Pese a admitir que las medidas de contención que han afectado a la práctica religiosa en los templos no han ido acompañadas de un diálogo entre la Administración y las confesiones religiosas, el portavoz resaltó que "siempre es bueno el diálogo", y volvió a hacer un llamamiento a la responsabilidad ciudadana.
Por su parte, el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Omella, se ha mostrado a favor del confinamiento nocturno para luchar contra los efectos de la Covid-19. En una entrevista al ABC, el cardenal de Barcelona sostiene que podría constituir una oportunidad para impulsar “un cambio en nuestros hábitos para tener un ritmo de vida más saludable”.
Aunque un confinamiento de este tipo “no es agradable para nadie” debido a las consecuencias económicas que podría traer consigo para “muchas personas y familias que regentan bares y restaurantes”, Omella sostiene que “no tiene ningún sentido para la vida familiar y para la vida personal unos horarios laborales como los que llevan la mayoría de españoles”.
Finalmente, el obispo de Santander, Manuel Sánchez Monge, ha destacado que la pandemia está produciendo un deterioro psicológico que "está haciendo especial daño en las personas mayores", y ha apuntado que en las diócesis abundan los sacerdotes mayores, por lo que ha animando a estar "cerca de ellos para animarlos".
Sánchez Monge ha hecho este llamamiento en una rueda de prensa en la que ha estado acompañado por el ecónomo diocesano José Ramón Ocejo y el laico del Consejo de Asuntos Económicos Manuel Moxó, subrayando que la situación de pandemia "obliga a tener especial atención hacia las personas vulnerables".