La presidenta de la Asociación Acogida Betania participa en el I Congreso Internacional Jordán María Teresa Compte: "¿No habrá llegado la hora de la opción preferencial por las víctimas?"

María Teresa Compte
María Teresa Compte Archimadrid

La presidenta de la Asociación Acogida Betania, María Teresa Compte, participó este jueves 6 de junio, en el I Congreso Internacional Jordán 2024, convocado con el tema 'El abuso en la Iglesia: causas estructurales y posibles vías de solución desde el diálogo de la teología con otras disciplinas'

Compte fue una de las participantes de la mesa redonda 'Experiencias de intervención y atención a las víctimas'

Otro de los aspectos que ha destacado Compte es que «a la Iglesia le cuesta aceptar, que en su seno habitan personas que de manera deliberada hacen daño a otros en el ejercicio de su poder»

(archimadrid.org).- La presidenta de la Asociación Acogida Betania, María Teresa Compte, participó este jueves 6 de junio, en el I Congreso Internacional Jordán 2024, convocado con el tema 'El abuso en la Iglesia: causas estructurales y posibles vías de solución desde el diálogo de la teología con otras disciplinas'. Compte fue una de las participantes de la mesa redonda 'Experiencias de intervención y atención a las víctimas'. La jornada, que se celebra en el espacio Jesuitas Maldonado, será clausurada el viernes 7 de junio, por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, acompañado por Ana García-Mina, delegada de Universidades Jesuitas en España (UNIJES).

«Un congreso organizado por las universidades de la Compañía de Jesús que abordan durante un tiempo de investigación el tema del abuso de poder en la Iglesia que no es solo un trabajo teórico, sino que es fundamentalmente práctico y tiene que ver con un problema que ha generado otros. Porque el abuso de poder no es solo el mal ejercicio del poder, sino que afecta y crea daños en las personas que sufren ese abuso», ha señalado Compte.

A día de hoy «no podemos ignorar que en la Iglesia tenemos un problema que se manifiesta fundamentalmente no solo en actitudes y conductas, sino en la experiencia de personas que han visto dañada su integridad, su dignidad, su vida de fe, pero también su cuerpo y su alma por conductas abusivas, sean sexuales o no».

Además, Compte ha subrayado que «el problema es cómo hacemos frente a las conductas de abuso, pero sobre todo el problema en una comunidad de vida como es la Iglesia Católica, cómo atendemos a esas personas que han visto dañadas su dignidad, su libertad, su espíritu, su vida por esos abusos, que tienen una dimensión especialmente grave y devastadora cuando se trata de abusos sexuales».

«Atender a esas personas, no es solo escucharlas, porque a veces hablamos de la escucha, y es necesaria, pero el problema no está solo en escuchar, porque en la mayor parte de los casos, aunque las personas que han sufrido abusos, no lo cuenten, si siguen manteniendo una red de relaciones tienen a quien explicarle o contarle las cosas, es difícil que lo hagan», pero donde tenemos que poner el acento, «es que tiene que ser una escucha concreta y específica para poder responder adecuadamente a los daños y a las necesidades que esas personas tienen como fruto de los abusos».

En este sentido, Compte ha afirmado que «esto es muy complicado y muy sencillo al mismo tiempo si en nuestra comunidad de vida, que es la Iglesia, hay personas que han sido dañadas en su dignidad, en su libertad, en su integridad, en los bienes fundamentales de su vida», «qué podemos hacer para que superen ese daño, porque en la mayor parte de los casos, es un daño traumático que ha desestabilizado su vida»; las ayudamos con la intención explícita de reconocer que eso que ha pasado, no solo no debía de haber sucedido, sino que es injusto, indebido, inmerecido y deliberado».

Atender a las personas dañadas

Otro de los aspectos que ha destacado es que «a la Iglesia le cuesta aceptar, que en su seno habitan personas que de manera deliberada hacen daño a otros en el ejercicio de su poder». En este sentido, «el problema que tenemos es doble, pero hay una urgencia, la de atender a quienes han sido dañados y hacerlo no como nosotros queremos sino como ellos necesitan, para poder vivir de nuevo íntegramente», ha destacado Compte.

Otro de los puntos, es que «nunca se ha sabido que el exceso de amor genere problemas; si la Iglesia es justa en su respuesta a las víctimas, si nos sentamos a pensarlo desde la Doctrina Social de la Iglesia, es solo el punto cero de nuestro compromiso». El siguiente nivel es el amor al que ha sido injustamente, dañado, también en nuestra casa. En este aspecto, ha puntualizado que «el exceso de amor no llevará a la ruina a la Iglesia». Por ello, «la justicia es el primer paso, pero luego está una actitud y un compromiso pleno con quién ha sido injustamente dañado».

Por último, la presidenta de la Asociación de Acogida Betania ha precisado que «en la Iglesia hemos hablado e incorporado, a nuestro ser Iglesia, la opción de preferencia por los pobres, entonces por qué no nos preguntamos si no ha llegado la hora de incorporar también la opción de preferencia por las víctimas, que no es una opción contra nadie, sino una opción de justicia y de amor a favor de todos».

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