"La Iglesia en España necesita un Nuncio que contribuya a hacerla más cristiana" Pilar Bellosillo podría haber sido una buena nuncia...
Una mujer que corrija con creces la inerte actividad del anterior Nuncio Fratini , no solo en lo que respecta a los nombramientos de los obispos, sino en tantos otros temas pendientes , “concordados” o sin “concordar”
Por los años, por la gracia de Dios, por sensibilidad o por lo que sea, hace un par de semanas replanteé en estas páginas de RD la urgencia y la necesidad del nombramiento de un nuevo Nuncio de SS. , apuntando especialmente que en el caso de España, podría –debería- ser Nuncia. Del alegato de razones queda constancia en mi artículo.
Ahora, gracias sean dadas a Dios, fervorosas organizaciones femeninas, han tomado conciencia del tema, y con donosura, “atrevimiento”, teología, sentido de la realidad eclesial y tenaz y clara visión de futuro, han hecho correr la noticia de haberle enviado a los organismos competentes curiales de Roma, y al mismo papa Francisco, diversas misivas portadoras de la necesidad o conveniencia de una Nuncia, que corrija con creces la inerte actividad del anterior Nuncio Fratini , no solo en lo que respecta a los nombramientos de los obispos, sino en tantos otros temas pendientes , “concordados” o sin “concordar”.
La Iglesia en España necesita un Nuncio que contribuya a hacerla más cristiana, más “franciscana” y más efectivamente conciliar y del Vaticano II. Visto lo visto, tal labor pastoral la encarnaría mucho mejor una mujer que un hombre-varón. Y no hay que efectuar excesivos esfuerzos para llegar a tal conclusión, desde perspectivas realmente religiosas, feministas, varoniles, diplomáticas, pletóricas de actualidad y de santo evangelio...
Mujeres capacitadas para estos menesteres diplomáticos y pastorales, con visión y misión españolas, hay muchas. Como para casi todo, y en proporciones idénticas, a como lo están –o estuvieron- los hombres., al frente de las nunciaturas, cuyo solo nombre y espectacularidad palaciegas proporcionan sobrados elementos de juicio para consideraciones religiosas, y de las otras, con inclusión de las propias y específicas de dos Estados, libres e independientes, como son el del Vaticano y el de España.
Reconozco que mi experiencia en estos indómitos y misteriosos ámbitos tiene cierto valor. La narración de uno de los hechos podría hacérselo comprender a algunos y a algunas.
Franco y Pablo VI
Nombrado yo “Consiliario Nacional de Mujeres de Acción Católica Española, el día 15 de octubre de 1963, con firma y sello del “Cardenal Enrique Plá y Deniel, arzobispo de Toledo” y entonces “Presidente de la Conferencia de Metropolitanos de España”, , la presidenta del referido Consejo Nacional con quien me correspondió trabajar, fue Pilar Bellosillo, quien en su día habría de participar en el Concilio Vaticano II, siendo la primera mujer que lo hizo. Al ser nombrada presienta de la UMOFC -Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas-, con residencia en Bruselas, le substituyó en el Consejo Nacional en España Carmen Victory. (Aduzco aquí el nombre de Pilar Bellosillo por haber sido repetidamente citado en las misivas femeninas enviadas a la Santa Sede, pidiéndole a la Curia Romana que sea Nuncia y no Nuncio, el que necesita España)
Y aconteció en cierta ocasión que las relaciones Iglesia –Estado –es decir, Franco y Pablo VI- se agriaron más de lo acostumbrado entre los dos “poderes”. Necesitado el papa de informes actualizados que contribuyeran al mejor entendimiento y ulterior discernimiento del tema, les hizo depositario de la responsabilidad de la recopilación de datos, pareceres y opiniones a don Joaquín Ruíz Jiménez, ex Presidente de “Pax Romana” –organización internacional de estudiantes-, y a Pilar Bellosillo, por su condición de Presidenta de la UMOFC.
Concertada la entrega de los informes por parte de ambos, en audiencia privada, y con el fin de evitar en lo posible “filtraciones policiales”, la “santa” estrategia me obligó a viajar en el “todopoderoso” Seal “seiscientos” a un pueblo soriano de la machadiana Ruta de Álvar González en el que veraneaba Pilar, que sería recibida al día siguiente por el hoy canonizado papa Pablo VI.
Todo resultó según las previsiones más optimistas, y entonces y ahora sigo recordando las cualidades diplomáticas de Pilar Bellosillo y el compromiso y la entrega a la Iglesia de aquellos hombres y mujeres de la fenecida Acción Católica, borrada de todos los mapas pastorales merced al contubernio del Nacional-Catolicismo existente entre la Iglesia y el Estado…
Pilar hubiera sido una buena Nuncia. Pero hoy, gracias san dadas a Dios, hay muchas más “Pilares”, capacitadas para recibir el “placet” político y el eclesiástico, sobre todo el “franciscano”.