El Ejecutivo se había dado un plazo de dos años para una marcha dialogada de los monjes El Gobierno espera acordar con la Iglesia la salida de los benedictinos del Valle en los próximos dos años
El Ejecutivo, comprometido a mantener el culto religioso en la basílica y encontrar una institución eclesiástica que se haga cargo de la misma, sin el componente histórico, y político, que traen consigo los benedictinos
Tras la aprobación de normativas autonómicas que contravienen la Ley de Memoria Democrática, y el auge de los movimientos de ultraderecha eclesial, el futuro del Valle vuelve a ser objeto de polémica
El Ejecutivo ha puesto "velocidad de crucero" para tratar de solucionar este problema. La inestabilidad política no propicia las conversaciones a medio plazo, admiten las fuentes consultadas
"Debe ser un centro laico que sirva para explicar la guerra y lo que vino después. No cabe que se queden", afirma el ministro de Política Territorial, Ángel Viente Torres
El Ejecutivo ha puesto "velocidad de crucero" para tratar de solucionar este problema. La inestabilidad política no propicia las conversaciones a medio plazo, admiten las fuentes consultadas
"Debe ser un centro laico que sirva para explicar la guerra y lo que vino después. No cabe que se queden", afirma el ministro de Política Territorial, Ángel Viente Torres
Desde la aprobación de la Ley de Memoria Democrática, el Valle de los Caídos ya no es tal, sino Valle de Cuelgamuros, y el futuro de los benedictinos al frente de la extinta (en la práctica) fundación del Valle, un problema. Para la Iglesia y para el Gobierno, que según ha podido saber RD confía en poder llegar a algún tipo de acuerdo con el Arzobispado de Madrid (con la orden capitaneada por Santiago Cantera hace meses que no existe contacto directo) para mantener el culto religioso en la basílica y encontrar una institución eclesiástica que se haga cargo de la misma, sin el componente histórico, y político, que traen consigo los benedictinos.
No lo tendrá fácil, pese a la inicial predisposición tanto del cardenal Cobo como del ministro Bolaños en no hacer de esta cuestión un nuevo problema en las relaciones Iglesia-Gobierno. Lo cierto es que, tras la aprobación de normativas autonómicas que contravienen la Ley de Memoria Democrática, y el auge de los movimientos de ultraderecha eclesial, el futuro del Valle vuelve a ser objeto de polémica.
En un principio, el Ejecutivo se había dado un plazo de dos años para lograr la salida dialogada de los monjes, toda vez que ni la abadía ni la cruz se han puesto jamás en cuestión, por más que la ultraderecha se haya empeñado en lo contrario. En todo caso, tal y como ha subrayado en declaraciones a El País el ministro de Política Territorial (de quien depende, junto a Presidencia, todo lo relativo a la memoria democrática), Ángel Vicente Torres, el Ejecutivo ha puesto "velocidad de crucero" para tratar de solucionar este problema. La inestabilidad política no propicia las conversaciones a medio plazo, admiten las fuentes consultadas.
"Si fuera por nosotros, hubiésemos avanzado más en las exhumaciones en el Valle de Cuelgamuros, ya no estarían allí los monjes benedictinos ..., pero ha habido muchas citas electorales", recalca el ministro, quien confirma, sobre los mojes, que "queremos que se vayan" y recalcan que "estamos hablando con ellos y con las autoridades eclesiásticas".
"Debe ser un centro laico que sirva para explicar la guerra y lo que vino después. No cabe que se queden", constata el ministro, quien amite que los monjes "no quieren irse, hay cierta resistencia", pero advierte: "También la hubo para exhumar los restos de Francisco Franco y al final la justicia lo avaló".