José Luis Álvarez Santacristina quiere ser teólogo y prepara su tesis doctoral "Txelis", el etarra arrepentido que vuelve a la fe

(José Manuel Vidal).- "La renovación de mi corazón ha sido obra de la gracia de Dios y no del miedo al infierno". Del infierno venía José Luis Álvarez Santacristina, alias Txelis, el que fuera ideólogo y uno de los máximos dirigentes etarras durante tres años. Y al infierno había llegado por sus creencias.

Sus firmes convicciones morales y religiosas le llevaron a ETA en sus años jóvenes desde el seminario de San Sebastián, donde llegó a cursar tercero de Teología.

A las puertas del sacerdocio, dejó la sotana y se apuntó a la lucha por la justicia y a la liberación de su pueblo en nombre de Dios.

Y en ese mismo nombre volvió, muchos años después, al redil de la fe y de la liberación entendida, esta vez, como la misericordia samaritana y la justicia del amor. En el interim, entre el seminario y la vuelta a la fe, anda rondando el agnosticismo, según propia confesión.

Un regreso que el propio Txelis explica así, en un testimonio escrito para la revista Herria 2000 Eliza, editada por un grupo de curas abertzales vascos:

"Creyentes o no creyentes, todos hemos sido en algún momento lobo para nuestro prójimo. Cuando decimos la expresión ‘lobo', la entendemos como sinónimo de enemigo, egoísta, pasota, generador de sufrimiento, arrinconador... Si queremos ser hombres libres y renovados, es del todo necesario que hagamos una autocrítica a la luz del Evangelio de Jesús".

En esta dinámica de examen de conciencia, el ex etarra apuesta, "en la dialéctica entre fines y medios", por "el Evangelio de Jesús" y por la no-violencia activa de Ghandi y de Luther King. Y concluye:

"El compromiso de solidaridad con los que sufren surge, para nosotros los cristianos, del espíritu de Dios, que nos guía a ser liberadores del prójimo y a tratarle con amor".

Una conversión en toda regla. Como la de San Agustín. Y avalada por la justicia terrenal. El pasado 22 de octubre, el juez de vigilancia penitenciaria de la Audiencia Nacional, José Luis de Castro, concedía a José Luis Álvarez el segundo grado penitenciario, con lo que le permitía salir de la cárcel varias horas al día.

Y justificaba así su decisión:

"El preso es una persona distinta a la que entró en prisión" y "durante los últimos años ha mostrado un rechazo absoluto a la violencia y unas convicciones personales y morales firmes y sólidas".

En su auto el juez destaca, incluso, que la desvinculación de Txelis de la banda etarra es "total y manifiesta" y asegura que, en su proceso de cambio, "ha manifestado por escrito su renuncia a la violencia, reconociendo el daño causado y expresando su petición de perdón a las víctimas", así como su compromiso de hacer frente "en la medida de sus posibilidades a la responsabilidad civil".

El juez De Castro va incluso más allá y asegura que Txelis abandonó ETA por su condición de cristiano y por su "militancia en pro de la libertad, la justicia y la paz desde sus convicciones y principios evangélicos".

De seminarista espiritual y comprometido a etarra

"Era un excelente seminarista, con una gran personalidad, muy abierto, muy comprometido y muy inteligente". Así describe Xabier Andonegi, párroco de Lasarte, teólogo y director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas Pío XII de San Sebastián, al que fuera su compañero de pupitre en el seminario dosnotiarra, José Luis Álvarez Santacristina.

Allí coincidieron, cuando Txelis se hizo seminarista, tras cursar el bachillerato en el colegio de los Sagrados Corazones y hacer la Reválida de la escuela turismo. Desde el curso de 1972 hasta el de 1975. Tres años de Teología, en los que sacó excelentes calificaciones.

El rector del seminario era José Antonio Pagola, el teólogo al que, muchos años después, volvería a tener como referencia espiritual el etarra arrepentido.

Entre medias, toda una vida de ida y vuelta a la fe. Primero, dudas vocacionales, que le llevaron a abandonar el seminario, hacer COU y conseguir, ya fuera del circuito religioso, el título de profesor de lengua vasca en la Real Academia de Lengua vasca y hacer la carrera de filosofía pura en la Facultad de Filosofía del País Vasco en Donostia. Una carrera que sacó también con sobresalientes y notables en 1984.

Ya entonces despuntaba como intelectual vasco. De hecho, colaboró en el primer Diccionario de Filosofía en euskera y en un libro de Filosofía para COU. Además de escribir tres densos ensayos: "Empirismo y racionalismo", "Hegel y el idealismo" y "Wittgenstein y la filosofía analítica".

En junio de 1984 se va a Francia y presenta en La Sorbona de París su tesina de licenciatura en Filosofía, "Traducción critica al castellano y al euskera -del original alemán- y comentario del ‘Tractatus Logico-philosophicus' de Wittgenstein".

La tesina, dirigida por el profesor Víctor Gómez Pin, consigue la calificación de "sobresaliente por unanimidad". Tres años después presenta, en la misma universidad, su master de tesis, previo a la tesis definitiva:

"El sistema categorial de Aristóteles y su teoría de la significación, y traducción al francés -del original griego- del Libro de las Categorías de Aristóteles".

Con todo ese bagajeentra en ETA. En principio "para hacer los comunicados".

Pero, poco a poco, se convierte en el ideólogo de la banda. ¿Qué le hizo dar ese paso y pasar de aprendiz de pastor de almas a candidato a lobo que las devora? Xabier Andonegi lo tiene claro:

"Creo que entró en ETA por motivaciones religiosas. Aquello de la lucha por la justicia y de la liberación de los pueblos que, en aquellos años, nos creíamos de verdad".

Con un desencadenante: la reacción por la muerte de un amigo de infancia en un control de la Guardia civil durante el franquismo. Mikel Salegui tenía 19 años y estaba al margen de cualquier política partidista o reivindicativa.

Con su preparación y su fuerte personalidad, en la banda también hace carrera. Hasta que es detenido en 1992, tras la caída de la cúpula de Bidart, e ingresa en la cárcel de Fleury-Merogís, en los alrededores Paris. Y allí vuelve a reencontrarse con Dios. De santo a diablo y de diablo a santo.

Su conversión fue fruto de una crisis existencial, política e ideológica, que requirió su tiempo de maduración. En este proceso estuvo acompañado por familiares, amigos, diferentes lecturas y, una vez en La Santé, por su capellán, A. Clavier, un hombre excepcional por su entrega a los presos y emigrantes, su sencillez de vida y su recia espiritualidad y sabiduría.

Trasladado a la cárcel de La Santé en 1994, comienza los cursos para la licenciatura de Teología en la Facultad de Teología de Estrasburgo y consigue el título en el mes de junio de 1998. Con un estudio titulado "Bienaventurados los no-violentos.../ Bienaventurados los artífices de la paz...Estudio exegético y teológico de las Bienaventuranzas pacificadoras". La tesina, dirigida por el profesor Joseph Schlosser, le habilita como licenciado en Teología de la Facultad de Teología católica de la Universidad de Estrasburgo.

Durante estos años de cárcel en Francia, compagina sus estudios con trabajos voluntarios como profesor, con los que ayuda a muchos internos a conseguir el graduado escolar, el acceso a la universidad e, incluso, el título de euskera (EGA).

Y lo mismo, o más, hará en las diversas cárceles españolas por las que pasó, una vez extraditado a España el 17 de noviembre de 1999. Tanto en Valdemoro como en Algeciras, Nanclares de Oca, Logroño, Martutene o Santoña no sólo enseña inglés, vasco, francés, trabajos manuales, matemáticas o actividades deportivas , sino que, además, se convierte en "preso de apoyo" en diversas ocasiones. Su misión: prevenir suicidios o acompañar a internos con problemas psicológicos.

Una tesis sobre Setién y Ellacuría

En su regreso a la Iglesia, el hijo pródigo Txelis quiere seguir alimentando su fe. Y lo hace de una forma muy sobria. En su celda, sólo hay una cruz y una estampa.

Y eso que "sus enemigos políticos y mediáticos pretenden inmunizarse ante la contundencia de sus diagnósticos y argumentaciones, alegando el mito de que es un zumbado religioso, porque tiene su celda plagada de iconos religiosos. Como si fuera un perturbado. Es la única salida que les queda, cuando se les derrumban diagnósticos, argumentaciones y estrategias".

El que lo dice, Jesús Martínez Gordo, lo sabe bien. Lleva años acompañándolo. Como tutor de estudios desde 1993 y como director de tesis doctoral desde el año 2000. En todo este tiempo ha mantenido con él múltiples reuniones en las distintas cárceles es las que estuvo. La última, la semana pasada.

En el año 2000, Txelis presentó en la Facultad de Teología del Norte de España con sede en Vitoria una solicitud para hacer los cursos de doctorado y presentar una tesis. "Cumplía todos los requisitos y aceptamos su solicitud -cuenta el entonces decano de la Facultad, José Ignacio Calleja- . Eso sí, dada su situación especial de interno, no podía asistir a cursos reglados de doctorado y le organizamos cursos tutoriales".

Para eso se necesitaba un tutor, que presentó el propio Txelis y aceptaron el decano y el director del departamento: el profesor Jesús Martínez Gordo. Un profesor de prestigio, al que su colega Calleja, define como "un teólogo muy interdisciplinar, con gran bagaje intelectual, especialista en Teología fundamental y con muchas publicaciones. Una figura de categoría".

Los cursos tutoriales comenzaron en 2001 y concluyeron en 2003, sin que Txelis pisase nunca el seminario de Vitoria, donde radica la Facultad de Teología. La mayoría de las tutorías se realizan por correo postal. "En ocasiones, voy yo al centro, para lo que Instituciones penitenciarias nos han dado y siguen dando todo tipo de facilidades", explica Martínez Gordo.

Hechos los cursos doctorales, Txelis, con el asesoramiento de su tutor, decide presentar la tesis doctoral. Se titulaba "La arquitectura ética en la obra pastoral de José María Setién". Un título que cambia, al poco tiempo, por este otro más completo y definitivo: "Paz y violencia en José María Setién e Ignacio Ellacuría".

"La tesis - explica el director de la misma- se centra en los distintos posicionamientos que ambos autores tienen sobre el tema de la paz y la violencia, para ver sus convergencias y divergencias y fijar una valoración según criterios teológicos". A su juicio, se trata de una "tesis comparativa de dos posturas totalmente distintas y contrapuestas: la de monseñor Setién, muy moderada y la de Ellacuría, mucho más radical". El obispo emérito de San Sebastián sabe que Txelis está haciendo la tesis sobre su obra y la del mártir jesuita, aunque nunca se vieron en persona.

El director de tesis tiene muy claro que Txelis "no es un recién llegado a la investigación teológica". De hecho, "presenta un curriculum académico espectacular, domina varias lenguas (euskera, castellano, francés, inglés, latín y griego), ha traducido a grandes filósofos clásicos y es un intelectual fuera de serie, con nivel y con altura. Un doctorando de lujo. Poca gente le aguanta un asalto cuando hay que hablar con rigor".

Como teólogo, Txelis estaría próximo a los planteamientos de la Teología de la Liberación, pero también a los de la Teología mística. Conoce y admira a nuestros místicos clásicos, como Santa Teresa o San Juan de la Cruz, pero también a Santa Teresa de Lisieux, Edith Stein y Etty Hillesum, una judía holandesa, alejada de la práctica religiosa, que recupera la fe en medio del exterminio nazi, allí donde la perdieron otros muchos compatriotas suyos, y muere en Auschwitz.

Culto y cultivado, Txelis tiene una extraordinaria biblioteca, sobre todo en Filosofía y en Teología. Lee todo lo que sale y, después, manda los libros a casa de su familia. Sus sobrinos le ayudan en la clasificación, catalogación y archivo de los mismos. Entre los libros que ha devorado se encuentra el "Jesús" de José Antonio Pagola.

Un betseller religioso, que estuvo en el ojo del huracán de la comisión episcopal de Doctrina de la Fe, pero que se vende como rosquillas en todo el mundo. Txelis también se lo recomienda a sus amistades dentro y fuera de la cárcel. Y hasta hizo una presentación de la figura de Cristo a los presos de la cárcel de Logroño en varias sesiones.

Como dice Martínez Gordo, "si algo tiene es tiempo". De todas formas, el director de la tesis precisa que, en estos momentos, "la prioridad de Txelis no es la tesis doctoral, sino encontrar un trabajo estable y sacar adelante su familia; la tesis está en reposo, por ahora. Una tesis se sabe cuando se empieza, pero no cuando se acaba".

En el caso de terminarla, Txelis tendrá que defenderla en persona ante un tribunal eclesiástico y, si consigue el placet, accederá a su ansiado título de teólogo de la Iglesia católica. Con dos condiciones: estar bautizado y adherirse públicamente a la doctrina de la Iglesia en una especie de proclamación de la fe que va más allá del credo y se parece al juramento antimodernista.

Todo sea por poder sentarse en "la mesa del Padre" con todos los honores del hijo pródigo que vuelve a casa. Consciente de que, como dice el Evangelio, "habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse"(Lucas 15,3-7).

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