En la explanada del mercado de Sao Domingos de Rana, y ante miles de jóvenes, estos han planteado sus miedos, los que pueden surgir en algún momento. Ante esto, el arzobispo ha invitado a hacer como María. Ella dijo «hágase», y esto es «lo que elimina el miedo». «En el momento cero que cada uno de vosotros diga “hágase”, y se lo diga a Dios, no le va a tocar la lotería ni le van a aprobar los exámenes, pero sabe que depende de Dios».
Y en un segundo momento, «María, cuando tuvo miedo, no se quedó en su casa metida viendo Instagram; inmediatamente salió a encontrarse con alguien que estaba como ella». Por lo tanto, «contra el miedo tenemos dos pasos: primero, saber que dependemos de Dios». Y en este punto ha animado: «No os vayáis de Lisboa sin decir a Dios en algún momento “hágase tu voluntad en mi vida”». Y, como en el caso de María, «Isabel os está esperando, os espera en Madrid, en vuestra parroquia, incluso en vuestras casas».
Otra de las inquietudes planteadas fue el misterio de la muerte. Ante esto, el arzobispo de Madrid ha sido contundente: «Dios te ama, Cristo te salva y vive, y vive entre nosotros. Al loro para reconocerle». «Él vive y está aquí, ¿tú crees que te va dejar solo?», ha lanzado la pregunta. Él siempre «nos va a dar la mano para pasar cada fase de la vida». Y ha rematado: «Saber que Cristo vive es la forma de afrontar la muerte».
Sobre los alejados de la Iglesia, que ha sido otra de las reflexiones de los jóvenes, ha señalado que son personas que se han ido de la parroquia porque «no han encontrado en nosotros la fe». Ante esto, «hay que pensar en cómo ser misioneros. «Si tú vives la fe y la regalas, inmediatamente la fe crece». Una solución sería llamar por teléfono al que se alejó de la Iglesia, al que no volvió después de la confirmación.... «No son alejados, es gente que no ha conectado con nosotros». «Id a por ellos», ha invitado.
Llevar a Madrid lo vivido en Lisboa
«La vida no la hacemos nosotros, viene de Dios», les había trasladado al comienzo el prelado. Por eso, ha dicho, «venimos a la JMJ, para entender qué proyecto tiene Dios sobre mi vida, porque esto es lo que nos va a hacer más humanos». Frente a los que dicen «no vayas a la Iglesia porque te comen el coco», la experiencia de los grandes creyentes es que «cuanto más entras en relación con Dios, más humanos somos».
Dios, continuaba, «cuando nos ponemos en su sintonía no quita nada, va dando las cosas y nos va haciendo más felices». El neocardenal se refería a la ecología integral a la que hace referencia el Papa, con la que «nos está pidiendo» que «aprendamos a ser humanos relacionándonos primero con Dios. La relación con Dios lleva a aprender a relacionarnos con los otros, y para eso «tenemos que aprender a relacionarnos con la creación».
Cuando nos relacionamos con Dios y con los demás, proseguía, y «hacemos de nuestra casa una casa común», «aprendemos a tener en cuenta a los últimos». «Esto es lo que tenemos que contar a nuestro mundo», ha remachado. La tarea, por eso, es «decir a vuestra gente dónde veis a Dios». Para eso, les daba un truco: apuntarse en el móvil los momentos concretos de encuentro con Dios, y que salte con una alarma. «Contadles cómo es Dios», los ha animado.
Por último, lanzaba un reto: «Necesitamos que nos vea la diócesis, que vea que los jóvenes de Madrid son manos de Dios, y hablamos de Dios y practicamos a Dios. ¿No necesitan nuestros barrios lo que vivimos aquí?». «Llevadlo a Madrid, por favor; ayudad a vuestras parroquias a que lo vivan». La JMJ, concluía, es un «chute increíble para perder la vergüenza» y no pensar que «soy un friki», sino que «somos unos cuantos más».