Sacerdote y exdeportista, encargado de coordinar la Pastoral del Deporte en las diócesis españolas Carles Ballbè: "La Iglesia tiene la necesidad de hacerse presente a través del deporte"
La Comisión Episcopal para la Educación y la Cultura ha confiado a Ballbè, sacerdote en la parroquia de San Simón y San Pablo de Mataró, la tarea de definir cuál ha de ser la aportación de la Iglesia a través del deporte
Hace unos días, regresó de la República Centroafricana, donde ha pasado tres semanas junto a Juan José Aguirre obispo de Bangassou, con el propósito de ver cómo trabaja la Iglesia en zonas de conflicto
“Si estaba muy tranquilo en el campo, no jugaba tan bien; era cuando me volvía un poquito más loco cuando jugaba mejor. Lo malo es que en un partido, si se te va la cabeza, te expulsan. Y a mi, en el 98 por ciento de las veces en que me han sacado tarjeta ha sido por protestar o insultar. Y esto es algo que creo que he mejorado”.
Así rememoraba su experiencia deportiva como jugador de Hockey sobre hierba Carles Ballbè Carles Ballbé (Barcelona, 1985) hace cinco años en una entrevista concedida al diario Marca. Corría el año 2016 y Ballbè era noticia porque estaba a punto de ordenarse como sacerdote tras una etapa dedicada al stick en el Atletic de Terrassa, el Royal Daring Hockey Club (Bruselas, Bélgica) y la Selección Española de hockey, con la que llegó a competir en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. El deporte era su principal pasión, pero en el horizonte estaba la idea de convertirse algún día en reportero de guerra.
Sin embargo, la vida da tantas vueltas que al final no fue ni una cosa ni la otra. “Siempre he sido creyente, pero a mi manera. Iba a misa los domingos tras una semana normal, como la de cualquier persona de mi edad, pero no comulgaba nunca”, cuenta Ballbè, también conocido como Litus. Fue durante una peregrinación a Medjugorje, un municipio de Bosnia y Herzegovina, cuando se presentó la posibilidad de hacerse sacerdote, un cambio radical que ni se le había pasado por la cabeza. “Yo lo tenía todo para ser feliz: amigos, salud, deporte... sin embargo, notaba que me faltaba algo, una pieza”, asegura. No quiso admitir la llamada de Dios hasta que un día, un capellán le dijo: “Dios no llama a los mejores, ni a los más perfectos ni a los más sanos: llama a quien le da la gana”. Y eso, reconoce Ballbé, le 'tumbó' definitivamente.
La pastoral del deporte
Capellán adscrito a la parroquia de San Simón y San Pablo, de Mataró, desde finales de junio Litus es el encargado de coordinar la Pastoral del Deporte en las diócesis españolas. El nombramiento, no obstante, no va acompañado por una misión específica. “La Iglesia siente la necesidad de hacerse presente a través del deporte pero no sabe exactamente cómo. En este sentido, confía plenamente en mí por mi pasado deportivo, y a partir de ahora seré yo el responsable de idear una idea, un proyecto y unos objetivos; pensar el qué, el cómo y el cuándo”, detalla Litus.
Con todo, los JJOO de Tokio han cogido a Litus en otros menesteres. “Estos son los Juegos Olímpicos que menos he visto en mi vida. Normalmente, cuando hay Mundial, Eurocopa, Champions League o lo que sea, soy el primero en seguirlo. Pero esta vez me ha pillado en África y apenas he podido seguir por encima algunos resultados y poco más”.
Graduado en Periodismo, Litus soñaba con ser reportero de guerra. Hasta ahora no ha ejercido como tal, pero la posibilidad de llevar a cabo misiones en países subdesarrollados y zonas de conflicto hace que, de algún modo, pueda satisfacer ese afán. Por eso durante sus tres semanas de vacaciones tiene por costumbre viajar a África, a realizar labores de voluntariado llevando a cabo clases de castellano o proyectos relacionados con el deporte.
Su último viaje, del que regresó hace tan solo unos días, ha sido a la República Centroafricana. La oportunidad se presentó hace un año, cuando conoció a Juan José Aguirre obispo de Bangassou, República Centroafricana, durante una visita de este a Barcelona. “Esta vez ha sido diferente a las anteriores. Siempre había querido ver cómo trabaja la Iglesia en lugares de conflicto. En este viaje mi objetivo era hablar con toda la gente posible, sacerdotes, obispos, laicos, creyentes y no creyentes, con el fin de ver cómo trabaja la Iglesia en zonas de conflicto y cómo las personas viven la fe allí, en lugares pobres y rotos por la guerra, explica”.
Aunque reconoce que “tres semanas no dan para mucho”, Litus regresa de la República Centroafricana con algunos vídeos y artículos que servirán como documentos en el marco del Plan Pastoral Diocesano del Arzobispado de Barcelona, centrado este año en la pobreza.
Concluida su hasta el momento última experiencia africana, el padre Litus está de vuelta en su parroquia, dispuesto a seguir aportando “aire fresco, ganas de hacer bien las cosas y estar al servicio de la gente que más lo necesita”. A esta tarea, cabe añadirle, a partir de ahora, la de pensar propuestas que definan la aportación de la Iglesia a través del deporte. Todo un reto en el que le deseamos suerte.
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