"Ladaria debe saber que es un error no reconocer un error" Juan Cuatrecasas: ""El ninguneo, la minimización y el negacionismo han lastrado la recuperación de las víctimas"
"La revictimización es una lacra que añadida al delito en sí mismo profundiza en la herida, la hace más grande"
"Es una vergüenza para la Iglesia que a día de hoy aún sigan amparando al pederasta tanto en el Opus Dei como en la Congregación para la Doctrina de la Fe, porque si por un casual ellos aún no se han dado cuenta están protegiendo a un pederasta numerario de la Prelatura y volviendo a machacar a una víctima y superviviente, el mundo al revés"
"Nosotros apostamos por dar voz a las víctimas en todos los foros e instituciones, porque hay muchas que tienen que aportar la luz de sus experiencias y el brillo de sus reivindicaciones basadas en propias experiencias de supervivencia"
"Nosotros apostamos por dar voz a las víctimas en todos los foros e instituciones, porque hay muchas que tienen que aportar la luz de sus experiencias y el brillo de sus reivindicaciones basadas en propias experiencias de supervivencia"
Sintió el zarpazo de los abusos en su propia carne: su hijo fue abusado por un profesor del colegio Gaztelueta del Opus Dei. Desde entonces, Juan Cuatrecasas no paró de luchar pos las víctimas. Por eso, junto a su mujer, Ana Cristina Cuevas, fundaron la asociación Infancia Robada.En 2019 él dio el salto a la política, se presentó a las elecciones en una lista del PSOE y salió elegido. Juan se alegra de los pasos dados, tanto en el Congreso, como en la encomendada investigación del Defensor del Pueblo y promete seguir dando voz a las víctimas, para que no sean revictimizadas. A nivel personal ha prometido a su familia que conseguirá que el prefecto de Doctrina de la Fe, cardenal Ladaria, se retracte del aval que envió al profesor abusador de su hijo. Y Cuatrecasas tiene la perseverancia de un padre herido en el corazón de su familia.
-¿Cómo valora usted la aprobación por amplia mayoría del Congreso de Diputados, de la proposición no de ley de los grupos parlamentarios socialista y nacionalista vasco para que lidere la oficina del Defensor del Pueblo la investigación sobre los abusos sexuales en el ámbito de la iglesia católica española?
Por supuesto de una manera positiva, es un hito histórico, que junto a la reciente aprobación en junio de 2021 de la Ley de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia, supone un avance en derechos que nunca olvidaré por haber tomado parte activa en el, junto a tantas víctimas y supervivientes de estos terribles delitos, tan ocultados por quienes deberían haber hecho un trabajo de reparación y reconocimiento que nunca hicieron. No tienen derecho, nunca lo tuvieron, a seguir encubriendo, a faltar al respeto de niños y niñas, muchos y muchas de ellos y ellas hoy adultos y adultas que sufrieron un ataque horrible en pleno proceso de formación de sus personalidades.
El ninguneo, la minimización y el negacionismo han lastrado la recuperación de las víctimas de un modo insoportable, lacerante y abrasivo. La revictimización es una lacra que añadida al delito en sí mismo profundiza en la herida, la hace más grande y cuando uno ha compartido espacio y tiempo con tantas víctimas y supervivientes, empezando por mi propio hijo, sabe que a esto no hay derecho, no lo ha habido en años y más años de dolor, de encubrimiento. Pero en Infancia Robada siempre hemos procurado atenderlos, darles cobertura, apoyarles y sobre todo mostrar empatía, esa palabra tan bonita y que tan poco abunda en nuestra sociedad. Lo del Congreso fue una luz de esperanza, un día inolvidable, una racha de aire fresco que contribuye a reconocerles, a un proceso de terapia que llega desde el hemiciclo del Congreso y que nadie dude que tendrá su debida prolongación.
-¿Qué papel considera que debe tener la iglesia en este guión?
Se está hablando mucho, demasiado, estos días de cómo articular algo para obligar a la iglesia a colaborar aportando información de sus archivos. Me puede parecer práctico buscar esa medida pero antes que eso hay algo que todos parecen olvidar. La iglesia no debería ser obligada a hacerlo, la iglesia de motu propio debería colaborar sin excusas, caiga quien caiga. Porque con el barniz de principios y valores que dice tener, y yo soy cristiano, no estamos hablando de un club de fans, tiene el deber moral y canónico de hacerlo, porque hablamos de niñas y niños abusados en su seno, de sacerdotes y religiosos que cruzaron una línea que nunca debieron cruzar. Es un deber, no porque nadie le tenga que obligar, sino porque si tenemos que llegar a obligar a depurar sus responsabilidades, su deber de socorro, su voluntad de reconocer y reparar a esta infancia abusada y agredida, algo no funciona bien en esa institución. Si parte de ellos no son capaces de auto identificarse como lo que se supone que son, ¿cómo pueden esperar que nosotros les identifiquemos como lo que dicen ser?.
La iglesia ha tenido muchas oportunidades ya de dar ese paso adelante, el que les llevamos pidiendo desde años atrás, no puede ser que aún a día de hoy sigan dando largas, poniéndose de perfil e incluso no reconociendo a las víctimas de estos delitos. Hay casos en donde hasta con una sentencia firme de condena en el Supremo y una inadmisión a trámite de un recurso de amparo del pederasta en el Constitucional, se siguen amparando en reponer el nombre de un pederasta condenado a dos años, tras una rebaja peculiar de una sentencia de una audiencia provincial de once años. Lo dijo Ladaria en un burofax enviado al colegio, tras una investigación tramposa capitaneada por Silverio Nieto, director de los servicios jurídicos civiles de la Conferencia Episcopal, y un falso procedimiento que no existió.
Es una vergüenza para la Iglesia que a día de hoy aún sigan amparando al pederasta tanto en el Opus Dei como en la Congregación para la Doctrina de la Fe, porque si por un casual ellos aún no se han dado cuenta están protegiendo a un pederasta numerario de la Prelatura y volviendo a machacar a una víctima y superviviente, el mundo al revés. La iglesia por está vía solo gana en descrédito y se revuelca en el lodo una y otra vez. No es admisible, no lo es. Ladaria debe saber que es un error no reconocer un error, y alguna fuente vaticana ya reconoció con nocturnidad en medios del grupo Vocento hace un tiempo que el Vaticano reconocía errores en la investigación del Caso Gaztelueta. Ahora y con el final del procedimiento penal y la condena de dos años, es su deber humano y cristiano el de reponer el buen nombre de Juan Cuatrecasas Cuevas.
-¿Cree realmente en que la investigación liderada por el Defensor del Pueblo dará resultados satisfactorios?
Tengo mucha esperanza de que así sea. Venimos del desierto y este proyecto es un oasis que no es un fin en sí mismo sino una idóneo instrumento para llegar a la meta. Hay que poner en valor la relevancia que el Congreso de Diputados tendrá, con la presentación del informe final ante el pleno, en las comparecencias periódicas del Defensor del Pueblo en la comisión mixta del propio Defensor del Pueblo, con las comparecencias voluntarias de algunas asociaciones y colectivos de víctimas en la comisión de justicia. Hay que dar entre todos el apoyo imprescindible a la comisión de expertos del Defensor para que así pueda cumplir de un modo lo más óptimo posible sus objetivos. Todos tenemos que unirnos para nadar en la misma dirección, sobrepasando remolinos y posibles divergencias porque lo que hay en juega son inestabilidades emocionales, vidas rasgadas y derechos humanos vulnerados.
-¿Qué les diría hoy a las víctimas?
Nosotros en Infancia Robada tenemos la experiencia de cercanía con ellas. Porque todos somos víctimas, sin excepción. Y acostumbramos a tratarlos con la condición innegociable de respeto y empatía. No hablo solo de asociados y asociadas, porque para nosotros ese no es el factor más relevante. Hablar a través de diferentes vías con ellas, sean del ámbito que sean, cuando han decidido dar el paso de contactar con esta asociación es un ejercicio satisfactorio, duro en la mayoría de casos, pero de dónde aprendemos, no dejamos de aprender y tras escuchar todo lo que pueden o desean trasladar, seguimos creciendo como personas. De ese respetuoso intercambio nace una relación de cercanía que a todos nos sirve, también de terapia, porque si algo hemos aprendido es que el cariño y la cercanía rompe esa sensación de culpabilidad que muchas siguen teniendo y que no es justa.
Nosotros apostamos por dar voz a las víctimas en todos los foros e instituciones, porque hay muchas que tienen que aportar la luz de sus experiencias y el brillo de sus reivindicaciones basadas en propias experiencias de supervivencia. Yo hoy les diría que perseverar es la clave, que nadie dijo que esto fuera fácil pero que poco a poco vamos consiguiendo objetivos pioneros y de gran relevancia. Esto debe ser el principio del fin y todos vamos a poner nuestra actitud positiva e incondicional para llegar a buen puerto. La verdad no siempre puede estar combinada con la justicia, pero no están solas y vamos a insistir en dar solución jurídica y constitucional también a todos los supuestos delictivos en donde pese a no haber condena a causa de la prescripción, debe existir el reconocimiento a la víctima y a sus derechos inalienables. El sistema quiere, ahora sí, y lo está demostrando, protegerlos y les pido unidad, confianza y serenidad. Que tengan seguridad que lo vamos a lograr pese a lo duro del camino hasta ahora.
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