ellos ya forman parte de la historia de la justicia y la verdad.

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