Guadalupe está más cerca de regresar a Extremadura. Los obispos extremeños, encabezados por el arzobispo de Mérida-Badajoz, Celso Morga, llevan pidiéndolo desde hace años. Ayer, por fin, con una petición concreta, expresada por el prelado ante el prefecto de la Congregación para los Obispos, Marc Ouellet.
Una propuesta con varias opciones. La primera, la más deseada, es que se devuelva el monasterio a la diócesis de Plasencia. La segunda opción, algo más compleja, prevé crear una prelatura territorial con el santuario y el pueblo, que sin ser diócesis sí pasara a formar parte de la provincia Eclesiástica de Extremadura. La tercera opción, que el santuario dependa directamente de la Santa Sede, como ocurre con el de San Antonio de Padua.
"Básicamente lo que he hecho ha sido recordar este tema para que no se olvide y mover las aguas porque él (Ouellet) no tiene la solución", subrayó Morga en declaraciones a Hoy. Nada se dice del futuro del resto de pueblos extremeños (alrededor de una treintena) que también pertenecen canónicamente a Toledo.
Celso Morga sugirió a Ouellet la creación de un grupo de estudio para abordar estas posibilidades. "En el Vaticano han sido receptivos", aseguró.