Una Iglesia plural, conflictiva y abierta desde sus orígenes Mano a mano entre Pagola y Aguirre sobre el cristianismo primitivo
Plural, conflictivo, capaz de acoger a grupos diferentes y con prácticas que luego fueron apartadas pero que podrían regenerar la Iglesia de nuestros días. Así fue el cristianismo en sus orígenes, según el apasionante relato que Rafael Aguirre, teólogo y profesor de la Universidad de Deusto, hizo ayer en el Aula de Cultura de EL CORREO, en Bilbao, en una charla moderada por César Coca.
En una sala abarrotada, con público de pie, sentado en el suelo e incluso sobre el escenario -cerca de 300 personas no pudieron acceder al local por encontrarse completo-, Aguirre explicó el contenido de 'Así empezó el cristianismo' (Ed. Verbo Divino), un ambicioso estudio efectuado por un grupo de especialistas bajo su dirección.
Un volumen que pretende no caer en la idealización en la que cualquier grupo tiende a incurrir cuando elabora la historia de sus inicios, y en el que se explica cómo desde sus orígenes los cristianos estuvieron divididos en comunidades diferentes: primero fueron la de Jerusalén, de la que formaba parte Pedro, y la de Antioquía, más abierta a los paganos, y en la que estaba Pablo. Entre ambas surgieron disputas, al entrar en contradicción algunas de sus prácticas y visiones de la fe.
Un número creciente de comunidades, vinculadas a tradiciones históricas y culturales distintas, terminó por converger en lo que Aguirre denomina las bases de la gran Iglesia, en el siglo II. Para llegar hasta ahí se producen, explicó, algunos hechos de enorme relevancia: la aceptación de unos textos que son considerados como Escrituras Sagradas, unos ritos propios, la aparición de organizaciones complejas que articulaban los grupos de cristianos y unas formulaciones doctrinales cada vez más precisas.
En todo ese proceso, algunas prácticas quedaron apartadas. Prácticas que se referían, por ejemplo, al nombramiento de obispos o al papel de las mujeres, que era muy relevante. Aguirre se refirió en concreto a este último aspecto, para generalizar más tarde al asegurar que «es necesario reformular la fe en categorías aptas para una cultura crítica y democrática como la de hoy». «Unidad no es uniformidad», dijo tajante.
Las teologías de Pagola
Sobre eso mismo habló el teólogo José Antonio Pagola, que hizo la introducción a Aguirre y subrayó la pluralidad de teologías desde los inicios del cristianismo, como prueba el hecho mismo de la existencia de varios nombres para llamar a Jesús. Por eso, se preguntó si esa raíz diversa no debería favorecer hoy una visión más plural en vez de darse una teología uniforme y elaborada con categorías premodernas.
Pagola abogó por no reducir la fe a una simple adhesión a formulaciones doctrinales y defendió que «seguir a Jesús es, más que nada, un estilo de vida».